Se ha sostenido que la batalla de Tucumán salvó la revolución argentina. Este triunfo ayudó de manera eficaz y directa al triunfo de la independencia americana. Si Manuel Belgrano hubiese obedecido las órdenes del gobierno, las provincia del norte se hubieran perdido. Se ve que Belgrano hizo bien en desobedecer las órdenes de retirada y arriesgar en una batalla de dudoso resultado, puesto que el triunfo era la salvación y la retirada importaba tanto como la derrota oscura de quien sucumbe sin combatir.
En cuanto a la situación en la Banda Oriental, recordemos que durante el año de 1811 las fuerzas organizadas por la Junta Grande y las fuerzas gauchas de Artigas habían puesto sitio a la ciudad de Montevideo, que se había negado a obedecer a las autoridades surgidas de la Revolución de Mayo. Las fuerzas realistas eran numéricamente superiores a la de los sitiadores, pero su fidelidad era dudosa. En su favor jugaba la falta de refuerzos, municiones y armamento de los sitiadores.
Enterado de ello, el general Gaspar de Vigodet decidió intentar una salida masiva y enfrentar a los patriotas. Pero tuvo mala suerte, porque justo la noche anterior de iniciarlo, Rondeau recibió un importante refuerzo y avituallas.
En la mañana del 31 de diciembre, Gaspar de Vigodet y el brigadier Vicente Muesas, con unos 2.300 hombres y 8 cañones, atacaron las posiciones de Rondeau, que solo contaba con 1.000 soldados y 2 cañones. Atrincheró rápidamente su infantería en una loma alta llamada “El Cerrito”, por su cercanía al famoso cerro de Montevideo. Allí los atacó Muesas, desplazando al regimiento número 6 al mando del teniente coronel Soler, y expulsándolos barranca abajo. Luego atacó al otro cuerpo de infantería, el regimiento número 4 al mando de Ventura Vázquez, que solo pudo sostenerse poco tiempo. En ese momento, Soler reunió a sus soldados (casi exclusivamente libertos negros) y contraatacó cuesta arriba. La sorpresa de ese ataque paralizó a los españoles, agregándose que en ese instante fue muerto de un tiro el brigadier Muesas, causando gran confusión entre sus hombres.
Por otra parte, al atacar a “El Cerrito”, los realistas habían dejado los cañones que casi no participaron en la lucha. Los realistas fueron rechazados de “El Cerrito” y al llegar al pie de la cuesta fueron atacados por la caballería patriota al mando de Rafael Hortiguera, lo que completó la victoria patriota y la dispersión del enemigo. Los realistas no intentaron volver a salir de las murallas.
La victoria de “El Cerrito” fue definitoria para el desarrollo futuro de las operaciones en tierra. Pero la ciudad se mantuvo firme en la defensa, abastecida por el Río de La Plata con alimentos y refuerzos. La situación duraría hasta 1814. ¤