Los números no son particularmente buenos. A mediados de junio, en Los Angeles se contagiaban con el coronavirus alrededor de 1000 personas por día, y las muertes variaban entre 20 y 80 por día.
Pero no existe duda sobre la decisión política que tomó todo el país, y no solo California y la Ciudad de Los Angeles... reabrir paulatinamente el comercio y todas las demás actividades. Aunque en muchos lugares, como Los Angeles, la situación del virus no ha sido controlada. En exclusiva para El Suplemento, los detalles de la reapertura.
Hay un dato clave. Mientras la mayoría de los estados levantaron sus órdenes de quedarse en casa, la de California sigue vigente, y la del condado de Los Angeles también. Una cosa que aprendimos con esta crisis es que si bien el condado es el que hace cumplir las normas en cuestiones de salud, el Estado de California es la autoridad máxima. Durante dos meses la orden fue “cerrar todo menos lo esencial” y el condado obedeció inmediatamente. Ahora la línea que viene de Sacramento es reabrir paulatinamente, y el condado vuelve a obedecer.
¿Y cómo viene la reapertura? Se puede decir que desde el 12 de junio, cuando entramos en la Etapa 3 del plan de reapertura, casi todos los comercios están autorizados a abrir, aunque están obligados a cumplir ciertas pautas que no estaban vigentes en marzo. Como era de suponerse, las grandes cadenas que tuvieron que cerrar durante los últimos meses fueron las primeras en reabrir o aprovechar la mayor flexibilidad. Lugares como Macy’s, Nordstrom o Barnes and Noble ya están abiertos. Los comedores de Panera, o de In-N-Out, por ejemplo, también, lo mismo que la cadena de gimnasios LA Fitness. Otras cadenas están abriendo sus locales de manera más lenta, pero nadie duda de que muy pronto estarán abiertas también.
La reglas básicas
Quien visita estos lugares tiene que usar barbijo, pero puede moverse por adentro del local prácticamente con la libertad de antes. Solo el paso por cajas está modificado, existiendo un diseño que pone cierta distancia entre cliente y cajero. En los restaurantes, hay mesas que se pueden usar, y otras que no. Hay trastornos en la manera que te entregan la orden: en algunos lugares no usan platos, por ejemplo, y los refill siguen, pero se tienen que hacer en un vaso de papel nuevo. En los restaurantes, a diferencia de muchos otros lugares, los clientes pueden remover sus barbijos. Lo mismo sucede en los gimnasios.
Es complicada la situación de los negocios independientes. Sufrieron mucho durante el lockdown, y al no contar con las posibilidades financieras de otros, algunos debieron echar a todos sus empleados. No están en buenas condiciones para reabrir, y no todos van a reabrir durante el próximo mes. Un ejemplo es la famosa tienda de música Amoeba de Hollywood, que está hablando de una reapertura para agosto o setiembre. En este rubro están también las peluquerías y otros negocios más pequeños. Algunos ya abrieron, pero hay muchos que siguen cerrados. Quizás a algunos les fue bien con las ventas online, y piensan seguir solo de esa manera.
Las instituciones del Estado que cerraron durante el lockdown, como museos, bibliotecas y universidades, son las que están mostrando menos voluntad de reabrir, ni siquiera para ofrecer servicios limitados. Ahí trabajan personas que siguieron cobrando su sueldo y, claro, no tienen el mismo incentivo que muchos lugares privados. Se supone que finalmente van a reabrir, pero estamos en junio y no aparecen mensajes informativos en sus páginas web oficiales. ¤