Avenida Corrientes: un símbolo de Buenos Aires en plena transformación
Incluso antes de la construcción del Obelisco en 1936, la Avenida Corrientes era central en la Ciudad de Buenos Aires, porque era la que tenía más comercios, y por ende más movimiento peatonal. Tantas cosas pasaban ahí de día que de noche seguía el movimiento. Muchos teatros empezaron a instalarse ahí, justamente atraídos por todo lo que estaba pasando. Y estos teatros, que finalmente le dieron fama a la avenida -por lo menos a las cuadras que van desde Florida a Callao- a su vez hicieron que muchas librerías se mudaran allí, cuando muchos libreros, que hasta entonces estaban en la cercana Calle Sarmiento, se dieron cuenta de que el público que iba al teatro era también buen consumidor de libros. Esa es la poco conocida cadena de eventos en esta emblemática avenida.
Decadencia y resurrección
Como se sabe, la avenida Corrientes fue durante décadas la favorita de muchísimos porteños. Teatros, librerías, restaurantes, cafés, fantástica vida nocturna… Era el símbolo de Buenos Aires, y todo visitante a esa gran ciudad tenía casi la obligación de recorrer y disfrutar los encantos de la famosa arteria.
Hasta que llegaron los ochentas, y en todo el centro porteño empezó una lenta decadencia. A medida que crecía la oferta comercial y de entretenimiento en los barrios, ya no era tan necesario ir al centro, especialmente si uno quería ver una película. En los noventas, el videoclub y la oferta de cines en los barrios y shoppings se sumó a una generalizada caída en la popularidad del centro y la calle Lavalle, la famosa calle de los cines, perdió el sustento económico que le daba su identidad. Los cines empezaron a cerrar o transformarse, y hoy es cualquier cosa menos una calle de cines, y el único atractivo especial que todavía tiene para el porteño medio es que sigue siendo peatonal.
La avenida Corrientes, con una oferta mucho más variada, viene aguantando mejor esta descentralización que “mató” a Lavalle. Pero todo porteño sabe que Corrientes, aunque todavía conserva algunas cosas que la siguen tornando atractiva, también está en franca decadencia. A diferencia de Lavalle, su historia reciente tiene luces y sombras. Por ejemplo, mientras es cierto que cerraron teatros y librerías emblemáticas como Liberarte y se transformaron bares históricos (y no para bien), los últimos treinta años fueron testigos también de la aparición de algunas alternativas que sumaron como el Paseo La Plaza o la disquería Zivals. Quizás el principal problema que tiene hoy la Calle Corrientes es que hace años que se conoce como una calle muy difícil de transitar.
Concientes de esto, las autoridades municipales se han puesto en marcha. El proyecto Corrientes peatonal, que acaba de comenzar, prevé intervenir la avenida en su primera fase desde Carlos Pellegrini hasta Florida ensanchando veredas, incorporando áreas de descanso y reconstruyendo ochavas. Más adelante se modificará el tramo entre avenida Callao y Libertad. En la mano izquierda habrá dos carriles para vehículos particulares que serán de uso exclusivo peatonal entre las 19 y las 2 de la madrugada. En la acera derecha funcionarán durante las 24 horas carriles exclusivos para colectivos y taxis. Un bulevar verde delimitará la división. El objetivo es fomentar el paseo peatonal nocturno, para que recupere el brillo de otras épocas.
“La avenida Corrientes es sin duda una de las calles más emblemáticas y transitadas de la ciudad y de nuestro país, tanto durante el día como durante la noche”, explicó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público. Y agregó: “Queremos que todos puedan caminarla cómodos: los que vienen a trabajar y a hacer trámites y los que se acercan a disfrutar de los más de cien teatros que hay sobre ella”.
El desafío del cambio
Al atacar el principal problema que tiene Corrientes, el plan tiene chances de ser exitoso. Pero hay factores que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la iniciativa. El tema del estacionamiento es clave. Si los que llegan a ese tramo de Corrientes en auto tienen una experiencia desagradable, como está sucediendo actualmente, ensanchar veredas no va a cambiar mucho la situación de la famosa avenida. Si las veredas ensanchadas se convierten en un imán para vendedores ambulantes, gente durmiendo, borrachos causando problemas, y ladrones buscando víctimas, una vez más la situación de ese sector de Corrientes no va a cambiar y puede aún empeorar.
Hay que considerar, además, el tema de la oferta de productos culturales, lo que sucede en los teatros que aún sobreviven, etc. Este es un asunto de muy difícil solución para los funcionarios municipales, porque tiene que ver con decisiones privadas. Pero los funcionarios tienen que defender su inversión en ese sector de la ciudad estrechando vínculos y coordinando con la actividad privada para garantizar una oferta de productos culturales de calidad. Solo con todas estas cosas resueltas es posible que la querida avenida recupere su viejo brillo.
Fuente: Periódico La Nación ¤