Danny Pardo: Un actor argentino que está pisando fuerte

Entrevistamos al futuro presidente argentino del 2039
“Descubrí cual es el propósito de mi vida, y me di cuenta de que no hay algo afuera de uno mismo que lo determine, sino que el propósito se lo da uno a uno mismo y cualquiera que sea, es el correcto".
Algunos lo habrán visto en 24hs, The Shield o Prison Break. O tal vez en comerciales televisivos, anuncios de Coca Cola, Ford, Verizon o Sony, o recordamos su voz de alguna película de Disney-Pixar o de un video juego. O lo vimos conduciendo un show en vivo. O besando a una chica en una de las muchas telenovelas en las que trabajó…
Danny Pardo es multifacético. Y seguramente eso es y será lo que lo guiará a lo largo de sus próximos 67 años, porque asegura llegará a los 107 "…siendo una pasa de uva pero sabiendo que he dejado un legado en este mundo en el que voy a haber producido un gran cambio".
Este escorpiano creció en una familia tradicional en la que mamá se ocupaba de criar a sus tres hijos, dos varones y una mujer; y papá de proveer con sus múltiples actividades industriales. En el '89, al terminar la secundaria, no sabía qué hacer, se sentía perdido, desorientado. Siempre recuerda las palabras de su padre que marcaron su futuro: “Estudiá, estudiá lo que quieras, pero estudiá, porque cuando expandís tu materia gris es lo único que te vas a poder llevar siempre con vos”. De ahí en más nunca dejó de prepararse física y mentalmente: jugaba rugby, estudiaba cuatro idiomas y decidió estudiar Administración de Empresas… “por descarte, porque las circunstancias me hicieron elegir lo menos peor”.
Paralelamente fue a trabajar con su padre. Con él, los negocios se le hicieron entendibles, fáciles, naturales. Desarrollar negocios llegó a ser para él como un juego, un desafío. Se trataba de unir un objetivo comercial y usar las herramientas a su disposición para lograrlo. Y lo lograba.
Sin embargo, allá por el '96 un océano de confusión inundó su vida. Su padre había perdido todo en un incendio y como consecuencia, tuvo que salir a buscar trabajo. Trabajó en la compañía del padre de un amigo, donde tuvo la necesidad de armar una estructura comercial de un producto que parecía invendible: una rueda de aluminio cuyo precio era cinco veces el precio de mercado. Y lo logró. Y logró más: desarrollar nuevos productos, generar ventas extraordinarias… pero empezó a darse cuenta de que su carrera comercial en la compañía tenía un techo, y fue así que allá por el 2000 decidió buscar otros horizontes, aunque no sabía bien cuáles. Se tomó unos meses, viajó a Miami y es allí donde conoce a Sandra, que después resultaría ser algo así como su hada madrina.
Al regresar recibe una propuesta laboral de una compañía multinacional como Desarrollador de Productos Nuevos, algo imposible de rechazar y que le daba una proyección casi sin límites en el mundo de los negocios internacionales. Antes de comenzar, aprovechó a viajar por el mundo disfrutando de su futuro inmediato. Pero en febrero del 2001, cuando debía comenzar, le comunican que la compañía había decidido no innovar, por lo que ese ofrecimiento, y su sueño, se derrumbaron.
Otra vez el futuro se volvió inconmensurablemente negro. Cayó en una gran depresión y regresó a Estados Unidos. Inmediatamente organiza una empresa de importación de galletitas que prometía mucho. Hasta que en septiembre del mismo año sucede lo de las Torres Gemelas. Mientras descargaban un contenedor y escuchaban las noticias, sintió que ese era el fin de la recién nacida empresa… y también el principio de una nueva etapa negra en su vida. Le tomó su tiempo, pero no se dejó vencer… una vez más decidió que su futuro dependía de sí mismo. Y fue así que exactamente un año más tarde empezaba a trabajar como valet en el estaciona-miento de un hotel de Miami, con un salario de $4.25 la hora. Y decidió llegar a gerente, y decidió que hablando cinco idiomas debía lograr algo que le permitiera salir del pozo.
Pasó meses trabajando cinco días en ventas y dos en la playa de estacionamien-to, hasta que un día recibió una llamada de Sandra, contándole su experiencia con el Foro Landmark, un curso que le había cambiado la vida. Se entusiasmó, participó de un seminario, y eso cambió su vida por siempre. "Fue así que la tarde del domingo 17 de agosto del 2003, a las 6pm, durante el curso y después de haber completado gran parte de mi vida del pasado que no me servía más y que me estaba limitando, me paré enfrente de 200 personas y fue en ese particular momento, hablando en el micrófono, que una imagen pasó por mi mente: el actor Pablo Rago en un serie de TV y recordé mi pensamiento de aquel momento cuando tenía 9 años: ‘Qué divertido sería ser actor’”. Y declaró: "Yo soy un actor". “Era algo que nunca antes se me había ocurrido, ni la posibilidad ni la fantasía, con lo cual a los 32 años y sin absolutamente ninguna experiencia actoral, el velo cayó y el cambio fue radical". Nos cuenta que cambió su visión del mundo, su propósito en la vida. "Y fue tal el impacto que el 16 de septiembre del 2003, exactamente cuatro semanas después, filmé mi primer comercial para la Lotería de Florida." Y de ahí en mas no paró… al mes llegó su primer novela (Prisionera), comerciales, sesiones fotográficas, telenovelas en inglés y en español, series televisivas en inglés, películas con actores de renombre, doblajes y shows en vivo. Toda una historia de impulso, energía, no dejarse caer, sueños, lucha y vida…
Le pregunto cómo lo veían sus padres a sus 17 y cómo lo ven ahora… "Entonces me veían perdido… desorientado… como bola sin manija… ahora ven a alguien que tiene muchas bolas… y muy determinado."
Tan determinado que tiene muy en claro que en cinco años "estaré caminando la alfombra roja en los Oscars como actor nominado y haciendo películas con Ricardo Darín y Pablo Rago en Argentina". Y asegura que en el 2039 será el presidente electo de los argentinos. Hacia allí impulsa sus acciones y sus objetivos: quiere que su gestión ponga énfasis en "promover la Argentina como un país de locaciones formidables, donde llevar más inversión y trabajo en la industria del entretenimiento, hacer una diferencia en este mundo, inspirando, tocando, emocionando y motivando gente a lograr lo que a ellos les interese". Nos dice que el medio que escogió es la pantalla (la chica y la grande), porque “¿Cuántas veces nos ha sucedido que salimos del cine de una manera totalmente diferente a la que entramos? Entusiasmados, inspirados, con ganas de tomar acción, motivados. Ese es el alcance del medio en el que estoy, y ¿qué mejor que utilizarlo para dejar a la gente en un espacio mejor?"
Se lo ve seguro, radiante, habla enfáticamente, con pasión. Y, contundente, afirma que eso es lo que todos los días lo motiva a seguir adelante, a no bajar los brazos, "…y no importa cuántas veces me rechacen o me nieguen, o me digan que estoy loco o que 'eso no va a funcionar' o que 'vos no sabés nada', yo lo dejo de lado y sigo mi pasión y mis sueños, sigo creyendo en mí mismo y en aquello por lo que vivo. ¿Es fácil? No, pero vale más la pena jugar a ganar que quedarse sentado en las gradas observando mi vida pasar por delante mío".
Y agrega que sigue llamando a Sandra todos los 17 de agosto para agradecerle haber sido la generadora que impulsó el cambio en su vida. ¤

Más información: DannyPardo.com