Si se aplican las reformas que plantea el presidente Bush, el bienestar de su futuro puede estar en peligro
“El sistema de pensiones está en crisis. El año 2030, si no lo reformamos, de cada dos chilenos uno no tendrá derecho a pensión. Este sistema fue planteado bajo supuestos que no se han cumplido”.
Michelle Bachelet - candidata a la presidencia de Chile, Octubre 2005
El presidente George W. Bush desea implementar “mejoras” al sistema del seguro social de los Estados Unidos y por eso ha pronunciado varios discursos sobre este tema que pueden ser consultados en la página oficial de la Casa Blanca (http://www.whitehouse.gov/).
Dado que la mayoría de las personas que trabajan en los Estados Unidos no tiene la menor idea de qué se trata este asunto y cuáles son esas “mejoras”, habría que tomar muy en cuenta las palabras de la candidata chilena Michelle Bachelet. Porque Chile fue el primer país latinoamericano que sirvió de conejillo de indias para experimentar con este “nuevo, moderno y conveniente” sistema de jubilaciones.
Estas “mejoras” se aplican en otros países sudamericanos desde hace años, entre ellos la Argentina. El problema es que este sistema, muy similar al propuesto por el presidente Bush, tuvo resultados diferenciados. Fue desastroso para los trabajadores de la región pero muy exitoso para los bancos involucrados en el negocio.
Para conocer algunos de los misterios de este nuevo sistema de seguridad social, El Suplemento entrevistó al abogado José Luis Di Lorenzo, profesor de Derecho de la Seguridad Social en la Universidad de Buenos Aires, presidente del Instituto para el Modelo Argentino (IMA) y director del semanario digital Lo Social.
En su artículo “La previsión debe ser social, no especulativa”, el Dr. Di Lorenzo comienza escribiendo que “El diagnóstico no puede obviar que en 1993 (en Argentina N del R) se rompió el contrato social, que la privatización y desregulación de la seguridad social tuvo resultados catastróficos para la gente, que el sistema de capitalización ha incumplido los propios postulados que los justificaban (Nueva Ortodoxia Previsional), que el nivel de comisiones y seguros (100% del capital que administran) es inmoral (formalmente usurario y confiscatorio), que los fondos de pensión son la savia que alimenta el capital financiero globalizado y concentrado, y que se trata, simplemente, de un negocio para los banqueros”.
Dr. Di Lorenzo, ¿cuándo empezó a aplicarse el sistema de seguridad social que conocemos?
A finales del siglo XIX cambian las relaciones de supervivencia de la gente. El hombre deja de depender de los recursos del suelo para trasladarse a los centros urbanos y dedicarse a las actividades industriales y esto genera las primeras crisis porque a partir de ese momento deja de haber cobertura social. Anteriormente, una prole numerosa garantizaban un buen pasar en la vejez, dado que los hijos mas jóvenes se encargaban de cuidar el ganado, cultivar la tierra y atender las necesidades de sus padres.
¿Al pasar a depender de un salario cambian las cosas?
Absolutamente. La crisis se genera por la falta de cobertura. Durante la revolución industrial los individuos dejan de depender de los recursos del suelo y de sus familias para depender del salario. Otto von Bismarck diseña en Alemania el primer financiamiento social. (En 1883 Ley de seguros de enfermedad; en 1884 Ley sobre accidentes de trabajo y en 1889 la Ley sobre seguros de invalidez y vejez. Estas leyes ofrecían seguros a la población a cargo del Estado. (N del R)
¿Y de dónde se obtuvieron los recursos para financiar este sistema?
De las nuevas actividades productivas. Bismarck impuso un impuesto al trabajador o “aporte personal”, un impuesto al empleador o “contribución patronal” y el estado también aportó lo suyo en caso de que los aportes no alcanzaran. Eso se conoce como “sistema de reparto” y se financia como un compromiso intergeneracional. Solidaridad entre generaciones. El trabajador activo de hoy paga para sostener a los que ya están jubilados. En este compromiso intergeneracional los activos del día de mañana nos van a financiar a nosotros, que somos los activos de la actualidad, cuando nos jubilemos. Este sistema tiene que ver con un cierto tipo de modo productivo.
Pero las cosas cambiaron...
En el mundo lo que cambió es la distribución de la riqueza y la acumulación. ¿Por qué? Cuando uno ve los números de distribución observa que gran parte de la concentración tiene que ver con los movimientos de capitales financieros o especulativos, que son muchos más grandes que los capitales destinados a la producción. Entonces la tradicional distribución de la riqueza entre capital y trabajo cambia porque se crea una nueva instancia. Ahora aparece el capital financiero.
¿Y eso afecta al sistema de jubilaciones?
Claro. En la Argentina, por ejemplo, en una época el producto se distribuyó de la siguiente forma: un 50% era para el trabajo y el otro 50% para el capital productivo. Hoy al trabajo va apenas el 20% ó 25% pero el otro 75% u 80% no va en su totalidad al capital productivo. Seguramente más de la mitad de ese porcentaje, eso habría que determinarlo exactamente, pasa a manos del capital financiero o especulativo.
Aparece un nuevo actor que acumula riquezas pero no aporta beneficios sociales.
Es una nueva actividad no rentable que se detecta en las transacciones globales. Que es puramente financiera.
¿Los nuevos negocios financieros deberían aportar a la solidaridad de la sociedad?
Sin dudas, y por un tema de seguridad ciudadana. En el mundo de hoy uno no puede desatender los problemas del resto de la población, y le doy un ejemplo. Ahora estamos pendientes con el tema de la gripe aviar; todo el mundo está convencido que el estado tiene que comprar vacunas para evitar la epidemia o la pandemia. La inseguridad social genera una “pandemia de pobreza” por lo cual el estado tiene que “vacunar” invirtiendo recursos sociales para darle seguridad social al conjunto de sus ciudadanos. Y esto no puede ser producto de la especulación, tiene que ser el producto de un sistema de cobertura que esté garantizado por la nación. Esta es la idea central.
Pero los capitales financieros difícilmente quieran participar del “sistema de reparto”.
Por eso pretenden cambiar el “sistema de reparto” por otro llamado “sistema de capitalización”. Esto significa cambiar el eje solidario por el eje especulativo. En el “sistema de capitalización” que se aplica en Sudamérica y se pretende instalar en los Estados Unidos las cosas son totalmente diferentes. En este último, el resultado de la jubilación depende de algo absolutamente aleatorio que consiste en que el dinero que se invierte brinde una renta positiva. De lo contrario se perjudica, y mucho, al beneficiario, porque cuando llegue el momento de jubilarse cobrará según el resultado de sus inversiones.
¿Las jubilaciones dependerán de los resultados de los bonos y las acciones?
Por supuesto. Este es un sistema de “inseguridad social” porque depende de la rentabilidad que se obtenga de la inversión de los recursos. Pero además los aportes propios serán utilizados para el pago de comisiones altísimas.
¿Cómo es eso?
En Argentina si yo voy a un banco y digo “quiero comprar un fondo de inversión de 10.000 pesos” a lo sumo me cobrarán un 5% de comisión. Pero en nuestro país cada persona que se afilia a una AFJP (Administradora de Fondos de Jubilación y Pensión) por cada peso que aporta para su futura jubilación debe pagar por “comisión y seguro” otro peso.
¿Cada AFJP cobra un ciento por ciento en concepto de intermediación?
Y no sólo eso: además las AFJP tienen ocho millones de aportantes “cautivos” sobre un total de diez millones de trabajadores. Si se lo analiza objetivamente esto es algo impensable e inmoral en cualquier parte del mundo. Es un fenomenal sistema de apropiación pensado únicamente para beneficiar al sistema financiero, porque los bancos embolsan el 100% del capital de cada trabajador que administran. Y lo mejor para las AFJP es que cobran por adelantado mes a mes. Para mÍ es un negocio espectacular. Y es el mismo modelo especulativo que se piensa aplicar en los Estados Unidos, no hay duda.
¿El experimento empezó en Chile?
Sí y por eso la candidata a la presidencia Bacheler habla de la crisis del sistema jubilatorio chileno. Todo se originó cuando el Banco Mundial propuso limitar el Estado a prestaciones asistenciales. Es decir, un mínimo de sobrevivencia para que el resto vaya al negocio financiero, porque lo que se quiere es un negocio de acumulación de capital financiero que se alimente con los fondos de pensión que son la savia que alimenta los capitales financieros en el mundo.
Es increíble que se llegara a esta situación...
Por eso lo primero que hay que tener claro es si se quiere que haya seguridad social o no. Porque si no se quiere que exista la seguridad social impera la ley del “Far West”, donde cada uno se arregla como puede. Esta es una posición política e ideológica de la vida. ¿Es un negocio la vacuna contra la gripe aviar que solamente puede ser monopolizada por algunos laboratorios? ¿O por el contrario, es patrimonio de la humanidad para evitar una pandemia que puede matar a millones de personas? Con la seguridad social pasa lo mismo. ¿Sólo tendrán un buen pasar los que pueden pagar un buen retiro? ¿O es obligación de la sociedad garantizar el nivel de vida y un nivel de dignidad a toda la población?
Ahora se tiene mayor expectativa de vida ¿eso no tiene nada que ver?
Es mentira que la crisis ocurre porque la población envejece más tarde. Ese es un problema humano que se debe resolver. ¿Qué vamos a hacer si la gente tiene mayor expectativa de vida y vive más… los matamos? La inteligencia humana tiene que dar respuestas. Así como Bismarck resolvió el cambio de las condiciones productivas, el desafío del siglo XXI nos obliga a ser más misericordiosos, adaptarnos a las nuevas formas productivas, a los recursos que existen, a la concentración de riqueza que existe y garantizar una nueva forma de seguridad ciudadana. Que es la seguridad social en todos los aspectos.
¿Esto todavía no se aplica en los Estados Unidos?
En los Estados Unidos existe el sistema público o “de reparto” aunque existen sistemas complementarios y voluntarios de capitalización. Muchos han cerrado porque han fracasado y estafaron a la gente. Pero son complementarios. Si yo tengo un excedente sobre mi capacidad de tributación a la solidaridad de conjunto puedo hacer un ahorro individual y según como me vaya tendré unos dólares más. Pero no existe el “sistema de capitalización” tal cual fue diseñado para el subdesarrollo en América Latina. Eso tampoco existe en el resto de los países centrales.
Pero la idea es implementarlo...
Sí, este es el diseño del Banco Mundial que ahora se pretende llevar a los Estados Unidos a pesar de que hubo momentos en que el mismo Banco Mundial reconoció el fracaso del sistema. En realidad no es un fracaso, el sistema es un éxito porque fue deliberadamente concebido para que los bancos que manejan el tema pudieran hacer grandes negocios. Pero llevado a los Estados Unidos es gravísimo. Es gravísimo como disciplinador y ejemplaridad global, porque significa romper con el sistema de solidaridad global. Algo que la gente no advierte en estos momentos, pero sí cuando se pierde la capacidad de trabajar por vejez o enfermedad. Allí es cuando aparece la necesidad de una seguridad social que garantice un estándar de vida mínimo.
Entonces es un sistema que nos hace retroceder en el tiempo.
Se vuelve a la misma lógica de la primera etapa de la revolución industrial, en donde se afirmaba que era responsabilidad individual y del ahorro individual el futuro de cada uno.
No se tiene en cuenta que no todo el mundo tiene las posibilidades para un ahorro continuado y además ningún gobierno puede garantizar la rentabilidad. El tema es que si el gobierno federal de Estados Unidos o de cualquier otra parte del mundo garantiza una rentabilidad del 5% anual a todos los ciudadanos está bárbaro, todo bien. Pero en la realidad nadie puede garantizar esa rentabilidad, porque la rentabilidad en el largo plazo tiende a ser neutra. Ø