Cortitos y al pie
- Papá, ¿qué está más lejos, Córdoba o la Luna?
- Vamos a ver, ¿tú ves Córdoba desde aquí?
- A mí me gustaría vivir en una isla desierta.
- A mí también.
- ¡Ya empezamos a llenarla, eh!
- ¡Rápido, necesitamos sangre!
- Yo soy 0 positivo.
- Pues muy mal, aquí se viene a animar.
- ¿Cuánto cuesta alquilar un coche?
- Depende del tiempo.
- OK, pongamos que llueve.
- Doctor, doctor, cada vez que estornudo tengo un orgasmo.
- ¿Qué? Pero eso es rarísimo, Dígame, ¿está usted tomando algo?
- Por supuesto, ¡pimienta!
De suegras
- ¿Cómo se dice suegra en griego?
- Storbas.
- Cariño, ¿has visto el libro 'Cómo vivir 100 años'?
- Sí, lo tiré a la basura, tu madre lo estaba leyendo.
La suegra desde el interior del ataúd:
-Hija, ¡sácame de aquí que no estoy muerta!
A lo que el yerno le responde desde el exterior:
-Cállese, señora, ¿va a saber usted más que el médico?
El yerno hablando con su suegra
- Ni se te ocurra decirme cómo educar a mis hijos. Yo estoy casado con una de los tuyos, y créeme, hay mucho que reclamar también.
Dos amigos:
– Si no fuera por el bigote, serías igualito a mi suegra.
– Pero si yo no tengo bigote…
– Ya sé, pero ella sí.
De choborras
Tres borrachos llegan a la estación, cuando desde los altoparlantes se anuncia: “El tren con destino a La Plata sale ahora mismo por la vía 4”. Se ponen a correr, hasta que llegan al costado del tren y el jefe de estación ayuda a uno a subir, enseguida ayuda al otro, y cuando llega al tercero, el tren ya va a mucha velocidad, y no puede subirlo.
- Lo siento, pero ya es tarde.
-Pues más lo van a sentir ellos, que habían venido a despedirme.
Dichos de amigos:
Conejo negro: No lo hacen trabajar ni los magos.
Culo de estatua: No hizo un sorete en toda su vida.
Delfín: Hace dos o tres pelotudeces y después nada, nada, nada.
Dólar Azul: Cualquier pelotudo se da cuenta que es falso.
Dragón con diarrea: Cada vez que abre la boca te quema o te caga.
Diferencias mujer – hombre
La esposa pasó la noche fuera de casa.
En la mañana siguiente le explicó al marido que había dormido en la casa de la mejor amiga. El marido, llamó por teléfono a diez de las mejores amigas, pero ninguna de ellas confirmó la historia.
El marido pasó la noche fuera de casa.
En la mañana siguiente, explicó a la mujer que había dormido en la casa de su mejor amigo. La esposa entonces llamó por teléfono a los diez mejores amigos del marido. Siete de ellos confirmaron la historia, y los tres restantes, además de confirmarla, dicen que él todavía estaba allá.
Cortitos y al final
-¿Por qué los diabéticos no pueden vengarse?
-Porque la venganza es dulce.
¿Cómo se dice psicoanalista en japonés?
-Sakudo Tukoko.