ENTREVISTA: Ricardo Carezani, el argentino que cuestionó a Einstein

Prohibido por el peronismo, rechazado por la comunidad científica y temido por todos los que venden el poster de Einstein. No fue fácil para el físico argentino Ricardo L. Carezani presentar su trabajo “Autodynamics, un nuevo paradigma”. Hoy, a los 93 años, lo sigue intentando. Este ilustre residente de Long Beach nos cuenta su dramática historia.

¿Cómo empieza esta historia?
Yo estaba en el segundo año de física en la Universidad de Tucumán, y el profesor estaba enseñando la "Desintegración (Decay)". Cuando puso las distintas fórmulas de Einstein en el pizarrón, yo noté una inconsistencia. El profesor al principio me dió la razón, pero finalmente dijo que lo mío contradecía la famosa Teoría de Einstein. Sorprendido, ahí empezé a estudiar el tema por mi cuenta.  Luego de mucho estudio, descubrí que  la fuente de Einstein había sido un holandés llamado Lorentz, y Einstein había aplicado las fórmulas de Lorentz con error para explicar su famosa teoría. Y el neutrino no existía.  En 1951, todavía estando en la Facultad, logré publicar un librito con mi postura, un modelo alternativo llamado Autodynamics.  
Al recibirme, me trasladé a Buenos Aires y en mi tiempo libre seguía investigando el tema en los bares. Era mi pasión. En 1954, porque paraba en un bar cerca de la redacción del diario Crítica, a través de un mozo conocí al director del diario. Les mostré mi librito y ofrecieron hacerme una nota. Terminó siendo una nota muy técnica, que tuvo mucha repercusión. A tal punto que ahí empezaron mis problemas más serios....

¿Qué sucedió?
Para empezar, el diario tuvo problemas. El gobierno peronista amenazó con la clausura de Crítica si volvían a publicar cosas mías. En esa época el “hombre fuerte” en la ciencia argentina era una persona llamada González Domínguez, y no me quería. La gente tenía miedo de apoyarme. En un momento me dijeron que no podía aspirar a un puesto público.     

¿Por qué piensa que se pusieron tan en contra?
Bueno, yo era considerado opositor... Tenía una ideología de izquierda democrática. Venía de militancia en la Federación Universitaria Argentina. Pero cayó Perón, y seguían las trabas.

Con tantos problemas... ¿por qué en ese     momento no se fue del país?  
Por esos años yo era muy nacionalista, no pensaba en irme de la Argentina. Además, trabajo no me faltaba. Ya había trabajado para la Standard Electric, después tuve una fábrica de televisores y más adelante una de transformadores. Entonces la física pasó a un segundo plano, aunque contaba con el apoyo de los ingenieros Alba, Beninson y el Dr. Bussolini que aceptaron lo mío como un nuevo paradigma.

Pero finalmente se vino a California. ¿Por qué?
Ya no me estaba yendo tan bien económicamente en Argentina... Tuve que cerrar mi fábrica de transformadores.  Y, la verdad, estaba cansado del ambiente estúpido en el país. Luego de un viaje exploratorio en 1979, vine con mi familia en 1982 cuando un amigo me ofreció trabajo en una compañía de telecomunicaciones de San Rafael, cerca de San Francisco. Al mismo tiempo, pude participar de un experimento en el Centro de Aceleración Lineal Stanford. Finalmente, nos vinimos a Long Beach cuando un contacto de mi hija me ofreció trabajo en una empresa de alta tecnología. Ahora llevamos 29 años en Long Beach...

Veo que sigue promocionando Autodynamics...
En 1994 fundamos con unos socios una non-profit, SAA
(Society for the Advancement of Autodynamics). Nos reunimos en la casa de un amigo, en Palos Verdes. Desde que me jubilé hace diez años, pude publicar dos libros sobre el tema... Además, recorro el país dando conferencias y escribí un libro de ciencia ficción: Four Galaxies in Peace.

¿Entonces hoy le reconocen algo?
No se crea. Soy famoso, pero el ambiente científico en Estados Unidos es tan cerrado como el argentino. Y Einstein es casi intocable aquí. Yo siempre digo... “¡una hora de inspiración, setenta años de transpiración!” ¤