Desde que Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero, muchos analistas han tratado de encontrar una explicación a la avanzada militar, pero curiosamente ciertos datos básicos han quedado en el tintero. Este artículo analiza la historia reciente de Rusia, su relación con los países vecinos, y ofrece una explicación sobre por qué Europa del Este prefiere alejarse de Rusia, y cómo el conflicto con Ucrania detonó en una guerra.
Los países vecinos de Rusia conocen muy bien la larga historia del país gigante, de la cual sobresale una característica en particular: con la excepción de la última década del siglo veinte, Rusia ofrece una sólida y muy larga historia de autoritarismo y expansionismo. Esa es la triste realidad. Pasaron los zares, los camaradas de la Unión Soviética, y desde hace veinte años tenemos a la conservadora Federación Rusa de Vladimir Putin… pero la historia no cambia.
Entonces, no debería sorprender que, desde una visión europea, Rusia siempre fue un país con una estructura política atrasada y corrupta. Se trata de un país cuyo poder e importancia son tales que no puede ser ignorado, pero con una cultura tan alejada de ciertos valores que -en el momento de elegir- los pueblos de esa parte de Europa prefieren tener de aliados a los países de la Unión Europea y a los norteamericanos, no a los rusos. Esto es particularmente cierto en el tema defensa, donde la política exterior del gobierno de Putin nunca inspiró confianza. El resultado final es que los países europeos que antes estaban bajo la influencia de la Unión Soviética, luego de cierto debate interno, solicitaron ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), deseo que fue concedido para la irritación de los rusos.
La importancia de Ucrania
Pero Ucrania era un caso especial por su histórica relación con Rusia, porque Ucrania y Rusia históricamente han sido países hermanos y comparten muchas cosas. Pero más allá de lo cultural, Ucrania es importante para los rusos sencillamente porque tiene una valiosísima salida al mar y muchos campos fértiles. Todas esas cosas hacen que para Putin sea muy difícil aceptar que Ucrania elija un camino separado al del gigante que gobierna. Hace una década, Rusia todavía tenía una chance de asociarse amistosamente con Ucrania. La población ucraniana estaba francamente dividida entre tener a Rusia o a Europa Occidental como aliado principal. La historia dice que una serie de acontecimientos volcaron al gobierno ucraniano en contra de los intereses rusos, y estos reaccionaron muy mal. En el 2014 se dio la invasión rusa de Crimea, luego de años de conflicto en el este del país, y en febrero de este año explotó la guerra que todos ya conocen.
Un derramamiento de sangre evitable
Lo triste es que, en 1990, todo esto parecía evitable. A pesar de su historia de autoritarismo, se tenía la esperanza de que Rusia iba a seguir por un camino no muy alejado al de los otros países del Este Europeo. Si eso hubiese sucedido, para el 2021 Rusia sería un país mucho más atractivo de lo que hoy es. Probablemente, hoy estaría de alguna manera asociado a la Unión Europea, o formando un espacio económico alternativo, pero de interés para países como Ucrania. Pero Vladimir Putin, elegido democráticamente, fue creando un sistema político cada vez más autoritario que -sumado a la corrupción imperante- fue alienando a sus vecinos, incluyendo a Ucrania.
A esto se le suman varios años de estancamiento económico en Rusia, que seguramente han afectado la popularidad de Putin. Durante la primera década de este siglo, la relativa estabilidad política que el gobierno de Putin le ofreció al país, sumada a los buenos precios internacionales de los productos que exporta Rusia, fueron las bases de un importante crecimiento económico. En esos años, Putin se fortaleció mucho. Pero al igual que en la Argentina, la segunda década del siglo no ofreció condiciones internacionales tan buenas y la guerra en Crimea empeoró las cosas.
El gobierno ruso, luego de varios años de creciente autoritarismo y de una situación interna deteriorada, a la que hay que sumar los resultados de la pandemia, evidentemente no puede permitir que Ucrania -el país hermano- sea un ejemplo de algo distinto y mejor. Putin intuye que si Ucrania entra en la Unión Europea, tarde o temprano los ciudadanos rusos van a pedir algo parecido, y la estructura de su gobierno colapsará.
Destruyendo Ucrania, Vladimir Putin piensa que su régimen gana tiempo. ¤