María Antonia Paz y Figueroa, la consagrada y venerable María Antonia de San José, popularmente conocida como “Mama Antula”, una evangelizadora jesuita durante la Colonia Española oriunda de la provincia argentina de Santiago del Estero, tenaz promotora de la obra de San Ignacio de Loyola y a quien se le atribuye un milagro de sanación en 1904, ha sido beatificada el 27 de agosto pasado en su provincia natal.
on un mensaje desde el Vaticano, el Papa Francisco se unió a la multitudinaria celebración y dijo “Dios bendijo a Santiago del Estero con la presencia de esta mujer valiente, plena de amor a Jesucristo y que nos ha señalado el único camino para la salvación. Yo le pido a ella que bendiga a ustedes haciéndoles crecer en el amor a Dios y entre ustedes mismos”. La ceremonia consistió en una misa concelebrada, presidida por el enviado del Vaticano, el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Angelo Amato; el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) Monseñor José María Arancedo; el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Primado Mario Aurelio Poli, y otros.
La delegación del gobierno argentino estuvo integrada por la vicepresidenta Gabriela Michetti y un grupo de legisladores nacionales y provinciales.
Miles de peregrinos de diversas poblaciones santiagueñas portaban imágenes religiosas (Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, Nuestro Señor de los Milagros de Mailín, Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de Huachana) las que adornaban el altar mientras cientos de jóvenes representaban a sus parroquias tras una vigilia.
El Papa Francisco ordenó la beatificación de Mama Antula en la provincia de Santiago del Estero bajo el nombre Beata María Antonia, celebración que fue parte de los actos del Bicentenario. Cabe recordar que esta causa había sido iniciada en Buenos Aires por el entonces Arzobispo Jesuita Jorge Mario Bergoglio (el actual Papa Francisco) quien había elevado este pedido al Vaticano. Tiempo después -en el año 2010- el entonces Papa Benedicto XVI proclamó a Mama Antula “Venerable”y autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el cual se reconocía que “Mama Antula había practicado las virtudes cristianas en grado heroico”.
Durante la ceremonia se develó una imagen en lienzo de la nueva Beata, se presentó una reliquia suya, se anunció que el 7 de marzo será su día festivo (coincidente con el día de su partida en el año 1799) y se solicitó al representante papal la inscripción de María Antonia en el libro de los siervos beatificados. Su nombre figurará junto a los ocho beatos argentinos predecesores (José Gabriel Brochero, Ceferino Namuncurá, Laura Vicuña, María Ludovica de Angelis, Crescencia Pérez, Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado (Madre Cabanillas) y Artémides Zatti.
¿Quién fue Mama Antula?
Ella fue una ferviente monja jesuita, descendiente de una ilustre familia de conquistadores y gobernantes españoles durante el Virreinato del Río de La Plata. Desde muy jovencita se educó con los principios de la doctrina de los Jesuitas poniendo a prueba su fortaleza, templanza y su sabiduría mística e hizo de ellos un apostolado al plasmar sus contenidos rectores en la organización y luego promoción de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden Jesuita, sede religiosa por donde desfilaron más tarde prominentes figuras de la historia argentina.
El Cardenal Amato dijo “Mama Antula fue una misionera incansable, una pionera en la formación espiritual y a través de su Congregación y la práctica constante de los Ejercicios Espirituales simbolizaba la fe y la confianza en la Providencia. Ella entraba en las prisiones para convertir a las almas perdidas o extraviadas dejándose moldear como un algarrobo santiagueño por las manos de Dios”. El lema de Mama Antula era “llegar hasta donde Dios no ha sido conocido para hacerlo conocer”.
Mama Antula fue una transformadora que predicó la fe cristiana e hizo de su misión un apostolado para el crecimiento espiritual durante la época virreinal donde las posibilidades de educación para la mujer estaban demarcadas hacia el matrimonio o el monasterio. “Ella nunca se dejó vencer por las adversidades en aquella sociedad tan elitista y eligió el camino para servir al Señor”.
Los pueblos originarios del Virreinato la bautizaron Mama Antula, “la madre que cobija con bondad y certeza divina para no dejarnos abatir por las contrariedades circunstanciales y salir adelante, acercándose uno más a los pobres y humildes, marginados y sin esperanzas”.
La práctica de los Ejercicios Espirituales de Mama Antula se transformaron en actividades religiosas prominentes de Buenos Aires, donde tanto la nobleza como los demás sectores de la sociedad acudían a la sede para comunicarle a Mama Antula todas sus necesidades y solicitarle su oración. “El rol de esta humilde y trabajadora monja fue remarcable en la iglesia católica porteña, quien encomendó el cuidado de sus fundaciones al poder de la protección providencial de San Cayetano, cuya imagen y devoción como el Protector del Pan y el Trabajo ella introdujo en Buenos Aires.
Con el tiempo, la congregación Las Hijas del Divino Salvador, siguiendo la devoción de Mama Antula por San Cayetano, fundó el Santuario de San Cayetano en Buenos Aires en el barrio de Liniers, donde cada 7 de agosto acuden sus fieles a depositarle sus ofrendas de agradecimiento.
El Milagro de Mama Antula
Fuentes del Vaticano documentaron que “María Rosa Vanina, religiosa de la congregación Las Hijas del Divino Salvador, había solicitado la intercesión de Mama Antula (fundadora de su congregación) debido a su enfermedad terminal (colecistitis aguda con shock séptico)”. Rápidamente ella recuperó su salud y confirmó este milagro diciendo: “Agradezco este beneficio de la Providencia Divina y creo que yo he sanado por la intercesión de nuestra venerable madre fundadora, María Antonia de San José, nuestra Mama Antula”. Posteriormente, los médicos no encontraron una razón lógica y atribuyeron dicha sanación a un milagro (de Mama Antula), hecho inexplicable desde la ciencia en 1904.
La Santa Casa de los Ejercicios Espirituales en Buenos Aires continúa cumpliendo su misión a cargo de la congregación Las Hijas del Divino Salvador. Allí vivió Mama Antula hasta su muerte. Sus restos descansan en Buenos Aires en la Capilla de Nuestra Señora de la Piedad. ¤