Cuando nos damos cuenta que las dietas no solucionan los verdaderos problemas que llevamos dentro nuestro
Pasaron las fiestas, y cuántos de nosotros volvimos a establecer resoluciones a llevar a cabo en el 2014. Una de las resoluciones que nunca falta es: Voy a empezar la dieta.
Las Dietas, no importa cuál sea, es una industria billonaria a nivel internacional, que está al alcance de la desesperación de todas aquellas personas que quieren resolver el problema a corto plazo.
Desde el primer momento que mencionamos la palabra dieta y circula por nuestra mente, nuestro cerebro registra también la palabra “Restricción”. Obviamente, restricción de calorías. Inmediatamente, empezamos a pensar: “no puedo comer esto, no puedo comer lo otro...” Así sucesivamente, hasta que hacemos una lista de todas aquellas comidas que nos encanta comer y pensamos que nos engorda.
La comida no engorda. Es la relación que tenemos con la comida lo que tenemos que mejorar.
Antes de empezar a hacer la lista de todas esas comidas que nos encantan y queremos restringir, analicemos otros factores que están relacionados con el aumento de peso.
Factores psicológicos y sentimientos a reconocer
Todos sabemos que la obesidad es un factor de riesgo que deriva en otras enfermedades como la hipertensión, cardiopatías, diabetes, etc.
Algunos de los sentimientos asociados con la obesidad son: autoestima disminuida, reclusión, sentimientos negativos, preocupaciones, ansiedad, angustia, enojo, pocas relaciones amistosas o íntimas, depresión, frustración (cuando se recupera el peso perdido), vergüenza... y la lista continúa. El peor de los sentimientos para algunas personas es la Culpa.
Es muy importante conocer los aspectos psicológicos para que podamos identificarlos y trabajar con ellos para poder vivir sin sufrimiento y sin culpa. De esta manera, podremos también ayudar a una amigo/a o a un ser querido.
Algunos aspectos psicológicos:
Ciertas personas…
-Minimizan lo que comen (muchas veces, sin darse cuenta).
-Se sienten que no merecen muchas cosas que añoran tener.
-No concurren a fiestas u otros eventos hasta que no sienten que han llegado a un peso aceptable (para la sociedad).
-Esperan logros no compatibles con la realidad. Al no alcanzarlos, abandonan el tratamiento.
-Guardan sus sentimientos y emociones, hasta llegar al agobio.
Es muy importante prestar atención cuando encontramos refugio en la comida. Si logramos hacerlo, tenemos que tomar la iniciativa de encontrar al profesional que nos ayude a salir de este estancamiento emocional que nos hace estar dependiendo de la comida constantemente.
Iniciativas para un cambio:
Sincerarse. Reconocer que realmente algo diferente nos está pasando. Tomar conciencia de los verdaderos problemas internos que nos llevan al refugio con la comida.
Es esencial encontrar un buen terapista. Por ejemplo, la terapia cognitiva o tratamiento cognitivo conductal, en este caso específico para la obesidad, puede dar muy buenos resultados ya que se promueven hábitos saludables para poder establecer un peso saludable.
Participar de un grupo de apoyo, porque las personas que comparten el mismo problema, se ayudan, y se establece una unión importante.
Registrar sus comidas diariamente. Las investigaciones han probado que cuando se registra la comida, la persona toma conciencia de la cantidad y calidad de comida ingerida. Se puede hacerlo anotando o sacando fotos con nuestros teléfonos celulares de las comidas que ingerimos durante el día.
Proponerse metas que puedan ser realistas y posibles de alcanzar en un período de tiempo razonable, por ejemplo: saldré a caminar tres veces por semana.
Aprender a expresar nuestras emociones, sentimientos y pensamientos. Al manifestar estos sentimientos, evitamos comer emocionalmente. El punto clave es tomar conciencia de la preocupación, y poder resolver el problema, en vez de buscar la solución en la comida.
Prioridad con uno mismo/a: tenemos que tener en consideración que en la sociedad en que vivimos muchas veces hacemos cosas a las apuradas. En ocasiones, cuando nos damos cuenta de que tenemos una hora o dos horas libres, las llenamos con más actividades para no perder el tiempo. La clave está en disfrutar de esos momentos libres en nosotros mismos, sin agregar estrés innecesario.
Aprendemos distintas dietas, distintas recetas, pero pocos nos enseñan a no recuperar el peso perdido. A la industria dietética le fascina: más plata para sus bolsillos. Nosotros seguimos cargando con el sentimiento de culpabilidad al recuperar el peso que perdimos y aún más, cuando la dieta acaba.
Las dietas son un fraude porque es un logro temporario que obtenemos. Nos sentimos insatisfechos y frustrados cuando, al estar frente al espejo, nos damos cuenta de que nos vemos igual que cuando empezamos la dieta o peor de lo que estábamos. Ese es exactamente el proceso que tenemos que aprender a cambiar. Nosotros no somos los culpables, es el proceso que elegimos para bajar de peso que falla.
¡Siempre se puede bajar de peso! Lo importante es ser flexible para darnos la oportunidad de explorar nuevos conocimientos y vivir de la forma más saludable posible y sin culpa. ¤