Médicos venezolanos que salvan vidas en la Argentina

Leonela Hernández Gil

Más de 650 profesionales atienden hasta en las zonas más remotas del país
En los últimos años miles de venezolanos se vieron obligados a abandonar ese hermoso país caribeño debido a la crisis económica, política y social que asola a dicha nación.

La Argentina fue uno de los países que recibió con los brazos abiertos a familias, parejas y jóvenes de ambos sexos provenientes de Venezuela. Casi todos ellos llegaron con algo en común: lágrimas y tristeza por el desarraigo forzado, aunado a una voluntad de titanio para sobreponerse y poder desarrollarse profesionalmente en este país. Como ya son más de cien mil los venezolanos en Argentina, es muy común encontrarse con alguno de estos cálidos y amistosos inmigrantes en Buenos Aires. La mayoría trabaja en el área de servicios: mozos de restaurantes, repartidores, periodistas, editores de cine y televisión... Hablando con ellos, este cronista pudo comprobar que su nivel cultural es alto, dado que muchos son profesionales. A pesar de ello, en la Argentina están trabajando en lo que consiguen, más allá de sus méritos académicos. Por eso hay médicos venezolanos que realizan labores muy por debajo de sus capacidades. Por suerte eso está cambiando.

Una resolución que les cambió la vida
Por medio de la Resolución 230-E/2018 el Ministerio de Educación de la Nación Argentina decidió convalidar los títulos, diplomas o grados académicos universitarios expedidos por instituciones universitarias debidamente reconocidas por las autoridades competentes de la República Bolivariana de Venezuela. Esta Resolución oficial fue publicada en el Boletín Oficial del 09/02/2018 y gracias a ella cientos de médicos venezolanos dejaron de trabajar en oficios de bajo nivel para poder ejercer la medicina, como corresponde.

“Muchos de estos jóvenes médicos venezolanos cubren las necesidades elementales de salud de familias argentinas que viven en lugares remotos. Pueblos aislados. Haciendo patria”

En la actualidad hay 650 médicos venezolanos insertados en el sistema de salud pública argentina a lo largo y ancho del país. Al efecto, el Dr. Yang Álvarez, un joven médico venezolano, informó que sus compatriotas curan y salvan vidas en dieciséis provincias argentinas.
Muchos de estos jóvenes médicos venezolanos cubren las necesidades elementales de salud de familias argentinas que viven en lugares remotos. Pueblos aislados. Haciendo patria.
Entrevistamos a un par de estas jóvenes médicas y encontramos historias conmovedoras. Una de ellas es la joven doctora Leonela Hernández Gil, de 29 años, que desde comienzos del mes de septiembre pasado fue designada médica de Carlos Salas, un pequeñísimo pueblo de la provincia de Buenos Aires, perteneciente al partido de Lincoln. Se trata de un sitio alejado de los centros urbanos más cercanos: Carlos Casares se encuentra a 93 km y Lincoln a 96 km. En Carlos Salas solo viven unas 300 personas.
La doctora Leonela dijo al comenzar la entrevista: “Acá el médico es como la figura más influyente”. “Tanto que,” prosiguió relatando, “el día que llegué la gente del pueblo estaba reunida esperándome. Eso generó muchas emociones en mí. No imaginé que estaban tan ansiosos con mi llegada. Y después de estar viviendo aquí sigo sintiendo la misma calidez de mi bienvenida”. A pesar de vivir en ese pueblito perdido la joven médica se encuentra feliz: “Estoy tranquila, estoy contenta. Además me han invitado a comer a varias casas y a tomar mate. Y por supuesto asado también”. También resaltó que “Es un pueblo muy unido donde todos se conocen. Y desde el punto de vista médico no solo damos atención primaria. También se hacen charlas en escuelas para fomentar la prevención. Es un pueblo chico con muchos pacientes adultos, que durante más de 3 años no contaron con médico fijo, y ahora tienen más confianza, porque saben que hay una persona que está disponible en caso de alguna emergencia”.

“A pesar de que no tienes fuentes de trabajo, la tranquilidad de este sitio no la consigues en otros lugares”

Con solo imaginar una emergencia médica una noche de invierno, con lluvia y a casi cien kilómetros del centro de salud más cercano (por caminos oscuros y de tierra) a este cronista se le eriza la piel.

Al calor de la amabilidad de los pueblos chicos
Lo curioso es que la joven médica llegó a Carlos Salas mientras que los jóvenes locales escapan de ese lugar: “Acá hay una escuela que llega hasta tercer año del secundario. Pero los jóvenes que quieren continuar sus estudios se van a otros lugares y no regresan más. Además, la única fuente de empleo son los trabajos del campo, porque es una zona agrícola-ganadera”. Por último, esta admirable doctora agregó una reflexión muy positiva: “A pesar de que no tienes fuentes de trabajo, la tranquilidad de este sitio no la consigues en otros lugares. Y les agradezco a ustedes que tomen nuestras experiencias y las compartan”.

También en la patagonia
La pediatra Isi López Lozada, de 32 años, se mudó a Río Negro junto a su hijo de 7 años y su pareja, y actualmente está ejerciendo su profesión en la localidad de Choele Choel, una ciudad más grande con casi once mil habitantes. Desde el principio contó que la situación de falta de médicos especializados era la misma: “La experiencia de llegar acá fue muy grata, pues desde hace 8 meses que estaban sin pediatra en el pueblo. Así que fue toda una bienvenida efusiva. Sobre mi experiencia en la Provincia de Río Negro puedo decirte que fue algo nuevo en todos los sentidos, las personas son muy agradables y amables. Recibí muchas atenciones por parte del pueblo en si, como del personal del hospital. Eso sí, con muchísimo trabajo para una sola persona”. En este caso, la doctora sí sintió el desarraigo mucho más, porque a pesar de que Choele Choel es una localidad más grande que Carlos Casas, no deja de ser infinitamente menor a las ciudades donde había vivido hasta ese momento.

“La experiencia de llegar acá fue muy grata pues desde hace 8 meses que estaban sin pediatra en el pueblo. Así que fue toda una bienvenida efusiva”

“Fue un choque importante, pues venía de vivir en Buenos Aires Capital y en mi país natal, Venezuela, viví en la segunda capital, Maracaibo”. La doctora López Lozada es consciente del desafío y las oportunidades que se les presentan: “Me encanta la pediatría, me gustaría subespecializarme en otra área de la misma. No todo ha sido bueno, se han presentado dificultades, estar lejos de la familia, empezar todo de cero. Pero igualmente estoy agradecida por esta oportunidad”.
Con la misma vocación que su colega Leonela, la Dra. Isi López Lozada se dedica a la prevención a través de las redes sociales. Desde su cuenta de Instagram @mipediatraaldia advierte a los padres sobre los abusos sexuales. “Lo de las redes sociales lo inicie acá, en Venezuela era un poco difícil, por los problemas eléctricos y de señal de internet. Así que lo inicie estando en Argentina con la finalidad de ayudar a los padres de mis pacientes y en general al resto de la población”.
Estas son solo algunas de las historias de médicas y médicos venezolanos en la argentina. Hay cientos más. Admirables. ¤

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