“Que te traiga una Pasión, porque si no te trae una Pasión vas a perder muchos años de tu vida creyendo que vas a lograr algo que es meramente económico. Tratá de ser el mejor en tu país, y después te va a ser muy sencillo poder hacerla en otro lado.”
Emilio Kauderer es un músico de excelencia. Trasciende las fronteras, elimina idiomas, pone palabras, se expresa. Ha compuesto la música de 50 películas y series televisivas: Tiempo de Revancha, Plata Dulce, Últimos días de la Víctima, Made in Argentina, Conversaciones con Dios, Love Equation, Heist, El Mismo Amor, la Misma Lluvia, Viva High School Musical, Belgrano, The Hungry Woman y Friends and Lovers, entre tantas otras, y está trabajando actualmente en la composición musical de Gardel, dirigida por Armand Mastroiani y protagonizada por Winona Ryder, Charlie Sheen y Shalim Ortiz.
Para Emilio, componer es algo natural, un enganche difícil de explicar, algo más allá del profesionalismo y de la tecnología y que se identifica plenamente con algo que alguna vez escuchó de Lalo Schiffrin: “Componer es un acto con Dios”.
ES: ¿Cómo es el proceso creativo? ¿Cómo sale la música para cada personaje?
EK: Antes yo leía el libro y esperaba que saliera algo. Y muchas veces no salía nada. Después aprendí a tenerme confianza. Ahora me dejo llevar y sé que va a salir. Jorge Amado lo ilustraba muy bien: “Hoy me nació un perrito”, y eso fue lo que me ordenó la presión con la que yo vivía para componer… viene solo… Hasta hace un tiempo miraba las películas y a partir de ahí hacía la música. Desde hace unos 9 años ahora me adelanto al visual con el objetivo de que mi imaginación se suelte totalmente. Mi primer experiencia trabajando de ese modo fue con Un lugar en el Mundo (1992, nominada para el Oscar) con la que logré que Adolfo Aristarain editara de acuerdo a la música.
Nos dice que cada trabajo y cada director tienen su característica. Con Campanella fueron desarrollando naturalmente diversas formas de trabajo. Con "El Secreto" practicaron una nueva interacción: “Yo componía y le mandaba la música, y él jugaba con los temas y los metía en escenas que a mí no se me hubieran ocurrido. Los personajes no ejercieron ningún control en el proceso creativo y todo fluyó sin condicionamientos. Él seguía editando y escribiendo, y yo por ahí le decía 'no, mirá, aquí ellos se miran, y no podemos seguir con la misma velocidad porque en esa mirada hay un secreto…' y así las escenas fueron hablando no sólo a través de la imagen y las palabras, sino a través de la música y los silencios”. En cambio, en Vientos de Agua (TV, 2005) Campanella le puso un desafío impresionante: cada capítulo tenía que tener un estilo de música diferente. “En ese caso entonces yo insistí en asignar un estilo musical a cada personaje, uno jazz, el otro tango, otro todo ópera…” Su apuesta es al trabajo en equipo. Lograr que el director exprese su idea le ayuda a plasmar su obra, y componer sobre la base de esas ideas es trabajar alineados.
Kauderer nos comenta que ahora hay una tendencia nueva en la composición de la música de películas que no le gusta mucho: la ambiental, en la que desaparece ‘el tema’ de la película y en su lugar se enlaza con los ambientes.
Su historia comienza a los 6 años, tomando clases de música clásica en piano hasta los 11 años, cuando su entonces profesor le presenta la posibilidad de viajar a Nueva York. Su corta edad y el entorno de unidad familiar lo hicieron imposible por ese entonces, pero sembraron en él la semilla de la internacionalidad para siempre. En su transición adolescente abandona su música por un par de años para dedicarse al rock; luego incursionó en la industria del disco produciendo artistas, pero a los 22 años vuelve a su primer amor, el piano, y ahora sí, apasionadamente y para siempre. Es ahí cuando Jacques Botmer, director de la Filarmónica Nacional, le presenta a Arthur Moreira Lima, a través de quien va a estudiar a Moscú durante 4 años, vuelve a Argentina y de ahí en más empieza a definir su meta de venir a ampliar su ya extensa capacitación musical a los Estados Unidos. Se convierte para él en el sueño del pibe. Se establece aquí en 1984, cuando empieza a trabajar en “Men of Respect”; después trabaja durante un tiempo en Las Vegas y así, oportunidad tras oportunidad, se fueron consolidando sus raíces en este país.
Emilio siente que los múltiples premios con los que ha sido galardonado de alguna manera balancearon aquello de componer “algo que viene del corazón y que además trae premios”. Antes creía que los premios eran más importantes como una devolución, como algo que cerraba una etapa. Con muchísima ternura le viene a la memoria el comentario de su madre cuando en el 2010 la película El Secreto de Sus Ojos (Juan José Campanella, 2009) ganó el Oscar: “Bueno, ya ganaste el Oscar, ahora podés volver a la Argentina”. Pero para Emilio un premio es un pasaje motivador que lo acerca y lo compromete con su próxima creación musical.
Pasión. Le hago referencia a que esa palabra es recurrente en El Secreto de Sus Ojos y le pido que me diga como entra la pasión en su vida, y como vivió la pasión de esa película en particular.
EK: Es como una gran paradoja, la Pasión ha sido clave en mi vida. Por la pasión dejé atrás a mi familia que adoro, a mis dos hijos, con quienes hoy trabajo… Y leer o ver algo y traducirlo en música es una pasión”.
Y precisamente pasión es la forma con que describe lo que sintió cuando componía la música de El Secreto de Sus Ojos, Un Lugar en el Mundo y lo que siente con todas las que se presentan en su carrera.
En El Secreto, las pasiones van del amor al resentimiento y a la venganza, y eso para un compositor representa siempre un desafío, porque cada personaje está cautivo de su propia pasión. Nos explica que la película está llena de pasiones encontradas a las que hay que encontrarles un denominador común musical sin sucumbir a ninguna de ellas. Musicalmente, el compositor tiene que encontrar la identidad para la pasión que vive y transmite cada personaje y para la película como unidad.
ES: ¿Tus mejores composiciones?
EK: Un Lugar en el Mundo y Vientos de Agua, por la profundidad de sus personajes.
ES: ¿Y cuál es tu estilo?
EK: Melódico. Soy un apasionado de la melodía. Un film siempre tiene que tener algo por lo que el espectador tiene que salir silbando, y la música tiene que ser memorable. Me divierte meterme con diferentes estilos: la electrónica, el jazz, el tango, bajo fondo tango clap… Pero tengo un sonido: el Kauderer. ©
TANGO BUENOS AIRES
En la actualidad, Emilio Kauderer está participando en Tango Buenos Aires, un espectáculo con 10 bailarines y 5 músicos que ha viajado ya por todo el mundo.
En el año 2007 se reunió con Rosario Bauza (la productora del espectáculo) con la idea de aportar su música de películas a una historia que el público pudiera seguir. Crear tensiones y momentos donde el show se mueve contando el devenir de sentimientos y pasiones. Le gustó mucho el poder poner ese granito de arena que le aporta las películas y verlo en un espectáculo en vivo, una experiencia diferente en el que participa también el violinista que tocó los temas principales en El Secreto de sus Ojos, César Rago. La historia, concebida por Lucrecia Laurel y con coreografía de Susana Rojo, debía mantener la tensión de amores, de encuentros y desencuentros, de cosas de la vida que nos pasa a todos una u otra vez a través del tiempo que dura el show, y trabajando en equipo lo han logrado. Emilio compuso obras originales para el show y trabajos de Piazzolla, Gardel y otros.
La compañía está recorriendo todo Estados Unidos hasta finales de marzo -pasaron por California en enero- haciendo 68 presentaciones en más de 30 ciudades, con excelentes críticas y trabajando siempre a sala llena. ©