Editorial • Noviembre 2024

En la vorágine de malas noticias diarias, que incluye personajes públicos que repugnan, hechos delictivos insólitos, las variables de la economía, y tanto pavote buscando (y logrando) atención, solemos no reparar en hechos relevantes, que levantan el espíritu y que le cambia la vida a mucha gente. Por eso, este mes no queremos dejar pasar el hecho de que una escuela de la localidad de General Pacheco, en el partido bonaerense de Tigre, provincia de Buenos Aires, acaba de ser galardonada como la mejor del mundo.

El Colegio María de Guadalupe se ubica en el barrio Las Tunas, una zona con alta concentración de pobreza y marginalidad, y gracias al trabajo coordinado de maestros, directivos, familias y organizaciones no gubernamentales ha logrado consolidarse entre las cinco que ganaron el World’s Best School Prize, en este caso, por su colaboración con la comunidad, y “empoderar a estudiantes provenientes de contextos de vulnerabilidad social con un modelo integral que combina el aprendizaje académico con el desarrollo profesional”.
Este reconocimiento se entrega anualmente por la organización T4 Education, una plataforma global que reúne a una comunidad de más de 200 mil docentes de más de 100 países del mundo para transformar la educación. La escuela se presentó ante la T4 Education exhibiendo los programas de Orientación Vocacional, Mentoría e Inclusión Laboral, que les permite a sus egresados insertarse exitosamente en el mercado laboral. La escuela fue elegida por la votación de un jurado compuesto por líderes educativos, comunitarios y empresariales de todo el mundo.
“Es un gran honor para mí otorgar al Colegio María de Guadalupe en Argentina el World's Best School Prize for Community Collaboration 2024. La diferencia que han hecho en las vidas de sus alumnos, en su comunidad y más allá inspirará a educadores y responsables de políticas por igual”, declaró Vikas Pota, fundador de T4 Education. “Espero que los gobiernos ahora miren su brillante ejemplo para ver lo que se puede lograr cuando las escuelas se comprometen con el alto rendimiento y cuando la educación busca abordar algunos de los mayores desafíos que enfrenta nuestra sociedad. Su trabajo ilumina el camino hacia un futuro mejor”, agregó.
Por su parte, Luis Arocha, director ejecutivo de la escuela, declaró que “La comunidad completa de María de Guadalupe está muy orgullosa de este reconocimiento mundial que pone a Argentina ante los ojos del mundo”, y destaca “la oportunidad de mostrar el poder de un compromiso comunitario significativo, con un enfoque en garantizar puentes entre la escuela, la vida laboral y el acceso a la universidad”.
Según explicó María Luz “Malu” Diez, directora de Desarrollo Institucional del Colegio, el premio fue otorgado “gracias al trabajo comunitario articulado con múltiples actores, las familias como aliadas fundamentales, pero también organizaciones de la sociedad civil y empresas”.
La María de Guadalupe, una escuela pública y de gestión privada, se emplaza junto al arroyo Las Tunas, en un predio en donde hasta no hace mucho había un basural a cielo abierto. La escuela fue fundada en el 2012 por María Paz Mendizábal y Roberto Souviron con la misión de “ofrecer educación de calidad con un modelo inclusivo e innovador a niños, niñas y jóvenes que viven en contextos de vulnerabilidad, a un costo similar al de la educación de gestión estatal”. Hoy ya cuenta con una plaza de 700 alumnos de nivel inicial, primario y secundario de jornada completa, y un cuerpo de 115 docentes y profesionales. Los estudiantes terminan la secundaria con un título de bachiller especializado en Administración, Programación, Medio Ambiente, o Producción Audiovisual.
En la actualidad, solo uno de cada seis chicos que aplican para ingresar logran hacerlo, debido a lo limitado de las vacantes disponibles cada año. Por supuesto, esta distinción no hará más que incrementar su popularidad, por lo que los directivos buscan ampliar los cupos para servir a más familias de la zona. La financiación es un esfuerzo que la escuela debe enfrentar cada año. Las familias pagan una cuota muy mínima, que según los directivos solo alcanza para cubrir el 12% del costo por alumno, el resto se financia con el 65% de subvención de la Provincia de Buenos Aires, más aportes y donaciones privadas.
El World's Best School Prize otorga un premio de 10 mil dólares, lo que ayudará a la escuela a cubrir algunos gastos, aunque las autoridades enfatizan que están trabajando para conseguir más aportes que les permitan seguir operando y ampliar las vacantes, para que más chicos puedan estudiar y desarrollarse en la institución.
Ahí va, entonces, una buena entre tantas pálidas. ¤