El estado de la bandera confederada
Estados Unidos está cambiando. Por supuesto, quedan aún millones de dinosaurios dando coletazos desesperados. Pero vamos avanzando, dos pasos adelante, y uno hacia atrás, pero avanzando al fin. Estas reflexiones fluyen a partir de la histórica elección en el estado de Georgia, hasta hace poco uno de los bastiones del conservadurismo más rancio, en donde no es raro ver flamear la bandera confederada y otros símbolos del supremacismo blanco, como si aún viviéramos en 1890. Los demócratas Raphael Warnock, afroamericano y pastor de la iglesia en donde solía predicar Martin Luther King Jr., y Jon Ossoff, periodista investigativo y productor de documentales, hijo de inmigrantes judíos, ganaron los dos escaños en juego para sumarse al senado de la Nación.
Ambos se impusieron por corto margen, es cierto, pero ganaron una elección que hasta hace mucho era impensada, y le otorgan al Partido Demócrata la oportunidad de controlar la mayoría en el Senado. En secreto, más allá de los pedidos de impeachment y críticas sin fin, tendrán mucho que agradecerle al ex presidente Donald Trump, quien, muy a su pesar, en definitiva hizo posible este triunfo.
Qidiots
Las teorías conspirativas difundidas por internet no son nada nuevo; sin embargo, en los últimos años parecen haber entrado en una feroz competencia para ver cuál es más grotesca, más extravagante. El título del 2020 se lo lleva QAnon, una mala copia de los Protocolos de los Ancianos de Zion usada por los nazis. QAnon propone que una secta liderada por pedófilos políticos demócratas y artistas de Hollywood rapta niños de raza blanca para abusarlos sexualmente y beber su sangre, y ganar así poderes rejuvenecedores. Esta sociedad secreta -cuyos más poderosos miembros son gente de la raza judía que controla los medios de comunicación- promueve la homosexualidad, y quiere manejar a la sociedad libre injertándole microchips a través de las vacunas contra el Covid-19 y las antenas 5G de internet. Quien viene (venía) a salvarnos de toda esta catástrofe no es un Premio Nobel de la Paz, una celebrada científica, un humanista reconocido, un líder político intachable, sino… ¡Donald Trump!
Con un poco de pena y otro tanto de espanto, uno puede ver por estos días clips de ex seguidores de QAnon llorando a gritos decepcionados, o bajando la cabeza y admitiendo: “nos han engañado”.
Y sí…
6 de enero, Halloween
Desde su improvisado escenario en Washington, el entonces ex presidente incitaba a los congregados a su alrededor a marchar juntos hacia el Congreso de la Nación. Luego de su discurso, bajó las escaleras, se subió a su limusina, y desapareció.
La fuerza paramilitar trumpista, muy similar a la que usan otros populistas y demagogos de su estilo, desde Nicolás Maduro hasta Bashar al-Assad o Daniel Ortega, marchó hacia el Congreso, aunque muchos no sabían para qué.
Algunos de sus líderes portaban ametralladoras, granadas, y bombas caseras, muchas de las cuales fueron posteriormente incautadas por las fuerzas de seguridad. Más allá de las pancartas nazis, camisetas de Auschwitz, y las banderas de Trump vestido como Rambo (curioso, teniendo en cuenta que el ex presidente evadió el servicio militar, desde chico lo protegen sus guardaespaldas, y las tierras más peligrosas por donde debió caminar son los campos de golf), el más colorido de los trumpistas resultó ser el Q Shaman, un treintañero tatuado, vestido con pieles y un casco con cuernos. Tipo duro, si los hay, cuando terminó preso, se quejó a través de su mamá que en la cárcel se negaban a darle comida orgánica.
Ya todos habrán leído de los destrozos, robos de material sensible, y el asesinato de un policía a golpes de matafuego por parte de la gente que hasta hace poco vociferaba “Blue Lives Matter”. Lo que queda por investigar, y preocupa a varios legisladores de ambos lados, es que “alguien” compartió con los extremistas información confidencial, como la ubicación de los despachos de ciertos congresistas, prácticamente imposibles de encontrar sin tener datos ciertos, especialmente las oficinas secretas de los líderes de ambos partidos.
¿Conoceremos alguna vez los nombres de los legisladores o insiders que les pasaron los datos? Un par de legisladores republicanos que ofrecieron “una visita guiada” el día anterior al asalto, ya están en la mira. ¤