Desde hace ya varios años se viene prediciendo -y con argumentos muy razonables, indiscutibles- el fin de la era de los diarios y revistas impresos. El efecto de las mega-compañías online, desde el “buscador” Google hasta las redes sociales como Facebook o Twitter, ha sido tremendo para las publicaciones en papel. Se trata de billonarias corporaciones con nexos en el mundo de las finanzas y la política que han llegado para abrir, para bien o para mal, un sendero hacia el futuro de las comunicaciones. El vertiginoso devenir de la tecnología le impone a estas mismas compañías renovarse constantemente para no ser ellas mismas víctimas de los constantes cambios en la forma de comunicarnos y acceder a la información o al entretenimiento. Google, Amazon o Facebook se volverán obsoletas pronto y serán reemplazadas, más temprano que tarde, por nueva tecnología.
En materia de comunicación, información, opinión y entretenimiento, los cien años que van desde 1920 hasta el presente han sido denominados “El siglo de las revistas”; aquí en Estados Unidos, las revistas Time y New Yorker, verdaderos íconos en la historia de las publicaciones, se fundaron poco después del colapso económico de la Gran Depresión, y vivieron décadas de esplendor en las que fueron faros de información y debate para millones de lectores del país y el mundo. Hoy ven a muchas revistas locales, otrora tan populares como ellas, cerrar sus puertas o evolucionar hacia un formato digital. Sin embargo, aún cuentan con millones de lectores que se resisten a abandonarlas.
Es tan innegable la comodidad e inmediatez de las revistas online, como la fascinación que aún causa en muchos de nosotros la revista de papel. Es una cuestión táctil, visual, y hasta olfativa cuando el tenue aroma de la tinta llega hasta nuestras narices. Los amantes de las publicaciones en papel apreciamos todo esto, y además vemos detrás el trabajo de tanta otra gente, desde redactores hasta correctores, desde el personal de la imprenta hasta los choferes que las reparten, y eso nos llena de emoción y placer. Tenemos un vínculo con los diarios y revistas de papel, un vínculo que persiste en el tiempo, aunque aceptamos a la vez las nuevas formas que impone la tecnología.
El Suplemento mismo cuenta desde hace años con su versión digital en donde publicamos varios de nuestros artículos; quizás en el futuro cercano esa sea nuestra única vía de comunicarnos con todos ustedes y entre todos nosotros. Pero mientras nuestros anunciantes y lectores nos sigan apoyando desde esta plataforma, El Suplemento seguirá estando en los revisteros de los mejores negocios argentinos del sur de California. Para miles de nosotros, más que una cuestión de piel, es una cuestión de papel.¤