EL MARTIN FIERRO • LA LITERATURA GAUCHESCA • NOTA Nº15

Desembarco en Buenos AiresJorge Luis Borges consideraba que en el Martín Fierro existe una ausencia de la épica, lo cual tendría la siguiente explicación: José Hernández quería ejecutar lo que hoy se llamaría un trabajo antimilitarista. Eso lo obligó a mitigar lo heroico para que los rigores padecidos por el protagonista no se contaminaran de gloria.
De este modo, el malón que en las estrofas de Ascasubi (véase en El Suplemento del mes de julio del 2006 la nota Nº 7 de la Literatura Gauchesca) y de Echeverría era épico, no lo es en las de Hernández.
Veámoslo detalladamente en “La Vuelta de Martín Fierro”:
“Antes de aclarar el día/ empieza el indio a aturdir/ la pampa con su rugir,/ y en alguna madrugada,/ sin que sintiéramos nada,/ se largaban a invadir". "Primero entierran las prendas,/ en cuevas como peludos;/ y aquellos indios cerdudos,/ siempre llenos de recelos,/ en los caballos en pelos/ se vienen medio desnudos". "Para pegar el malón/ el mejor flete procuran;/ y como es su arma segura/ vienen con la lanza sola,/ y varios pares de bolas/ atados a la cintura". "De este modo anda liviano,/ no fatiga al mancarrón;/ es su espuela en el malón./ después de bien afilao/ un cuernito de venao/ que se amarra en el garrón”. “El indio que tiene un pingo/ que se llega a distinguir,/ lo cuida hasta pa’ dormir;/ de ese cuidao es esclavo,/ se lo alquila a otro indio bravo/ cuando vienen a invadir”.
“Por vigilarlo no come/ y ni aún el sueño concilia:/ sólo en eso no hay desidia;/ De noche les asiguro,/ para tenerlo siguro/ le hace cerco la familia". "Por eso habrán visto ustedes,/ si en el caso se han hallao,/ y si no lo han oservao,/ ténganlo dende hoy presente,/ que todo pampa valiente/ anda siempre bien montao”. “Marcha el indio a trote largo,/ paso que rinde y que dura;/ viene en dirección sigura/ y jamás a su capricho;/ no se les escapa bicho/ en la noche mas escura”. “Caminan entre tinieblas/ con un cerco bien formao;/ lo estrechan con gran cuidao/ y agarran, al aclarar,/ ñanduces, gamas, venaos/ cuanto ha podido dentrar”. “Su señal es un humito,/ que se eleva muy arriba,/ y no hay quien no lo aperciba/ con esa vista que tienen;/ de todas partes se vienen/ a engrosar la comitiva”.
“Ansina se van juntando,/ hasta hacer esas reuniones/ que cain en las invasiones/ en número tan crecido;/ para formarla han salido de los últimos rincones.” “Es guerra cruel la del indio/ porque viene como fiera;/ atropella adonde quiera/ y de asolar no se cansa;/ de su pingo y de su lanza/ toda salvación espera". "Debe atarse bien la faja/ quien a aguardarlo se atreva;/ siempre mala intención lleva,/ y, como tiene alma grande,/ no hay plegaria que lo ablande/ ni dolor que lo conmueva". "Odia de muerte al cristiano,/ hace guerra sin cuartel;/ para matar es sin yel,/ es fiero de condición;/ no golpia la compasión/ en el pecho del infiel".
“Tiene la vista del águila,/ del león la temeridad;/ en el desierto no habrá/ animal qie él no lo entienda,/ ni fiera de que no aprienda/ un istinto de crueldad." "Es tenaz en su barbarie:/ no esperen verlo cambiar;/ el deseo de mejorar/ en su rudeza no cabe;/ el bárbaro solo sabe/ emborracharse y peliar". "El indio nunca se ríe,/ y el pretenderlo es en vano,/ ni cuando festeja ufano/ el triunfo en sus correrías;/ la risa en sus alegrías/ le pertenece al cristiano”. “Se cruzan en el desierto/ como un animal feroz;/ dan cada alarido atroz/ que hace erizar los cabellos;/ parece que a todos ellos/ los ha maldecido Dios”. “Todo el peso del trabajo/ lo dejan a las mujeres;/ el indio es indio y no quiere/ apiar de su condición;/ ha nacido indio ladrón/ y como indio ladrón muere”. “El que envenenen sus armas/ les mandan sus hechiceras;/ y como ni a Dios veneran,/ nada a los pampa contiene:/ hasta los nombres que tienen/ son de animales y fieras.” “Y son, ¡por Cristo bendito!,/ los mas desasiaos del mundo:/ esos indios vagabundos,/ con repunancia me acuerdo,/ viven lo mismo que el cerdo/ en esos toldos inmundos”. “Naides puede imaginar/ una miseria mayor;/ su pobreza causa horror;/ no sabe aquel indio bruto/ que la tierra no da fruto/ si no la riega el sudor”.
Refiriéndose a la posición del gaucho, Carlos Octavio Bunge, quien no trató con guante blanco a ese típico representante de una de nuestras clases sociales, dejó establecido: "Sólo por una falsa generalización ha podido suponerse que el odio a las autoridades sociales y el desprecio de la ley fueran condiciones intrínsecas del gaucho. Los anales de la época del coloniaje, de las guerras de la independencia y de las contiendas de la organización nacional nos lo presentan siempre fiel a su patria y al gobierno: Aunque altanero e individualista, no se lo puede conceptuar elemento de desorden. Los héroes de la literatura gauchesca son producto de un período crítico en que el gaucho defendió con su derecho consuetudinario, nada menos que su existencia social, su vida. Fue vencido; su derrota estaba escrita en el libro de la historia. La lucha entre dos sistemas de derecho, es por su oculta esencia, lucha entre dos razas. La victoria implica la absorción y asimilación del vencido. La cultura, como la esfinge, devora a quien no acierta a descifrar sus enigmas.†

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