Cosas de parejas
Mi mujer se sentó a mi lado en el sofá mientras yo pasaba de canal en canal.
Ella preguntó: “¿Qué hay en la tele?”
Yo respondí: “Tierra”.
Y, entonces, la pelea comenzó....
Para nuestras bodas de oro, mi mujer me exigió que la llevase a un sitio caro. Así que la llevé a una estación de servicio.
Y, entonces, la pelea comenzó...
Mi mujer y yo estábamos sentados a la mesa de un boliche, yo me estaba fijando en una chica borracha que estaba sola en una mesa próxima, y que balanceaba su copa.
Mi mujer preguntó: “¿La conocés?”
“Sí,” dije yo. “Es una antigua novia mía... Sé que empezó a beber después de separarnos, hace ya bastantes años y, por lo que sé, nunca más ha vuelto a estar sobria”.
“¡Dios mío!”, dijo mi mujer, “Nunca pensé que alguien pudiese celebrar algo durante tanto tiempo.”
Y, entonces, la pelea comenzó...
Después de jubilarme, fui hasta el ANSES para poder recibir la credencial de jubilación.
La mujer que me atendió solicitó mi Documento Nacional de Identidad para verificar mi edad. Busqué por todos los bolsillos y me di cuenta que lo había dejado olvidado en casa. La funcionaria dijo que lo lamentaba pero que tendría que ir a buscarlo a casa y volver más tarde. En eso, me dijo: “Desabotone su camisa!”
Entonces me desabotoné la camisa, dejando expuestos mis cabellos crespos y plateados.
Ella me dijo: “Este cabello plateado en su pecho es prueba suficiente para mí”. Y procesó mi jubilación. Cuando llegué a casa, le conté a mi mujer, entusiasmado, lo que me ocurrió.
Ella me dijo: “¿Y por qué no te bajaste los pantalones?
Podrías haber conseguido una invalidez permanente también..."
Y, entonces, la pelea comenzó...
La mujer está desnuda, mirándose en el espejo de la habitación.
No está feliz con lo que ve y dice al marido: “Me siento horrible; parezco vieja, gorda y fea. Realmente preciso de un elogio tuyo.”
El marido responde: “¡De la vista estás perfecta!”
Y, entonces, la pelea comenzó...
Llevé a mi mujer al restaurante.
El camarero anotó primero mi pedido: “Quiero un churrasco bien jugoso, por favor.” El camarero pregunta:
“¿El Señor no está preocupado por la vaca loca?”
“No, ella misma puede hacer su pedido.” - respondí.
Y, entonces, la pelea comenzó...
La mujer de 47 años mira desnuda a su marido desde la puerta del baño y le pregunta:
“¿Vos crees que realmente represento la edad que tengo?...”
El marido le contesta: “Si miro tu cabello, te doy 29; si miro tu busto te doy 32; si miro tus caderas, te doy 36; si miro tus piernas, te doy 30...”
Ella le contesta: “Gracias mi amor, ¿realmente pensás eso?
El marido le contesta: “Esperá un poquito que todavía no terminé de sumar...”
Y entonces la pelea comenzó... Y ya no paró más.©