Como el abuelo
- Jaimito, ¿cómo sería para ti una muerte tranquila?
- Como murió mi abuelo, profe...
- ¿Cómo murió tu abuelo?
- Se quedó dormido...
-¡Excelente respuesta! ¿Y cómo sería, entonces una muerte horrible, Jaimito?
- Como los amigos de mi abuelo...
- ¿Cómo murieron?
- Iban en el auto de mi abuelo, cuando se quedó dormido...
Práctico
Una monja pidió que escribieran en su lápida:
“Nací virgen, viví virgen y morí virgen”.
El marmolista pensó que eran demasiadas palabras y escribió:
“Devuelta sin usar”.
Se asustó Pepe
-Pepe leyó una noticia que decía: “Están violando los derechos”.
Se queda pensando y dice:
-¡Menos mal que soy zurdo, hombre!
Amenaza
-¡Me vuelven a tocar la puerta un domingo a las 7 de la
mañana y les juro que Jehová se queda sin testigos...!
Pescador pescado
-Querido, tú vas a pescar todos los fines de semana, ¿verdad?
-Sí, mi amor...
-Bueno, tu trucha llamó para decir que está embarazada...
Cero en matemáticas
El profesor de matemáticas pregunta:
A ver, Jaimito, si tienes 100 dólares en un bolsillo y 100 dólares en el otro,
¿qué es lo que tienes?
-Los pantalones de otra persona, profesor.
Estaciones
Un señor llama a una casa y le contesta una señora:
-¿Aló? ¿Ya llegó Julio allí?
-No, disculpe, pero aquí todavía estamos en mayo.
Una pata
En un examen de zoología, el profesor le entrega a un alumno una pata de pájaro y le dice:
- A la vista de esta extremidad, ha de decirme la familia, el género y la especie del animal, así como sus costumbres migratorias y el número de crías por nidada.
Y el alumno responde:
-Pero, ¿Cómo le voy a decir todo eso nomás con ver una pata?
El profesor le dice:
-¡Está usted suspendido! Dígame su nombre y apellido.
El alumno se quita un zapato, le enseña el pie desnudo al profesor y le dice:
-Adivine...
Equipados
Una pareja se fue de vacaciones a una laguna donde se podía pescar.
El esposo amaba pescar al amanecer y a su mujer, que era docente, le encantaba leer.
Una mañana, el esposo volvió después de varias horas de pesca y decidió tumbarse y dormir una pequeña siesta.
Aunque no estaba familiarizada con el lago, la esposa decidió salir a pasear en el bote. Remó una pequeña distancia, ancló el bote y retomó la lectura de su libro.
Al poco rato apareció el guarda en su bote. Llamó la atención de la mujer y le dijo:
-Buenos días, señora... ¿Qué está haciendo?
-Leyendo -respondió ella. ¿No es obvio?
-Se encuentra en un área de pesca restringida.
-¡Pero si no estoy pescando...! ¿No lo ve?
-Sí, pero tiene todo el equipo. Tendré que llevarla conmigo y ponerle una multa.
-¡Si usted hace eso lo denunciaré por violación!
-¡Pero si ni siquiera la he tocado...!
-Sí, ¡Pero tiene todo el equipo!
No sabe, no contesta
Un hombre de negocios y una señorita rubia muy bella están en asientos contiguos, durante un largo vuelo de Los Angeles a Nueva York.
El hombre pregunta a la mujer si le gustaría jugar a un juego muy entretenido. Ella está cansada, solo quiere una siesta, declina amablemente la oferta y se da vuelta hacia la ventanilla buscando tranquilidad.
El hombre insiste:
- El juego es realmente fácil y muy entretenido: Yo te hago una pregunta, y si tú no sabes la respuesta, me pagas; luego me preguntas tú, y si yo no sé la respuesta me toca pagar.
Una vez más, ella declina la oferta diplomáticamente e intenta conciliar el sueño.
El terco hombre imagina que, siendo que su oponente no parece muy inteligente, puede ganarle muy fácilmente, y mejora la oferta:
- Está bien… ¿Qué tal si tú me pagas solo 5 dólares, pero si yo no sé la respuesta, te pago 50?
Temiendo que el tormento no tenga fin y seducida por la ventaja ofrecida, la rubia acepta finalmente.
El abogado hace la primera pregunta:
-¿Cuál es la distancia entre la Tierra y la luna?
La mujer no dice nada, mete la mano en el bolsillo, saca un billete de 5 dólares y se lo pasa al abogado.
Y ahora es el turno de ella, quien le pregunta:
-¿Qué sube una montaña con tres piernas, y baja de vuelta con cuatro?
El hombre la mira absolutamente perplejo. Saca su computadora portable y busca en todas sus referencias. Salta al Airphone con su módem y rastrea por todo el Internet, e incluso en la Biblioteca del Congreso. Frustrado y furioso, envía e-mails a todos los colegas y amigos.
Todo es en vano...
Luego de más de una hora buscando alguna posible respuesta, se da por vencido. Despierta a la rubia y le entrega un billete de 50 dólares.
La rubia toma suavemente el billete, lo guarda, y se da vuelta para seguir durmiendo. El hombre, realmente indignado, le pregunta:
- Bien, ¿Cuál era la respuesta?
Nuevamente sin decir palabra, la rubia mete la mano en el bolsillo, le da un billete de 5 al hombre, y cierra los ojos para dormir.¤