Historia de un invasor resiliente
El gorrión, pequeño y pícaro, es un ave que ha conquistado territorios desde Europa hasta América. Aunque su origen es motivo de debate, se le vincula a Asia o Europa, y su expansión global lo ha convertido en un símbolo de adaptabilidad. En Argentina, su historia está envuelta en mitos y versiones. Mientras algunos atribuyen su llegada a Domingo Faustino Sarmiento, otros relatan que fue el cervecero Emilio Bieckert quien lo introdujo en el puerto de Buenos Aires, liberándolos tras un conflicto aduanero.
Una vez en el país, el gorrión desplazó a aves nativas como el chingolo y el jilguero, causando desequilibrios en el ecosistema. A pesar de ser considerado una plaga desde principios del siglo XX, el gorrión también fue defendido por su rol en el control de ciertas plagas agrícolas. Sin embargo, sus hábitos alimenticios afectaban las cosechas y motivaron campañas para su exterminio, incluyendo la “Semana del Gorrión” en 1936.
La resistencia de esta especie es notable. A pesar de los intentos de erradicación, el gorrión se replegó y regresó, adaptándose a nuevas condiciones. Su capacidad para sobrevivir y prosperar lo convierte en un invasor exitoso, aunque polémico, en la historia natural argentina.¤