El Homenaje Porteño a Todas Las Flores
Es sin duda una de las esculturas más originales del mundo. Quienes viajan por la Avenida Figueroa Alcorta de Buenos Aires pueden verla en la plaza que se encuentra al lado de la Facultad de Derecho: una enorme flor metálica que se abre durante el día, y se cierra en la noche. Su nombre oficial es Floralis Genérica y es una escultura metálica móvil, la única en la Ciudad, de 18 toneladas y 23 metros de alto. Esta es su historia.
La imponente escultura está situada en la Plaza de las Naciones Unidas. El parque en que se encuentra es de cuatro hectáreas de límites arbolados, y está rodeada de sendas que se acercan y alejan brindando diferentes perspectivas del monumento y situada por sobre un espejo de agua, que aparte de cumplir su función estética, la protege. Representa una gran flor realizada en acero inoxidable, con esqueleto de aluminio y hormigón armado, que mira en dirección al cielo, extendiendo hacia él sus seis pétalos.
Fue obsequiada a dicha ciudad por el notable arquitecto argentino Eduardo Catalano (1917-2010), cuya audacia profesional lo hizo muy famoso en Estados Unidos, especialmente en el estado de Carolina del Norte. En Argentina es conocido por ser el coautor de los pabellones 3 y 4 de la Ciudad Universitaria. Ya retirado, este patriota hizo un gran esfuerzo trabajando con empresas locales para que esta estructura, que costó 6 millones de dólares, fuese parte de la realidad de Buenos Aires. Con el autor presente, la estructura fue inaugurada el 13 de abril de 2002. A partir de ese momento, todos los días a las 8 de la mañana la flor abre sus pétalos, y los cierra al atardecer en distintos horarios según la época del año. Las excepciones son cuando la situación climática obliga a mantenerla cerrada, y cuatro días especiales del año, uno de ellos el 25 de mayo, cuando se mantiene abierta de noche también.
En el 2009 un desperfecto técnico la congeló con los pétalos abiertos. Justo el mismo año en que la empresa Lockheed Aircraft Argentina, que había sido contratada para construirla y había ofrecido una garantía de 25 años para mantenerla, se estaba retirando del país. Estar abierta tanto tiempo generó un daño adicional a sus pétalos, y recién en junio de 2015, al cabo de un exitoso proceso financiado por la Ciudad de Buenos Aires, toda la obra recuperó su estado original y volvió a tener movilidad.
Hoy esta notable obra, que ya es un símbolo de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra en buenas condiciones y siempre lista para ser visitada. ¤