"Mi trabajo como artista no tiene postura política ni pertenece a ninguna facción. No apela a un único sector de la población, está basado en experiencias de la vida diaria e intenta alcanzar a diferentes grupos. Mi posición ha cambiado a través de los años: como artista no solo critico o cuestiono, también propongo, genero alternativas, nuevas formas e ideas".
El pasado 1 de diciembre el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México inauguró la exposición colectiva Tiempo de Sospecha, en la que participa el artista argentino Máximo González. Simultáneamente y hasta el 20 de enero, participa también en la muestra Conciencia Urbana, con la juraduría de Sara Aroeste, también en México; a la vez que sigue exponiendo en Valencia, España.
Es difícil definir su forma de arte. Máximo nos dice que su trabajo frecuentemente implica una construcción meticulosa que se compone de diferentes oficios artesanales y plásticos. Dice que cuando desarrolla un proyecto, explora los materiales en su estado simbólico, su origen, el contexto en que normalmente se encuentran y el impacto que generan social, política, económica y espiritualmente.
Multidisciplinario y versátil como pocos, Máximo combina elementos, creatividad, proyección y experiencia artística con su natural y particular visión de las distintas realidades que le rodean. Junto a cierto toque didáctico, hay una pizca de ironía en su obra, pero sobre todo, una tremenda capacidad de analizar y darle vida a la transformación como concepto.
"La reutilización, como una forma de reivindicación de los objetos descartados, como medio de transformación del material o los agentes involucrados, son para mí un tema común. Analizo el paso del tiempo sobre los discursos, cómo pueden expirar o volverse efectivos de acuerdo a la oportunidad o una realidad conveniente", nos dice el artista.
Como sea que se lo defina, la observación de sus obras en forma conjunta nos habla de su increíble claridad para mostrarlo todo.
Miro su catálogo de proyectos y me asalta la idea de que cada cosa que ve, pequeña o grande, es, o podría ser, el inicio de su próxima obra. Aguda visión artística y manos que pueden dar vida a casi cualquier material, incluyendo fotos, videos, instalaciones, bocetos, pinturas, herramientas, vehículos obsoletos, billetes y monedas sin valor de cambio, pelotas y globos, aumentan día a día su proyección en el mundo de las artes.
Sin importar el tipo de arte que nos guste, en la obra de Máximo encontraremos deleite. Sus piezas hablan, tienen sentido, gritan.
Su primera exposición propia fue en Corrientes, allá por 1996. Desde entonces ha completado más de 60 exposiciones conjuntas y 26 individuales de sus propias obras en múltiples países alrededor del mundo. González vive y trabaja en el Distrito Federal, en México, desde 2003. ©