El Camino Espiritual

El Camino Espiritual

A menudo ocurre que las personas inician su camino de búsqueda espiritual y surge la fascinación por los descubrimientos que se van haciendo, pero a la vez que crece la luz del conocimiento crecen las sobras, por el hecho mismo de las polaridades cósmicas.

Tanto en los textos más antiguos como en los más modernos se habla de “El Iniciado o Iniciada”. Esto se debe al hecho de que uno debe posicionarse en el punto en el que está; en general, ese iniciado ha pasado por algunos niveles de conocimiento, los cuales tienen ceremonias de iniciación, pero he aquí la cuestión. Que se tengan iniciaciones y se acceda a ciertos grados no implica que se llegue a ser “obra terminada”, porque la búsqueda y el aprendizaje jamás terminan.
Cada día, nuestro tiempo nos da la oportunidad de conocer y aprender algo nuevo, lo cual nos remite contantemente al lugar de aprendiz.
En este punto es acertado recordar que el aprendiz sólo se hace con los conocimientos cuando tiene la valentía de preguntar, ya que cualquier docente (pensando en el rol de quien imparte y comparte la enseñanza) solo debería avanzar sobre lo que el estudiante pregunta, de lo contrario, sería imponer conceptos a quien no está listo para recibirlos.
Si bien no existe una sola manera de aprender y de enseñar, en las cuestiones que hacen a este campo, la pregunta es clave y la disposición del alumno también.
Por otro lado nos enfrentaremos siempre al tema del ego, que es quien alimenta la parte más dañina de la sombra personal. Quien piense que todo lo sabe, quien crea que puede llamarse Maestro o Maestra en las lides del espíritu, debe recordar que sólo puede serlo en tanto tiene alumnos delante, porque a solas somos humanos comunes y corrientes.
Una de las mejores cosas que me regaló el haber estudiado parapsicología en el área fenomenológica y psicotrónica, fue comprender que no existen los elegidos y que no existen los “dones o poderes”, comprender que todos podemos hacer todo, que las maravillas son humanas y que no tienen límite, y que por lo tanto no existe ese que puede entronizarse en el sitial de Elegido.

Lo sagrado versus lo mundano
Otro desafío es no desprendernos de nuestra vida en torno de la sacralidad. Quien se aboca a las tareas que considera sagradas borrando todo lo que considera mundano renuncia a sus ganas de experimentar la vida. Encarnamos para aprender a vivir como humanos de la mejor manera posible, pero eso no implica que al asumir una búsqueda de iluminación o una experiencia trascendente, dejemos de ser nosotros mismos. Por el contrario, quien busca la sabiduría, la trascendencia, debe saber disfrutar de los placeres humanos, reír, bailar, celebrar, disfrutar del cine, de una buena comida, de algunas cosas que pueden parecer superficiales pero hacen al hecho gozoso del estar vivos moviéndonos en el tejido humano. La acción contraria implica que no nos aceptamos tal cual somos. Si no nos aceptamos a nosotros mismos, ¿cómo nos aceptarían las divinidades?
En su búsqueda sea prudente, use el sentir y la lógica, no avance a tontas y locas, disfrute del hecho de descubrir, cuestionarse y aprender. Porque si todo es celestial, el cuerpo se siente abandonado y si todo es terrenal, el espíritu no vuela.
Vivir es tomar todas las experiencias y comprenderlas, vivirlas y modificarlas o disfrutarlas como personas, sino, nada somos más que un gran ego que estorba la evolución y lastima a quienes nos rodean.¤

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  • TE ACORDÁS DE... CACHO FONTANA?

    CACHO FONTANAÚnico hijo de Nieves Filgueiras y Antonio Palese, Norberto Palese, alias Cacho Fontana, nació el 23 de abril de 1932 en Barracas, Ciudad de Buenos Aires. Con 14 años, Cacho comenzó a trabajar como auxiliar de archivo en una empresa de transportes en donde su padre era capataz. Mientras esto sucedía, la radio se iba convirtiendo en la atracción central para este adolescente. La música, el humor... las “voces”. Esas voces que identificaban a cada emisora. Las grandes cadenas –El Mundo, Belgrano, Splendid– invitaban a los oyentes a presenciar los programas tanto del mediodía como de la noche. Amplios estudios con atracciones en vivo eran la diversión del pibe aquel con presupuesto más que limitado. Ver y escuchar a los locutores y animadores era su mayor placer.
    José Loguarro, que era el “artista” entre los compañeros de trabajo, presentaba orquestas en el Salón La Argentina, en Rodríguez Peña y Corrientes. Desde el palco anunciaba, micrófono en mano, a la orquesta y los temas que se escuchaban y bailaban. Por una de esas grandiosas casualidades, la empresa lo envía al Interior en una comisión especial. Así, Norberto le pidió el puesto en el palco y una semana más tarde ya le habían hecho 50 tarjetas impresas que decían “Jorge Fontana”. Llegaron otros domingos y otras orquestas.
    Apareció Alfredo Gobbi y con él González Rivero, el “Riverito” de hoy, con quien se hicieron amigos. Riverito tenía una audición de tangos en Radio del Pueblo, y lo invitó para debutar como locutor comercial con sólo 15 años. Así, la ilusión de ser “la voz” fue tomando forma.
    Ya vinculado al medio, le llega la noticia de que el presentador Jorge Hidalgo (pseudónimo del inolvidable Carlos Carella) dejaba los anuncios para dedicarse a la actuación. Así toma su lugar para presentar al famoso Domingo Federico, autor de tangos como Yuyo Verde, Percal, etc. Tras el maestro Federico, siguieron varias orquestas, con las que consigue trabajar de domingos a viernes en el Chantecler, un espacio nocturno de baile y espectáculo que, junto al Tibidabo y al Marabú eran la cita obligada de la noche grande de Buenos Aires.
    Fontana conoce en esas noches a Teresa. Y ella es conocida de Julio César Barton, quien era relator de las novelas de Radio El Mundo. Barton le toma una prueba como locutor, con la cual consigue un lugar en el plantel de suplentes, que ya tenía cuatro integrantes. Corría el año 1950.
    En 1952 le toca hacer el Servicio Militar, con lo que su rutina diaria se repartía por la noche en el Chantecler, la mañana en el cuartel, la tarde en la Radio... Y un mediodía, en el clásico programa “El Relámpago”, en donde actuaban Luis Sandrini y Tita Merello, entre otras grandes figuras, le tocó cubrir la ausencia de su animador, Jaime Font Saravia. El locutor de aquel programa era Carlos D’Agostino y ambos asumieron otras responsabilidades, por lo que la oportunidad para Fontana era total. Ese espacio fue para el soldado, con uniforme y todo, con el pelo al ras como indicaba el reglamento, y con público en el Estudio. Luego de un par de semanas a prueba, quedó ya como titular con esa primera y enorme posibilidad. El autor de “El Relámpago” era Miguel Coronatto Paz. Mamá Nieves, invitada por el soldado, llegó a la radio y le agradeció al autor diciendo “gracias por la oportunidad para Cacho”. Y Coronatto lo incorporó al Fontana.
    Así nació “Cacho Fontana”. Era el inicio de la historia grande...
    Tras cinco años de suplencias, en noviembre de 1955, a sus 23 años, lo nombraron en el plantel estable de Radio El Mundo, cubriendo como locutor la mañana, que era un horario casi marginal porque la audiencia buscaba atracciones, y todas aparecían a partir del mediodía. Aún así, Fontana imaginaba un espectáculo de 10 a 11 de la mañana, de lunes a viernes. Decidió entonces que, además de locutor, sería productor. Negoció con el Departamento Comercial de Radio El Mundo la compra de aquel horario que imaginaba, y asumió la responsabilidad artística y comercial del espacio. La propuesta era hacer un “show”: música, información, deportes, actualidad, humor, reportajes, horóscopos... Dos locutoras-animadoras, hoy históricas, aceptaron compartir el proyecto: María Esther Vignola y Rina Morán.
    Los tres le imprimieron el ritmo y el tono que identificó a la nueva propuesta, además de la incorporación como guionistas de Abel Santa Cruz, Miguel Coronatto Paz, Carlos Arturo Orfeo, Hugo Moser y Alberto Migré, quienes brindaron su colaboración sin cargo alguno, sólo para apoyar la idea y el esfuerzo de la producción.
    Estos autores tenían en la emisora programas de enorme repercusión, de lunes a viernes, y Cacho colaboraba también con ellos. Todo fue un apoyo mutuo más que solidario.
    Así nacía el “Fontana Show”, y fue una verdadera aventura. Ese nuevo esquema, ese “armado”, esa apertura de las mañanas, despertó el interés de los oyentes y alcanzó niveles de audiencia increíbles, tornándose un formato que, aún con el paso de los años y a pesar de los giros de las épocas, quedó establecido como la fórmula de las mañanas.
    Mientras la radio se “adueñaba” de las mañanas, la televisión comenzaba a desplazar a la radio en el horario central de la noche. En ese contexto, en 1956, a pocos meses de iniciado su programa radial, apareció una inesperada propuesta: una empresa lo invitó a integrarse como locutor comercial en un ciclo de preguntas y respuestas que, a partir de abril de ese año, todos los lunes a las 21:30 horas, se emitiría por Canal 7 y por Radio Belgrano hacia todo el país. Sería en vivo, transmitido desde el Teatro Smart (hoy Multiteatro). Como Radio El Mundo exigía exclusividad, decidió renunciar a su titularidad y, con el primer smoking, debutó en la televisión argentina, de reciente aparición, con el mítico programa “Odol Pregunta”. Más tarde condujo en Canal 13 “La Campana de Cristal”, programa de gran impacto, que marcó otro hito en la televisión.
    La manera de decir, el tono y la convicción que imprimía, hizo que el nombre de Cacho siguiera creciendo, al tiempo que era cada vez más solicitado por grandes empresas para confiarle la locución de sus mensajes: Odol, Terrabussi, Piccardo, Peñaflor, Pirelli, Grafa, Tres Plumas, Yelmo y La Serenísima, son tan sólo algunas de ellas.
    En 1967 dejó Radio El Mundo y pasó a Radio Rivadavia, en la que ya había debutado en 1966, invitado por José María Muñoz, para formar parte de un trío junto a Enzo Ardigó, en la transmisión del mundial de Londres de aquel año. Cacho colaboró con Muñoz durante ocho años en todo lo relacionado con el deporte de esa emisora líder: en sus transmisiones de fútbol nacional e internacional y las campañas de Racing y Estudiantes en Inglaterra, por los títulos del mundo.
    En 1968, participó como locutor comercial, desde Tokio, en la inolvidable conquista del título mundial de Nicolino Locche, y también en las peleas por el título de Carlos Monzón y en la pelea de Bonavena y Cassius Clay.
    En octubre de 1970 produjo, junto con Canal 13 y Radio Rivadavia, la transmisión en vivo y en directo de la entrega del Premio Nobel al doctor Luis Federico Leloir. El “Fontana Show” en Rivadavia se convirtió en un programa de cuatro horas, de lunes a sábado, en vivo. Cada noticia; cada hecho de la actualidad; cada llegada de visitantes de cualquier disciplina (artistas, deportistas, políticos), se cubría en vivo. Se incorporaron lo que se llamó “módulos”, que eran unidades de comunicación en automóviles, para transmitir en vivo, en pleno recorrido por la ciudad. Este moderno equipamiento, que se conectaba al encendedor de los autos, reemplazó a los móviles anteriores y permitió que tanto taxis como autos particulares se convirtieran en módulos de transmisión, con una antena de techo y una “manopla” que actuaba como micrófono, con el clásico “adelante, cambio”.
    Dentro de la dinámica de la propuesta, el humor fue un condimento fundamental para ese formato, que la mañana todavía muestra a través de los años. Así formó un equipo de humoristas que incluyó a Jorge Guinsburg, Carlos Abrevaya, Adolfo Castelo, Cacho Vilar, Jorge Marchetti y Jorge Garayoa. Todos prácticamente en el inicio de sus trayectorias.
    En diciembre de 1973 comenzó un tiempo de cambios. Dejó Radio Rivadavia y también el programa de preguntas y respuestas. Viajó a España, contratado por la Cadena Ser, para poner en el aire un ciclo similar en las mañanas, desde Madrid a todo el país.
    Ya en 1977, en Argentina, le propusieron un programa de dos horas, de lunes a viernes, de 23 a 1 de la madrugada, para Canal 13. El mayor atractivo que tenía la propuesta era la aparición de un equipo de video-casette con una pequeña cámara portátil, que era utilizado como apoyo de noticieros en los Estados Unidos. Se generó así la idea de importar ese equipamiento, convirtiendo a esa cámara, que pesaba menos de tres kilos y grababa simultáneamente imagen y sonido, en la atracción de un nuevo espacio semanal.
    Con la producción de Fontana y un plantel integrado por Magdalena Ruiz Guiñazú, Carlos Burone, Pepe Peña, Enrique Llamas de Madariaga, Liliana López Foressi, y otros destacados periodistas, nació “Video Show”. Comenzaba una aventura que cubrió Argentina, América y el mundo; y esa camarita fue “la máquina de mirar”, de la que se incorporaron cinco equipos en la cobertura total. “Video Show” cambió las costumbres, pues logró niveles de audiencia históricos en ese horario, e inauguró un nuevo lenguaje en la televisión argentina.
    En 1978 se incorpora la televisión color. El 17 de agosto, en homenaje al General San Martín, Fontana produjo la primera comunicación en vivo con todo el país simultáneamente, con un canal en cada provincia, transmitiendo con sus propios medios, y sus conductores en diálogo con Cacho en Buenos Aires. El país se vio y se escuchó en directo por primera vez en la televisión. Entre otros, Julio Lagos en Ushuaia y Magdalena Ruiz Guiñazú en las Cataratas del Iguazú; además de Antonio Carrizo al pie del monumento al General San Martín en Lima, capital del Perú.
    CACHO FONTANAEn 1982, frente a la guerra de Malvinas, Fontana interesó a Canal 7-ATC en la emisión de un programa de 24 horas para recaudar fondos. Se realizó el 8 de mayo y lo condujo junto con Pinky.
    En 1983 asumió la conducción artística de Radio Argentina, en la que debutó el “Chapucai” con su humor. Por aquel entonces, el “Chapucai” era el nombre artístico de Nito Artaza.
    En marzo de 1984 se incorporó al plantel de Radio Nacional, asumiendo la conducción y producción del ciclo “Fontana Nacional”. Un “colaborador espontáneo” de aquel ciclo fue Don Atahualpa Yupanqui, que, por ser vecino de la Emisora, se cruzaba a charlar desde el hotel en donde vivía, en la calle Maipú al 500. En 1986, Fontana regresó a Radio Rivadavia con “Sexta Edición”, en el horario de 16:30 a 19:30, completando una cartelera con Héctor Larrea, Antonio Carrizo y José María Muñoz, unido al humor de Juan Verdaguer en vivo.
    A través de tantos años de labor, Fontana fue distinguido con numerosos premios nacionales e internacionales, entre los que se cuentan 14 Martín Fierro (más 1 a la trayectoria) otorgados por APTRA, y el primer premio Ondas de España.
    El 5 de julio de 2022 se dio a conocer su fallecimiento a los 90 años de edad. ©

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