Los ricos se vuelven cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. El 1% más rico está cada vez más lejos del 99% restante de la población. En términos de justicia económica, Estados Unidos está cada vez más cerca de los récords históricos de 1928 y cada vez más lejos de cualquier utopía igualitaria del siglo 21. De hecho, según acaba de informar el Economic Policy Institute, en cinco estados, Nueva York, Florida, Connecticut, Nevada y Wyoming, esa brecha histórica ya se ha superado.
La inequidad económica, coinciden la mayoría de los economistas, no solo no se reducirá en los próximos años, sino que, por el contrario, se va a incrementar.
Durante los años dorados de la economía estadounidense, aquellos que comenzaron al final de la Segunda Guerra Mundial, el patrimonio de los ricos y pobres crecía al mismo ritmo. La inequidad comenzó a registrarse durante la década del 70, y se incrementó notablemente tras el colapso financiero internacional de los años de George W. Bush. El proceso ha sido gradual, pero consistente.
En nuestra sección El Mes en Cifras de este número informamos que la creación de empleo en los Estados Unidos sigue en alza; sin embargo, el poder de compra de la clase media y baja es cada vez menor. En términos simples y directos, se necesitan muchos más ingresos para mantener el estilo de vida que gozaban las generaciones anteriores.
El economista del Keystone Research Center, Mark Price, coautor del estudio mencionado, declaró que “Estamos volviendo a algo que era común a finales del siglo 19 y comienzos del siglo 20: los ricos no tienen que hacer nada más que ganar dinero de sus fortunas ya acumuladas”. Nada de producir, nada de sudar la frente, nada de innovar. “Si eres un ejecutivo financiero”, continúa Price, “necesitas vivir cerca de Wall Street, pero el grupo del 1%, como viven especulando con su patrimonio, pueden irse a vivir adonde quieran”. De ahí que localidades como Jackson (Wyoming), una localidad resort, o Naples (Florida), una meca para los jubilados deluxe, se encuentran en la lista de ciudades con más inequidad social.
El estudio detalla que hay unas 30 ciudades en las que actualmente el 1% más rico controla más riqueza que en 1930; entre ellas se encuentra Nueva York, Miami, Los Angeles-Long Beach-Anaheim, Las Vegas, San Francisco-Oakland-Hayward, y San José, entre las más conocidas.
Si los economistas definen la salud de la economía de acuerdo a cómo la riqueza crece entre los sectores de más bajos recursos de la población general, el panorama actual es negro. La mentira del “trickle down economics”, tan popular en la era de Ronald Reagan, se derrumbó pedazo a pedazo durante las últimas décadas. Los ricos no dejan filtrar nada, se quedan con todo, hasta la última gota.
La desigualdad social nunca ha desvelado a los políticos republicanos, pero tampoco los demócratas han logrado revertir esa pendiente que nos lleva hacia la bananización del país, o a los tiempos del patrón súper rico y trabajador súper pobre. Solo el ex candidato demócrata Bernie Sanders ha instalado el tema durante las pasadas primarias que coronaron a Hillary Clinton como contendiente por ese partido. El pueblo estadounidense, finalmente, decidió tomar otro camino e instalar a un “one percenter” en la presidencia.
La pregunta es ¿cuánto habrá que esperar para que este país regrese al camino que lo convirtió en uno de los ejemplos mundiales de desarrollo social y económico de su pueblo? ¤