El 3 de marzo de 1608, ante la ausencia de un edificio municipal, el alcalde Manuel de Frías propuso la construcción de un Cabildo. Su financiación se haría con nuevos impuestos a las naves que entraban al puerto.
Se terminó en 1610, pero poco después comenzaron varias remodelaciones que duraron 200 años. En 1612 concluyeron las obras de las Casas del Cabildo, que incluían un solar y locales que luego se alquilarían. Después de dos años, debido a la cantidad de presos que terminaron alojados allí, el Cabildo resultó chico, por lo cual las reuniones de las autoridades se realizaron en la casa del Gobernador y posteriormente en el Fuerte.
En mayo de 1682 las autoridades propusieron la construcción de un edificio de dos plantas. En la planta alta estaría la Sala Capitular y el archivo. En la baja se encontraría la cárcel para personas privilegiadas, calabozos comunes para hombres y otros para mujeres, cuarto para vigilancia, y habitación para jueces y escribanos.
El 23 de julio de 1725 comenzó la construcción que se vio postergada para volver a reiniciarse en 1731, pero se suspendieron nuevamente en 1732 por falta de presupuesto.
En 1761 se dispuso terminar la torre del Cabildo, aunque al producirse la Revolución de Mayo el edificio no se hallaba aún íntegramente terminado.
El 20 de octubre de 1763 se encargó a Juan Sánchez de la Vega la adquisición de un reloj y una campana para la torre. En la compra se gastaron 2.725 pesos, en los que se incluían los gastos de instalación que demandó 16 días de trabajo. El reloj fue adquirido en Cádiz al precio de 200 cueros. Fue montado por el relojero francés Luis Cachemaile.
Como dato curioso digamos que el reloj permaneció en la torre hasta 1852, cuando fue transferido a la Iglesia de Balvanera de donde en 1883 partió sin dejar el menor rastro. ©