ENTREVISTA: Helena Arahuete, El desafío de la arquitectura moderna

No es todos los días que a un argentino le dan la posibilidad de trabajar con uno de los arquitectos mas famosos del mundo. Pero en 1971 la argentina Helena Arahuete tuvo esa oportunidad cuando empezó a trabajar con John Lautner, el hombre detrás del famoso Chemosphere, la Casa Elrod de Palm Springs que aparece en Diamonds are Forever,  y de varios otros edificios de vanguardia. Con los años, Helena se convirtió en jefa del estudio, y cuando en los noventa la salud de Lautner lo obligó a dar un paso al costado, firmó los papeles necesarios para que Helena se haga cargo del estudio. Hoy esta conocida arquitecta nos cuenta su historia, y habla de los desafíos que tiene la arquitectura en la actualidad. 

¿Donde estudió arquitectura?
En la Universidad de Buenos Aires. Mi familia era originaria de Rusia y yo nací en Bélgica, pero nos fuimos a vivir a la Argentina cuando yo era muy chica. Así que soy argentina naturalizada. Mis años en Argentina fueron muy intensos, ya que trabajaba y estudiaba y además estaba de novia. Finalmente me recibí en mayo del 71.  Poco después tomé la decisión de venirme con mi marido a los Estados Unidos.

¿Cómo fue que tomó esa decisión?  
Fue a pedido de mis padres, que se habían radicado en Estados Unidos en 1965 cuando recién empezaba mis estudios universitarios. Yo en ese momento no deseaba emigrar, ya que en Buenos Aires tenía la posibilidad de estudiar y trabajar, mientras que en Estados Unidos eso no era posible, y además estudiar arquitectura sale mucho más caro. Pero cuando me recibí, ya no tenía ese motivo y mis padres seguían insistiendo.  Entonces viajé pensando que podía tener una experiencia laboral interesante en los Estados Unidos, y luego regresar a la Argentina.

¿Y qué panorama encontró aquí?
Tuve la suerte de poder empezar a trabajar con un arquitecto sumamente creativo llamado John Lautner.  Él a su vez había estudiado con Frank Lloyd Wright, el legendario arquitecto cuya teoría de arquitectura orgánica me había inspirado a estudiar arquitectura. Así que para mi trabajar con Lautner era un sueño convertido en realidad… Mientras tanto, la situación en Argentina empeoraba, así que nos quedamos aquí.

¿Cómo fue que Lautner le dio una oportunidad?
En ese momento tenía un proyecto en Acapulco, México, y necesitaba a alguien con experiencia en hormigón armado. Resulta que el hormigón armado es común en Argentina, así que yo cumplía con ese requisito importante. Además, necesitaba a alguien que hablara castellano y estuviera familiarizado con el sistema métrico… Yo era la candidata ideal.

¿Cómo fue trabajar con Lautner?
En ese momento Lautner era más famoso en Europa que en los Estados Unidos. El trabajo era sumamente interesante. La formación que me dio la UBA parece que era superior a la de los arquitectos locales,  así que Lautner me tenía mucho respeto y con el tiempo me fue dando proyectos cada vez más importantes. Finalmente llegué a ser la arquitecta en jefe de un estudio chico de cuatro o cinco personas. Hacia 1990, Lautner empezó a tener problemas serios de salud.  Tuve que tomar las riendas del estudio, y para tranquilizar a los clientes le propuse formalizar la continuidad de la práctica. Hicimos todos los papeles necesarios para poder seguir utilizando su nombre, agregando el mío como arquitecta. El estudio se llama “Lautner Associates, Helena Arahuete Arquitect”.

¿Cuál es la situación del estudio hoy?
Bueno, sigo su filosofía de arquitectura orgánica, adaptando la arquitectura a la creatividad de la naturaleza. Cada proyecto debe ser único, creativo.  Estoy abierta a todo tipo de proyectos, aunque es cierto que la mayoría siguen siendo residenciales. Me salen cosas en Arizona, Alaska, Hawaii… por todo el país. Incluso en otros países, como Australia. Tuve la suerte de que mis trabajos fueron publicados en revistas de todo el mundo.

¿Cómo es trabajar de arquitecta hoy en los Estados Unidos?
Bueno, no se puede generalizar, pero parece haber mayor intervención de los especialistas. Hoy para poder construir son necesarios estudios ambientales y de todo tipo, que antes no eran obligatorios o los podía hacer el arquitecto sin recurrir a otras personas. En los proyectos internacionales, a veces solo por una cuestión de licencia, el arquitecto está obligado a asociarse con otras personas. Diría que en general parece haber un aumento de la burocracia, pero sigue siendo una profesión fascinante.

Después de tantos años… ¿Sigue en contacto con la Argentina?
Por supuesto, tenemos familiares y amigos ahí. Con mi marido nos mantenemos informados de la situación argentina y tratamos de viajar al país cada dos años. ¤