Un niño que está en el tercer grado de la escuela primaria, le dice al padre: “Papa, la maestra nos pidió que definiéramos el significado de política”.
Hijo, dice el padre, te voy a poner el ejemplo de nuestra familia. Yo soy el que gana el dinero, soy la patronal.
Tu mamá maneja las cosas, ella es el gobierno.
La sirvienta es la clase trabajadora.
Vos sos aquel a quién cuidamos. Sos el pueblo, y el bebé que está en la cuna es el futuro. ¿comprendiste?
No estoy seguro, papá.
Bueno, pensalo con la almohada y mañana me decís.
El chico se va a dormir pero lo despierta el llanto furioso del bebé, va a ver que le pasa y encuentra que está lleno de caquita.
Va a buscar a la madre, y encuentra que esta durmiendo, sola.
Va a la habitación de la sirvienta y encuentra la puerta cerrada. Golpea pero nadie le abre, mira por el agujero de la cerradura y ve que el papá esta haciéndolo con la sirvienta.
Disgustado se vuelve a la cama.
Al día siguiente cuando se levanta, va a la cocina y encuentra al padre desayunando.
Le dice: Papá ya se que es política.
¿De verás? Explícamelo con tus propias palabras.
Bueno, mientras el gobierno duerme, la patronal jode a la clase trabajadora, al pueblo nadie lo escucha y el futuro esta lleno de excremento.
La maestra le pregunta a los niños:
-Vamos a ver, cuéntenme las buenas obras que hicieron durante el fin de semana... a ver Pedrito, vos primero.
-Bueno maestra, ayer ayudé a una viejita a cruzar la calle.
-Muy bien, a ver Javiercito, ¿vos qué hiciste?
-Yo le regalé comida a un mendigo.
-Muy bien, a ver Jaimito, ¿vos qué hiciste?
-Yo evité una golpiza y una violación.
-Bueno... muy bien... pero, ¿cómo hiciste eso?
-Fácil... la convencí.
En el examen, el profesor le dice al alumno que no ha sabido contestar a
ninguna pregunta:
Le haré una última pregunta, si sabe, le aprobaré.
¿Cuántos pelos tiene la cola de un caballo?
Treinta mil quinientos ochenta y tres.
¿Y cómo lo sabe?
Perdone profesor, pero esa ya es otra pregunta.
Estaban dos borrachitos en un bar cuando ya estaba por cerrar.
- Oiga compañero..., ¿por qué no vamos a mi casa para seguir tomando unas copas?
- No, mejor vamos a la mía que es aquí cerquita.
- No colega, la mía es más cerquita.
- A ver, vamos, a ver cuál es más cerca.
Y se van, llegando a la esquina se detienen y uno le dice al otro:
- Ve.. Ya llegamos, está es mi casa.
Y el otro le dice:
- ¡No puede ser...! , ésta es mi casa.
- No te creo, es la mía.
- A ver, tocaremos la puerta así sabremos de quién es.
Tocan la puerta, sale la dueña, y les dice:
- ¡Que bonito, que bonito, padre e hijo borrachos otra vez! Ø