Grandes Orquestas de Hoy, de Ayer y de Siempre
Comenzó sus estudios en el Conservatorio Williams de Bahía Blanca, e inició su carrera tanguera en la ciudad pampeana de Santa Rosa de Toay, continuando en su lugar de origen donde formó su primera orquesta, un sexteto de escasa duración. Con dos primeros temas instrumentales: “Meditación” y “Milonguero Viejo”, se hizo necesario recalar en Buenos Aires.
Luego de muchos contratiempos es incorporado a la orquesta de Anselmo Aieta y en 1924 se incorpora en la del violinista Juan Pedro Castillo, hasta que luego de permanecer un tiempo inactivo es recomendado a Fresedo. Colabora con él en una sola velada, puesto que una discusión lo obliga a abandonar este trabajo. Un año después integra un sexteto con Humberto Canaro, en donde se destaca y donde literalmente dirige el conjunto. Al formar luego su propia orquesta, el 26 de noviembre de 1928 debuta en el disco. Con una nueva orquesta debuta el 1º de enero de 1939 en Radio El Mundo e incorpora al cantor Roberto Rufino a la sazón de dieciséis años. En 1958, ya con una orquesta integrada por veinte profesionales, efectúa una gira de mes y medio por Italia, Francia y Japón.
Con una orquestación pulida, prolija y con estilo propio, Carlos Di Sarli engalanó al tango. Fue fiel al espíritu de los creadores, sin modificaciones ni arreglos que sólo sirven para estropear un tema.
En los últimos años se lo vio muy cansado en sus actuaciones, pero su gran personalidad y profesionalismo lo hicieron salir adelante siempre, aún con la salud quebrantada. Su otro tangazo instrumental fue Bahía Blanca.
Con el letrista Héctor Marcó realizó Bien Frappé, En un Beso la Vida, Nido Gaucho, La Capilla Blanca, Corazón, Tangueando, Te Quiero, Cuatro Vidas, Porteño y Bailarín y Así era mi Novia.
En Bien Frappé la letra nos dice: “A ver, mozo, traiga y sirva / caña fuerte, grapa o whisky / bien frappé, / para ahuyentar estas penas / que atoran mis venas / de rabia y de sed... / Y si al recuerdo me abrazo, / Ud. No haga caso, / castíguemelo... / Eche hasta que el vaso lleno / se retobe de veneno / como yo...”
Y con otros realizó: Chiquetera, Otra Vez Carnaval, Callorda, Che Francés Vení, Juan Porteño, Pobre Buzón, Por qué le llaman Amor, De qué Podemos Hablar, Rinconcito de alegría, Negando el perdón, Llanto en el corazón, y el que para nosotros fue sino el mejor, uno de los mejores, el realizado con J.M. Contursi: Verdemar.
Carlos Di Sarli a pesar de aquella discusión con Fresedo, se aferró a un fresedismo hasta el final. Como sostuvo Luis Adolfo Sierra: la formidable mano izquierda del maestro, marca un ritmo de tango de sencilla estructura y comunicativa emotividad.
Como lo recordaba Julián Plaza, que se incorporó en 1956 a su orquesta, Di Sarli le hacía tocar los tangos como lo había hecho el autor, matizándolos un poquito. Los ligados, los stacatto y el matiz definían su estilo sobre la base pianística que ponía el propio director.
Por último cabe recordar que pasaron por su orquesta las voces de Alberto Podestá, Mario Pomar, Oscar Serpa y Jorge Durán. Ø