Después de cien años, la Copa América se disputará en los Estados Unidos. Y después de lo que parece haber sido un centenar de años para la comunidad argentina, Lionel Andrés Messi volverá a jugar en América. Y sabemos que no va a defraudar.
Cuando uno considera que los Estados Unidos probablemente represente la única plataforma desde la cual será posible para Messi elevar su status de estrella mundial aún más, su relativa ausencia del continente norteamericano se torna más curiosa todavía. Pero el momento de espera ha terminado, y las incógnitas quedarán en el pasado. Messi llega a los Estados Unidos en forma y listo para demostrarle al público estadounidense por qué se lo considera el mejor futbolista del planeta.
Ningún atleta desde Michael Jordan ha alcanzado el tipo de popularidad mundial y reconocimiento de nombre que ha logrado tener Messi. Y al pueblo estadounidense, que siempre pide lo mejor, se le ha prometido un espectáculo que solamente Messi podrá brindarles. La gente y los medios llegan a ver a Messi, y no les importa que Cristiano no esté jugando. De hecho, Messi es el primer nombre que a los estadounidenses se les ocurre cuando escuchan la palabra “fútbol”. Imagínense lo que será después de la Copa.
No hay duda de que Messi ha alcanzado el pináculo de no sólo el mundo del fútbol, sino también del mundo del deporte en general. Si se compara a Messi con Diego Maradona, entonces también puede ser comparado con figuras de la talla de Muhammed Ali y Michael Jordan. Ayer, justamente, me compré una botella de Gatorade con la foto de Messi. Hace 20 años hubiese tenido la foto de Michael Jordan. Es por eso mismo que la gente compra Gatorade en primer lugar. Su campaña publicitaria depende, de hecho, en la creencia de que un deseo inconsciente de jugar como Messi impulsa a la gente a comprar y consumir más. Sin lugar a duda, podemos anticipar ver muchos más productos con la imagen de Messi en Estados Unidos después de la realización de esta Copa.
Lamentablemente, sin embargo, la campaña promocional que ha traído a la Copa América y a Messi a los Estados Unidos, no servirá un propósito social más elevado que el del consumo; no habrá una transformación cultural en este país que lo convierta repentinamente en una cultura de fútbol. No hay más que mirar hacia el pasado reciente para ver que este tipo de torneos de fútbol de alto perfil, aunque económicamente fructífero en el corto plazo, no conduce al estadounidense promedio a alejar su atención de la NFL o la NBA. Es por la misma razón, que la entrada de Pelé al Cosmos en los 70, el Mundial 1994, y la MLS, tampoco lo pudieron lograr. Esta vez será la Copa América con la participación de una estrella mundial como Messi. Por supuesto que él no va a defraudar... pero no espero ningún milagro. ¤