¡Sálvese quien pueda!

Los desafíos del futuro laboral

El futuro del trabajo en la era de la automatización
Manteniéndose fiel a su característico estilo periodístico, Andrés Oppenheimer lleva a sus lectores en un nuevo viaje, esta vez a través del mundo, con la intención de comprender cuál será el futuro de los trabajos de hoy en día, mientras se aproxima lo que muchos han denominado como la era de la automatización.
Tal como lo indican dos de los entrevistados de Oppenheimer -ambos expertos en tecnología y economía de la Universidad de Oxford- el 47 por ciento de los trabajos existentes corren el riesgo de automatizarse o volverse obsoletos debido a los avances tecnológicos y el crecimiento de los productos y servicios en línea que están por venir en los próximos veinte años. Oppenheimer conversa con expertos en sus campos y examina los cambios que ya comienzan a desarrollarse en varias áreas de empleo, incluyendo en la industria de alimentos, en el mundo legal, en la banca y en la medicina. Oppenheimer contrapone también las perspectivas de los tecno-optimistas con las de los tecno-negativistas e intenta encontrar un término medio entre una visión alarmista del futuro y una que es demasiado acrítica. Autodenominado un “optimista cauteloso”, Oppenheimer opina que la tecnología no necesariamente creará un desempleo masivo, sino más bien cambiará drásticamente la definición de lo que hoy conocemos como “un empleo”.

Alimentamos una isla
En septiembre de 2017, el huracán María azotó a la isla de Puerto Rico. La economía local quedó destruida y para la mayoría de las personas no había agua limpia, ni alimentos, ni energía, ni gas, ni forma de comunicarse con el mundo exterior. Cuatro días después, el chef José Andrés -chef galardonado con estrellas Michelin y el premio James Beard, y fundador de World Central Kitchen- llegó a la isla. Andrés abordó la crisis humanitaria de la única manera en que sabía que podía hacerlo: alimentando a las personas, una comida caliente a la vez. Desde servir sancocho con su amigo José Enrique en el devastado restaurante de Enrique en San Juan, hasta cocinar 100,000 comidas al día en más de una docena de cocinas en toda la isla, José Andrés y su equipo alimentaron a cientos de miles de personas. Al mismo tiempo, también enfrentaron una crisis con raíces profundas, así como el sistema roto y derrochador que ayuda a mantener económicamente a algunas de las organizaciones benéficas y ONGs más grandes.
Basándose en la perspectiva de José Andrés, así como en reuniones, mensajes y conversaciones que tuvo durante su estadía en Puerto Rico, Alimentamos una isla describe de manera conmovedora cómo una red de cocinas comunitarias, bajo su dirección, logró realizar un verdadero cambio, y cuenta una extraordinaria historia de esperanza ante los desastres, tanto los naturales y como aquellos causados por el ser humano. ¤