Se cumplen diez años del atentado más sangriento de la historia argentina.¿Algún día se podrá saber la verdad?
La investigación realizada oficialmente por las autoridades judiciales dio por probado que la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) ubicada en la calle Pasteur 633 de la ciudad de Buenos Aires fue atacada el 18 de julio de 1994 a las 9.53 hs. por un terrorista suicida que conducía una camioneta Traffic acondicionada especialmente para cargar 300 kilos de explosivos. En el atentado murieron 85 personas entre transeúntes, obreros, vecinos y empleados de la mutual. Entre ellas se encontraba Sebastián Barreiro de sólo 5 años y quien caminaba de la mano de su mamá, Rosa, hacia el Hospital de Clínicas. Como consecuencia de la explosión más de 300 personas sufrieron heridas y un total de 412 viviendas y comercios quedaron destruidos. Fue un ataque brutal contra la sociedad argentina.
A diez años del atentado es evidente que existieron y existen muchos interesados en obstaculizar la investigación. Es por eso que la gran pregunta es ¿algún día se podrá saber la verdad? Difícil saberlo, porque hay muchos poderosos interesados en ocultarla.
Por otra parte subsisten las divergencias entre las distintas organizaciones querellantes y familiares de las víctimas que al actuar separados no presentan una fuerza homogénea. Estos son: APEMIA (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA), “Familiares”, “Memoria Activa” y “AMIA-DAIA”.
Para agravar aún más las cosas, se encuentra la realidad cotidiana de la Argentina, en donde normalmente existen intereses que distorsionan la verdad en casi todos los ámbitos, especialmente en el judicial. De hecho, el juez original de la causa AMIA -el Dr. Juan José Galeano- fue separado luego de nueve años y medio por haber perdido la “imparcialidad” ya que se comprobó que pagó 400.000 dólares a Carlos Telleldín, el acusado de vender la camioneta a los terroristas, a cambio de que declarara contra varios policías bonaerenses. Rodolfo Canicoba Corral, el nuevo juez a cargo, tiene un enorme trabajo por delante, ya que la simple lectura del expediente es una tarea monumental dado que acumuló más de ciento diez mil fojas, convirtiéndose en la segunda causa judicial más extensa de la historia de nuestro país (la primera es el proceso a la junta militar de 1976). A su vez, la Cámara de Casación confirmó la separación de los fiscales federales Eamon Müllen y José Barbaccia del juicio por el atentado a la AMIA, al rechazar un recurso de queja que ambos habían presentado contra esa decisión tomada en el Tribunal Oral 3. Ante tanta complejidad, seguramente será muy difícil encontrar la verdad.
Para averiguar más detalles sobre el estado de la causa, recogimos el testimonio de una de las principales figuras de una importante organización judía, que conoce a fondo el estado de la causa y de la investigación. Esta personalidad dio su versión sobre los hechos bajo reserva de identidad:
P - ¿Qué es lo que se busca en el juicio?
R - En principio dos cosas: la primera es conocer la verdad, y después que, a partir de esa verdad, se puedan repartir los castigos. O los premios si los hubiere. Aunque en este caso es inconcebible pensar en premios porque se trata de un atentado terrible. El más sangriento de la historia argentina. Si nos ajustamos a esos dos preceptos creo que la verdad la vamos a saber. Actualmente, a diez años del atentado, tenemos un setenta por ciento de la verdad. Repartir los castigos quizás resulte mucho más difícil y no creo que lo vayamos a conseguir en su totalidad.
Carlos Vladimiro Corach, cuando era ministro del Interior durante la presidencia de Carlos Menem, citó a la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y a los familiares de las víctimas del atentado. En esa cita les aconsejó que no fueran parte querellante de la causa porque nunca se iba a satisfacer el ciento por ciento de las expectativas. Era, según él, un consejo que consideraba “sano” para las instituciones comunitarias judías. Obviamente eso lo decía como un hábil político, dado que sabía que si estas organizaciones se convertían en querellantes, tendrían un rol activo dentro de la causa. Como era de esperar, ese consejo no se tomó en cuenta y nos convertimos en querellantes, sabiendo desde el principio que nunca, nunca, las expectativas iban a ser satisfechas. La búsqueda de la justicia absoluta no existe y además la búsqueda de la justicia en esta causa es sumamente compleja. Aunque tenemos un ciento por ciento de la verdad sobre la conexión internacional y un sesenta por ciento de la conexión local.
Quien dice que la policía de aquellos años era maravillosa se equivoca de cabo a rabo. Nosotros damos fe porque tuvimos muchos inconvenientes, palos en la rueda, pistas falsas que nos plantaron, pruebas que se deterioraron, etc. Por eso puedo decir que la Policía de la Provincia de Buenos Aires está involucrada en este acto, absolutamente. Y para aclarar esto hay que analizar dos cuestiones: una es la prueba judicial. Si alguien me pregunta ¿vos vas a poder probar que la Policía de la Provincia de Buenos Aires institucionalmente estuvo involucrada en el atentado? La respuesta es no. No voy a poder probar nunca que como institución estuvo involucrada en el atentado. Pero créanme porque yo estoy en la causa y miro foja por foja. La responsabilidad probada la tenemos hasta el ex comisario Juan José Ribelli. Pero arriba de Ribelli tenemos la absoluta certeza de que Pedro Klocdzyc estaba en el atentado. Con esto les estoy diciendo algo muy fuerte porque él era el jefe de la policía bonaerense durante el atentado.
Por otra parte la Policía Federal dio “zona liberada” y quemó 64 cassettes que nosotros necesitábamos para seguir investigando.
A su vez, la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), tiene cuatro estamentos: dos de ellos son desconocidos porque trabajan en el orden internacional y los otros dos trabajan en el orden interno. Entre ellos se peleaban para ver quién ponía más palos en la rueda en la investigación (con pistas falsas)
Pero si digo que todos los integrantes de los servicios de inteligencia están involucrados miento. De hecho todo lo que tenemos en materia internacional fue alimento que nos proveyó la SIDE. En el orden internacional quizás la SIDE no se pudo portar mal porque estaba permanentemente controlada y trabajando con la CIA, el FBI, el Mossad o el Servicio de Inteligencia Francés. De manera que allí no podían hacer muchas trapisondas. En cambio el servicio de inteligencia que tenía que trabajar acá no tenía control. Si bien tenemos un setenta por ciento de la verdad no sabemos si vamos a tener un setenta por ciento de los castigos. Ya sabemos quién decidió el atentado, quién lo organizó, quién lo financió y quién dio la orden. Todo eso está. Tenemos 19 iraníes involucrados y el nombre del suicida libanés: Ibrahim Hasin Baro. Ese suicida, en su pueblo natal que está ubicado en el sur del Líbano, tiene una plazoleta que lleva su nombre, en homenaje al acto de haberse suicidado por el atentado de la AMIA. Es decir que el atentado fue producto de una decisión del estado iraní con la herramienta del Hezbollah”
Contradiciendo esta versión, otras voces aseguran que tanto el ex comisario Ribelli como el resto de los policías no tienen nada que ver con el atentado. Que si bien se los puede acusar de muchos otros delitos, en esta causa son inocentes.
Lo importante para destacar es que a diez años del atentado hay demasiadas obstrucciones e hipótesis. Se conoce muy poco de la verdad y todavía no se condenó a nadie. En homenaje a las victimas toda la sociedad argentina debería clamar una y otra vez: “Justicia, justicia perseguirás” Ø