anarquista ítaloargentino
De entre los muchos próceres, héroes o bandidos que marcaron huella en la historia argentina, Severino Di Giovanni ha sido uno de los más controversiales. Nacido en 1901 en Chieti, Italia, Di Giovanni estuvo profundamente influenciado por el fervor revolucionario de principios del siglo XX. Su activismo y compromiso inquebrantable con sus ideas, y a pesar del violento y trágico final de su vida -o quizás, en parte gracias a ello- lo llevaron al pedestal del anarquismo de nuestro país.
Di Giovanni emigró a Argentina en 1923, huyendo del ascenso del fascismo en su tierra natal. Al llegar a Buenos Aires, rápidamente se involucró en los por entonces vibrantes círculos anarquistas de la ciudad. Se sintió particularmente atraído por la corriente individualista del anarquismo, que enfatizaba la libertad personal y la acción directa. Di Giovanni fue un escritor prolífico y contribuyó a publicaciones anarquistas como Culmine y L'Adunata dei Refrattari. A través de estas plataformas, expresó su desdén por el capitalismo, el autoritarismo y la creciente influencia del régimen fascista de Benito Mussolini.
A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Di Giovanni creía en la necesidad de la acción violenta para lograr los objetivos anarquistas. Estuvo fuertemente influenciado por las obras de Luigi Galleani, un anarquista italiano que defendía la “propaganda del hecho”: el uso de acciones directas, a menudo violentas, para inspirar un cambio revolucionario. La militancia de Di Giovanni lo distinguió de otros anarquistas en Argentina, muchos de los cuales favorecían un enfoque más pacífico.
Atentados, manifiestos y caída
Uno de los actos más notables de Di Giovanni fue la campaña de bombardeos que orquestó contra instituciones que consideraba opresivas. En 1926 atacó la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires para protestar por la captura de los activistas italianos Sacco y Vanzetti, dos anarquistas italoamericanos que fueron controvertidamente condenados por asesinato, y un año más tarde ejecutados. El bombardeo causó daños importantes y llamó la atención de las autoridades sobre las actividades de Di Giovanni. Durante los años siguientes, llevó a cabo numerosos ataques contra bancos, edificios gubernamentales y organizaciones fascistas. Estos actos iban a menudo acompañados de manifiestos en los que esbozaba su visión de una sociedad libre e igualitaria.
Los métodos violentos de Di Giovanni alienaron a muchos dentro del movimiento anarquista y lo convirtieron en un objetivo para las fuerzas del orden. Di Giovanni también estuvo profundamente involucrado en iniciativas culturales y educativas, publicando literatura anarquista y apoyando a organizaciones de trabajadores.
En enero de 1931, Di Giovanni fue capturado por la policía tras un dramático tiroteo en Buenos Aires. Su arresto marcó el final de una carrera tumultuosa que había inspirado y dividido al movimiento anarquista en Argentina. El 1 de febrero de 1931 fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento a la edad de 29 años. Su muerte fue recibida con reacciones encontradas: algunos lo vieron como un mártir de la causa anarquista, mientras que otros criticaron sus métodos violentos.
Severino Di Giovanni fue una figura compleja. Para sus seguidores, era un revolucionario intrépido que sostuvo sus principios hasta las últimas consecuencias. Para sus detractores, era un militante imprudente cuyas acciones pusieron en peligro al movimiento anarquista en general. Independientemente de la perspectiva de cada uno, no se puede negar el impacto que tuvo Di Giovanni en la historia del anarquismo en Argentina y la resistencia al fascismo y la opresión del pueblo.¤