Si todos pensábamos que las vicisitudes del 2020 eran irrepetibles, insuperables, y que en el 2021 nuestras vidas regresarían a la normalidad… durante la primera semana del año, así de entrada nomás, una turba de facinerosos, incitados por el recientemente derrotado ex presidente Donald Trump, irrumpió en el Congreso estadounidense para impedir la formalización de la toma de mando del electo presidente Joe Biden.
Durante el fallido golpe, 5 personas perdieron la vida, 138 policías resultaron heridos y en los meses subsiguientes, cuatro oficiales que habían respondido al ataque se suicidaron. Por estos días, muchos de los implicados están recibiendo sus sentencias.
Con un comienzo así, era de esperar que el 2021 se presentara movidito. Sin embargo, gradualmente se fue recuperando la paz social, y Estados Unidos camina, a paso lento, rumbo a una nueva realidad marcada por esa gran necesidad de millones de estadounidenses de no regresar a aquella tan mentada “normalidad” que no les satisfacía. Millones de personas renunciaron a sus empleos y buscan nuevas formas de ganarse la vida, formas que representen no tener que trabajar todo el día para apenas pagar sus gastos más básicos. El trabajo online se ha consolidado y en el futuro cercano asoman nuevas posibilidades de progreso, aunque por supuesto todo sigue muy “atado con alambre”, como decimos por nuestra tierra, debido a la incertidumbre causada por la pandemia que se niega a desaparecer.
Estados Unidos enfrenta un invierno complicado en este frente, con buena parte de su población que se niega a tomar las precauciones más básicas para evitar los contagios, que en buena parte del país están recrudeciendo, con su consiguiente aumento en las hospitalizaciones y muertes, sobre todo, por supuesto, entre los no-vacunados.
En Argentina, mientras tanto, el gobierno de la cuarentena más larga del mundo parece haber decretado repentinamente el fin de la pandemia. El apuro por llevar buenas noticias a un electorado harto de promesas no cumplidas y jaqueado por la inseguridad, la falta de trabajo genuino, la inflación imparable y la corrupción, los llevaron a pasar del encierro a las marchas políticas multitudinarias al ritmo de los bombos piqueteros, sindicales y de militantes barriales.
Tal cual se preveía, la oposición ganó las elecciones de medio término con comodidad, aunque el oficialismo descontó algunos puntos que se creían perdidos tras las elecciones PASO; eso lo llevó al presidente Alberto Fernández a convocar a su gente a la Plaza de Mayo “para celebrar este triunfo como corresponde”. La oposición, verdaderos vencedores vencidos, no contó con los reflejos necesarios para contrarrestar esta locura y se limitó a criticar al presidente con términos médicos o psicológicos que hablan de negación de la realidad, algo que no le hace mella a una plaza llena de banderas, redoblantes y humo de choripanes.
Y así cerramos el año, buscando sobreponernos al período más oscuro de nuestras vidas, tratando de encontrar nuevos horizontes para dejar atrás no solo la pandemia, sino todo lo que antes de que el virus irrumpiera en el mundo ya no funcionaba. Y desde la redacción de El Suplemento les deseamos a todos nuestros lectores y anunciantes que en este nuevo año se les abran todas las puertas que merecen ser abiertas, y que juntos caminemos hacia un 2022 lleno de paz y felicidad.
Nos encontramos nuevamente, y como desde hace 22 años, el mes que viene.
¡Felices fiestas! ¤