- Jaime, sabemos que naciste en San Miguel de Tucumán. ¿Hasta qué edad viviste en el Jardín de la República?
- Muy poco, pues a los pocos meses de nacer, mis padres debieron trasladarse a Buenos Aires por razones de trabajo.
- Ya que te criaste en Buenos Aires ¿qué despierta en vos esta pasión por la música del altiplano?
- Mis padres nacieron en Bolivia y seguramente recibí, a través de la sangre, este sentimiento. Lógicamente, en mi casa había una fuerte presencia de esta música.
- ¿Cómo es que comenzaste a tocar el charango?
- A los cinco años conocí al extraordinario músico boliviano don Mauro Núñez; tomé clases con él hasta los nueve años, develándome los misterios de este subyugante instrumento. Además fue él quien me construyó mis primeros instrumentos. No quiero olvidar que mi padre, con entusiasmo y mucho cariño, también me fabricó charangos, ejerciendo su antiguo oficio de ebanista en su Chuquisaca natal.
- ¿En dónde realizaste tus primeras presentaciones?
- En reuniones y lugares que me lo pidieran.
- Pero hubo un momento en que se te abrió la puerta. ¿Cómo y cuándo fue?
- Fue mientras vivía en Rosario. Participaba en distintas manifestaciones de grupos, de encuentros musicales y en una oportunidad, me conocí con un señor que con entusiasmo me conectó con Ariel Ramírez, quien me propone integrar su grupo. Al poco tiempo nomás se produce "La Misa Criolla" en la cual intervengo.
- Esa obra marcó definitivamente tu rumbo vocacional.
- Exactamente.
- Hablame del Tantanacuy, este evento de reivindicación de la cultura andina que iniciaste allá por el año 1975, en la Quebrada de Humahuaca.
- La palabra quechua "Tantanacuy" significa "Encuentro". Entonces se realizan encuentros musicales que son compartidos entre artistas de la zona y profesionales, al aire libre y en forma gratuita por parte de los artistas, reivindicando para sus protagonistas -labriegos, mineros, alfareros- sus vivencias musicales. El acceso es libre. En el mismo
también se celebran ceremonias y costumbres milenarias de la región de la Quebrada con raíces profundas en el Imperio Inca.
- ¿Y el Tantanacuy Infantil?
- Se celebra todos los años en octubre, con la participación de niños en edad escolar. Es una tarea difícil dado el poco apoyo oficial. Es una pena, porque lo que pretendemos es reencontrar a los niños con sus verdaderas raíces. En estos días se cumplen ya siete años desde que inauguramos la Casa del Tantanacuy, en donde funciona la sede permanente de la Asociación.
- ¿Qué expectativas te generan tus presentaciones en Los Angeles?
- Estoy realmente entusiasmado, pues es la primera vez que voy a ir invitado por un paisano. En mis actuaciones anteriores fui contratado por entes oficiales, en donde por supuesto acudían compatriotas, pero ahora es distinto, me ha invitado un paisano y esto me complace sobremanera. Espero retribuirles llevando nuestro mensaje a todos aquellos que por distintas razones están lejos de la patria.
- Gracias Jaime. Te abrazo en la distancia.
- Gracias a ustedes, espero verlos y compartir juntos momentos de recordación a través de nuestra música. Un saludo a todos los paisanos a través de "El Suplemento". Ø