Más rápido...
Un ciempiés chiquitito golpeaba asustado la puerta de su casita y gritaba:
- ¡Papá, papá, abrime la puerta que viene un pájaro y me quiere comer!
Y, desde adentro se oyó:
- ¡Ya voy, hijito, aguántame que me estoy calzando!
Un amigazo
Dos cazadores se encuentran en un bosque cuando uno de ellos cae al suelo. El hombre parece haberse quedado sin aliento y tiene los ojos vidriosos.
Su compañero agarra el teléfono, llama al número de emergencias y dice jadeando:
- ¡Mi amigo está muerto! ¿Qué puedo hacer?
La operadora le dice:
- Tranquilícese, yo puedo ayudarlo. Primero asegurémonos de que efectivamente está muerto.
Se crea un silencio y a continuación se escucha un disparo.
Al volver al teléfono, el amigo dice: -Listo... ¿y ahora qué?
Pregunta fácil
Si cruzamos una gallina con un cerdo, ¿qué sacamos?
Huevos con jamón.
¡Mamá, mamá!
- Mamá, en la escuela me dicen que soy eléctrico.
- ¿Y vos que hacés?
- Nada... ¡les sigo la corriente!
¡Oiga!
Una viejita, en la mitad de un acto religioso, se inclina y le dice al oído al esposo:
- Me acabo de tirar un pedito silencioso... ¿Qué hago?
Y el marido le responde:
- Ahora nada, pero en cuanto lleguemos a casa, ¡cambiale las pilas al audífono!
Sagrado regalo
Tres hijos judíos dejaron su hogar, se independizaron y prosperaron. Cuando se juntaron nuevamente, hablaron de los regalos que habían podido hacerle a su madre.
El primero dijo: - Yo construí una casa enorme para nuestra madre.
El segundo dijo: - Yo le mandé un Mercedes con su chofer.
El tercero dijo: - ¡Seguro que les gané a los dos! Saben cuánto disfruta mamá de leer las Sagradas Escrituras, y saben que no puede ver muy bien... Pues bien, le mandé un gran loro marrón que puede recitar la Torá en su totalidad. Les llevó 20 años a 12 rabinos ortodoxos enseñársela. Yo contribuí con cien mil dólares durante 20 años, pero valió la pena. Mamá sólo tiene que nombrar el Capítulo y el loro lo recita.
Poco después, la madre envió a sus hijos sus cartas de agradecimiento.
Escribió a su primer hijo: “¡Isaac, la casa que construiste es tan grande! Yo vivo en un solo cuarto, pero ahora tengo que limpiar toda la casa”.
Al segundo: “Moisés, estoy demasiado vieja como para viajar. Me quedo en casa todo el tiempo, así es que nunca uso el Mercedes y me resulta muy caro”.
Al tercero: “Mi queridísimo Abraham, fuiste el único hijo que tuvo el sentido común de saber lo que le gusta a tu madre... ¡El pollito ese estaba delicioso!” ©