Espionaje Cibernético en Estados Unidos

Julio 2013 Yo no quiero vivir en un mundo donde todo lo que hago y digo es vigilado y luego guardado. Esto es intolerable. Conscientemente, yo no puedo permitir que el gobierno de los Estados Unidos destruya la privacidad individual, la libertad en la internet y las libertades básicas para la gente alrededor del mundo, usando esta técnica de espionaje masivo de las comunicaciones que ellos están construyendo”. Esta denuncia la hizo Edward Snowden (29) por entonces prófugo en Hong-Kong, ex empleado de la CIA (Central Intelligence Agency), ex analista de infraestructura de la compañía Booz Allen Hamilton con un contrato de servicios para la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) – a los periódicos “The Guardian” y “The Washington Post”. “Estados Unidos aplica el programa PRISM para espiar cibernéticamente a millones de sus habitantes” dijo Snowden.
PRISM es un programa de recolección de datos electrónicos, ideado por el gobierno de Estados Unidos que daría acceso para espiar e interceptar las comunicaciones -telefónicas, emails, ficheros digitales- de millones de usuarios, contenidos que circulan en las redes de la Internet (Google, Yahoo, YouTube, Hotmail, Facebook, Skype, Tweets) y en las principales compañías tecnológicas del país (AT&T, Sprint, Verizon). El gobierno aduce que PRISM es una técnica para identificar comportamientos sospechosos de planes, actos y capacidad logística que signifiquen una amenaza de ataques terroristas y poder así prevenirlos. Este sistema, de acuerdo con el “The Foreign Intelligence Surveillance Act” (FISA), requiere de un permiso de la corte para grabar los números telefónicos, las localidades de origen y destino de esas llamadas y su duración para luego clasificarlas como “top secret”.
¿No sería esto un acto de agresión a nuestra privacidad y libertad individual?

Espionaje cibernético
El gobierno de Estados Unidos desmiente tal acusación y el presidente Barack Obama ha declarado que “la NSA no monitorea dichas conversaciones”, aseveración que ha sido ratificada ante el Congreso por parte del Director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), general Keith Alexander. La administración Obama parece consolidar la posición centenaria de algunos pioneros como Alexander Hamilton cuando expresaba que “la libertad no puede existir sin las condiciones básicas de seguridad, ya que el gobierno que no puede asegurar la paz, no puede proteger los derechos de cada individuo”. Por su parte, el director del FBI (Federal Bureau of Intelligence), Robert Mueller, ha aseverado que tal espionaje cibernético estuvo siempre amparado por el rigor de la ley y lamentó que los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 pudieron haber sido evitados si el programa PRISM hubiese existido entonces, ya que la obligación del gobierno es la seguridad de cada uno de sus ciudadanos.

Los atentados terroristas durante la reciente maratón de Boston no fueron evitados, pese a la vigencia de este válido modelo predictivo conocido como PRISM.

Como era de esperar, el gobierno federal ha comenzado el proceso de extradición de Edward Snowden para su juzgamiento criminal, a la vez que alertó al mundo a negarle el asilo. “Este es un asunto que tendrá consecuencias extraordinarias en el Servicio de Inteligencia de Estados Unidos”, expresó el legislador de Nueva York, Peter King (R). Algo similar ocurrió en Estados Unidos en el año 2010 cuando el militar Bradley Manning admitió haber obtenido y entregado miles de documentos clasificados a la website Wikileaks.

¿Desde cuándo nos están espiando?
Recordemos que los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 dejaron al mundo en un estado de shock, por no decir paranoia. Esta vulnerabilidad en la seguridad individual y colectiva en los Estados Unidos indujo a las autoridades gubernamentales a recopilar inteligencia desarrollando paralelamente programas complejos para el seguimiento de los terroristas de Al Qaeda para encontrar a su jefe, Osama bin Laden. Este parece haber sido el origen y el “leitmotiv” del programa PRISM.
Paralelamente, la tecnología cibernética creció (¿desmesuradamente?) y arrasó toda la imaginación de su alcance hasta la revelación de estos hechos que nos alarman, ya que todo parece indicar que para capturar a los terroristas tuvieron que invadir y abusar de la privacidad y la libertad de todos nosotros. La información capturada habría cubierto casi el 99% del tráfico de llamadas telefónicas, de acuerdo con los datos suministrados a la prensa por Edward Snowden, quien dio esta información porque había sentido la presión de su conciencia.
Aunque el Presidente Obama ha dicho que “no podemos tener un 100 % de privacidad y un 100 % de seguridad”, la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) ha entablado una demanda judicial en protesta por esta violación a la libertad constitucional de libre expresión.
La habilidad del gobierno norteamericano de invadir las comunicaciones constituye realmente un abuso y una falta de respeto a las libertades civiles de cada individuo.

¿Será este el precio que debemos pagar por la “seguridad” en estos tiempos (globalizados) donde impera el terrorismo, la violencia, la corrupción y los carteles?

Las redes sociales publican no sólo una fotografía sino todo un estilo de vida de cada usuario, información que se convierte en dominio público y que podría ser usada por entidades desconocidas con el fin de estudiar nuestros hábitos (de vida, compras, viajes, etc.), rastrear nuestras actividades e integrarlas a un perfil o patrón donde las tendencias y asociaciones tengan fines comerciales y sin nuestro consentimiento.
La revelación de estos actos de espionaje por parte del gobierno federal implica un abuso de los derechos a la privacidad y la libertad de expresión de cada habitante de este país.
Edward Snowden -el delator- habría cometido un acto de desobediencia y quizá, traición a lo establecido por la NSA. Pero, si uno ama realmente a su patria y descubre este tipo de violación y abuso de la libertad y libre expresión ¿qué hay que hacer? ¿Quedarse callado y que todo continúe igual (o peor) y no hacer nada para revertir la situación?
El debate nacional debe continuar. ¤