Ese cosito cuadrado y gris
que se metía en una ranura de la computadora
Hasta el más nerd de los adolescentes de hoy lo mirarían como pieza de museo, y tal vez ni se imaginen cómo pudo ser que este pedazo de plástico cuadrado y plano fue no hace mucho un pionero de la innovación tecnológica. En efecto, el disquete fue un gigantesco paso hacia el futuro a la hora de guardar documentos computarizados.
Corría 1971 cuando la compañía IBM presentó el primer floppy, conocido como el Shugart Diskette, nombrado por su creador, el Alan Shugart, aunque ciertas fuentes atribuyen el invento a un excéntrico inventor japonés. El disquete era un disco de plástico flexible que salió al mercado en su formato de 8 pulgadas, aunque después, como tantos otros aparatos tecnológicos, se fue minimizando hasta 5 ¼ pulgadas y 3 ½ pulgadas. El primer disquete Shugart podía almacenar hasta 100 KB de datos, algo que hoy resulta irrisorio, pero que entonces era un gran avance con respecto al anterior método para guardar datos de computación, que era esa tarjeta similar a la del Prode.
En 1981, la Sony presentó el floppy de 3 ½ pulgadas, que ganó inmediata popularidad debido no solo a su menor tamaño, sino también por su mayor capacidad de almacenamiento en comparación con sus predecesores. Este se convirtió en el estándar para los disquetes y su popularidad duró hasta bien entrada la década de 1990.
La pequeña capacidad de almacenamiento y las lentas velocidades de transferencia de datos de los disquetes los hicieron menos prácticos para las crecientes demandas de la informática moderna, por lo que a finales de los 90 los por entonces innovadores floppy disks comenzaron a ser gradualmente reemplazados por los CD ROMs primero y luego por los USB flash drives.¤