La calidad sanitaria de Buenos Aires debe extenderse a todo el país

Argentina necesita 24 hospitales gemelos
Estoy vivo gracias a que resido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Porque gracias al excelente nivel de asistencia médica de la ciudad pude ser salvado mediante operaciones de emergencia en una, dos, tres… cuatro oportunidades. Debido, únicamente, a mi condición de “porteño”.

Cabe aclarar que este es el principal apodo con el cual se designa a los nacidos y criados en CABA. “Porteño” deriva del puerto de Buenos Aires que, tradicionalmente, fue la puerta de entrada de las grandes corrientes inmigratorias europeas. Un término que posee, habitualmente, una connotación positiva y/o negativa, de acuerdo al lugar desde donde se lo mire. Es un orgullo para los porteños serlo y un estigma, sinónimo de desprecio, para el resto de los connacionales. No siempre, pero casi…

“La mejor tecnología de diagnóstico y la mayoría de los profesionales de la salud trabajan dentro del ejido de la Ciudad de Buenos Aires”

Ahora bien, ¿por qué un porteño tiene más posibilidades de sobrevivir a operaciones de emergencia, de vida o muerte? Por varias razones. En la Ciudad de Buenos Aires se encuentran los mejores centros de salud del país, en cantidad y calidad, sean estatales, gremiales o privados. Aquí se encuentran los mejores equipos de diagnóstico de última generación, las calles están debidamente señalizadas y asfaltadas, y los accesos son amigables para el traslado de los enfermos. Sintetizando: la mejor tecnología de diagnóstico y la mayoría de los profesionales de la salud trabajan dentro del ejido de CABA.

¿Y la Argentina federal?
En el resto del país no existen centros médicos de la misma calidad; faltan equipamientos sofisticados, insumos y recursos básicos. Sin esto, no alcanza la buena predisposición y capacitación de médicos, enfermeras y resto de los profesionales. Las diferencias de equipamiento son tan abismales que todas las provincias argentinas, las 23, cuentan con “aviones sanitarios” destinados únicamente a llevar a los enfermos de gravedad del interior a la Ciudad de Buenos Aires para ser asistidos ante emergencias.
Con la crisis provocada por el COVID-19, estas diferencias se acrecentaron aún más, ya que la cantidad de camas de terapia intensiva, respiradores, centros médicos, profesionales y centros de aislamiento se concentran casi exclusivamente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que incluye a la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense que la rodea.
Pero el problema principal, de fondo, es que los pacientes del interior del país con patologías de gravedad tampoco reciben la atención adecuada en tiempos normales por falta de equipamiento y recursos. Debido a ello, es habitual que, para tratarse los enfermos crónicos deben viajar a CABA periódicamente para realizarse análisis.

Una propuesta para la salud de todos los argentinos
Por ser un sobreviviente gracias a la excelente atención médica recibida en la Ciudad de Buenos Aires, este cronista ha decidido comenzar una campaña para proponer una solución definitiva que ayude a las actuales y próximas generaciones de toda la Argentina. La idea es muy sencilla, consiste en construir 24 hospitales gemelos. Absolutamente idénticos. En todo. Construir el mismo centro médico en cada una de las 23 provincias y otro en CABA. Todos provistos con los equipamientos más modernos, de última generación.
De esta forma, en todo el país los argentinos tendrán el mismo acceso a la salud pública, en cantidad y calidad. Y en vez de que los pacientes se trasladen hacia Buenos Aires, los que se deberán movilizar serán los médicos. De esta forma, cualquier patología podrá ser atendida por los mejores profesionales de cada especialidad de la salud en cada provincia, con médicos itinerantes.
Como paciente de alto riesgo conozco del tema. Y sé lo que es haber sido salvado al límite gracias a vivir en la Ciudad de Buenos Aires.
Tuve apendicitis aguda. Llamé al médico y en menos de una hora entré al quirófano. Padecí un infarto al miocardio y en una hora estaba internado listo para ser operado. La última vez, por una mala praxis me perforaron el intestino durante una colonoscopía en un centro de excelencia privado. Afortunadamente, en una tomografía de control (en otro centro médico) se dieron cuenta de la gravedad de mi condición y me operaron pocas horas antes de morir. En esta oportunidad, fui consciente de las ventajas de ser “porteño”. El 22 de mayo de 2018, justo el día del aniversario de mi casamiento, me sacaron cuatro tomografías computadas en cuatro tomógrafos diferentes. Ah, también me operaron nuevamente al descubrir que durante la cirugía de emergencia me perforaron una arteria. Y me estaba desangrando.

Terminar con los privilegios
Como periodista, cuando recibo información de que inauguran un solo tomógrafo en alguna provincia y para cientos de miles de personas, me da escalofríos e impotencia, porque pienso que si hubiera vivido en esos sitios ya estaría muerto.

“El problema principal, de fondo, es que los pacientes del interior del país con patologías de gravedad tampoco reciben la atención adecuada en tiempos normales por falta de equipamiento y recursos”

Lo más grave es que para las inauguraciones de un solo tomógrafo aislado, único, asisten presidentes, ministros, gobernadores, intendentes y decenas de funcionarios públicos. Le dan tanta cobertura mediática que pareciera que inauguraran la pirámide de Keops.
Por eso, más allá de la pandemia del Coronavirus, la crisis economía, la falta de dólares y otros pesares centenarios de nuestro amado país, lo más importante es ir pensando en construir 23 hospitales provinciales más otro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todos idénticos. Para que todos los argentinos de una buena vez tengan la posibilidad de acceder a la misma calidad de salud. Preventiva y de emergencia. ¤