La Mujer: Vida-Fortaleza-Sabiduría-Compasión-Empatía-Poder-Liderazgo

No es coincidencia que el Día de la Madre figure en el calendario muy cerquita del día de la Coronación de la Virgen María –baluarte de fortaleza espiritual- ya que al celebrarlo, se evoca la presencia de un ser humano que genera vida.
El rol de madre es una de las facetas más importantes en la vida de toda mujer, ya que proyecta una combinación de amor, disciplina y valores alineados para educar a sus hijos y prepararlos para enfrentar todos los retos y adversidades, con su valentía peculiar.
Hablar de una mujer es reconocer que ella es bondadosa por naturaleza. Su fuente de sabiduría parece estar condensada en su intuición que ella sabe complementarla con su razonamiento y sus elevados sentimientos de compasión y empatía (al saber ponerse en el lugar de otros), los que magnifican la dimensión de su poder en la lucha sin cuartel (cuando hay que educar, orientar e inspirar, cambiar un comportamiento, combatir una adicción, tomar una decisión, cerrar un duelo, etc.). Y es así porque ella fue dotada con toda la fortaleza necesaria para enfrentar y solucionar cualquier reto en la vida. Lo preocupante es que existen mujeres que aún no han descubierto esta fuente inagotable de riqueza interior, y muchas veces ellas siguen siendo víctimas de enfermedades que pudieron haberse evitado, abuso, maltrato, explotación, o sexismo.
Cada día nos trae sus propios problemas u obstáculos, y la mujer, desde una perspectiva general, los va sorteando para resolver cada cuestión en detalle, poniendo su corazón para clarificar y calmar su mente y muy dispuesta a resolver aún lo más complicado, ya que ella escucha primero a su corazón (compasivo), luego a su razonamiento (práctico, funcional) y después a la voz intuitiva (sabia) para ir encontrando la luz en su camino. La mujer está dotada de atributos en un continuum de permanentes contrastes, ya que en la adversidad ella asume el reto con coraje y a la vez con paciencia al darse el tiempo para entender cada situación, poniendo su fuerza y su delicadeza, su sensibilidad y su autocontrol. Su enfoque es siempre realista, pero raras veces pesimista. Ella actúa desde la solidez de sus convicciones y con una actitud optimista va al encuentro de nuevas oportunidades.
Siempre se dice que las mujeres tienen buena memoria, y es porque ellas nunca olvidan sus caídas… porque fue allí donde aprendieron sus lecciones y como un ave fénix, ellas vuelven a levantarse. La mujer vive convencida de que el dolor siempre las transforma en un ser mejor, ya que por experiencia propia ellas aprendieron que el sufrimiento, en cada lucha o experiencia, resulta ser el mejor maestro y que les deja lecciones indelebles. Ellas tratan siempre de permanecer conectadas con esa fuerza interior que caracteriza su ser y no darse nunca por vencidas, lo que parece ser su lema motivacional. Así, ella celebra su vida con amor y alegría y expande su sabiduría acumulada y enriquecida con el rigor del tiempo, en pos del bien común.
La mayoría de las mujeres lleva consigo misma una carga de compasión y empatía a tal punto que a veces descuidan sus propias necesidades por atender las de otros. Su lenguaje, a veces persuasivo, transforma una pena en un camino de esperanza y posibilidades; ella pone su alma y su pasión en lo que hace por convicción y construye puentes con la fuerza mágica de su amor. Su realismo le ha enseñado que en la vida nos deparan alegrías y tristezas; éxitos y caídas abruptas; salud y bienestar óptimos y enfermedades o malestares y que a través de los tiempos más difíciles y onerosos, la persona encuentra no sólo las mejores lecciones de vida sino que en el proceso, ella fue fortaleciendo su personalidad con un nuevo perfil de liderazgo, indispensable para tomar decisiones, especialmente viviendo en una sociedad libre (como Estados Unidos) donde el estado de derecho le garantiza el poder de discernir para elegir el camino de su vida y poder contribuir a mejorar el mundo en que vive.

La Mujer en el Siglo XXI
En este siglo ya se están marcando las pautas para reconocer “in extenso” el rol de la mujer en la sociedad internacional.
En América Latina el rol de la mujer alcanza  un 45%.
Christine Lagarde, abogada francesa, presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha halagado “la capacidad de la mujer para resolver situaciones críticas y el exhausto manejo y dirección de sus tiempos logrando resultados inesperados. No obstante, su acceso para ocupar posiciones de liderazgo alcanza sólo el 25%, siendo éste el común denominador a nivel mundial”, expresó en una entrevista en la cadena CNN.
Por su parte, el Instituto de Estadísticas de la UNESCO afirma que “a nivel global el plantel científico femenino llega al 30%”.
En Argentina, en el Instituto de Investigaciones Científicas (CONICET) “las mujeres representan el 52% del plantel de 8.505 investigadores y sólo el 25% ocupa cargos directivos de liderazgo”, según la investigadora y miembro del directorio Dora Barrancos, y “sólo 1 de cada 4 científicas es promovida a jefa, mientras que el 57% de las mujeres se encuentran en la base de la pirámide institucional”.
La inserción de la mujer en el campo laboral ejecutivo va en ascenso. Ella tuvo que retardar su ingreso a nivel de directorio por razones circunstanciales (por ser ella la progenitora de su familia). Actualmente, se está evaluando y reconociendo más la capacidad laboral sin importar el género y vemos una tendencia que da acceso e inclusión a la mujer para posiciones de liderazgo en instituciones, corporaciones, política, negocios, etc., igualando sus derechos tanto en oportunidades como en salarios.
Y como “la fortaleza y la sabiduría hay que buscarlas dentro de nosotros mismos” (Deepak Chopra), la mujer supo que había que preparar las circunstancias para su reinserción laboral en posiciones de liderazgo y lo está logrando, después de haber encaminado la directriz de su familia, prioridad que orgullosamente le compete. ¤