Mona Maris

La femme fatal de Cuesta Abajo

Rosa Emma Mona María Marta Capdevielle, más conocida como “Mona Maris”, fue sin duda una verdadera estrella de la pantalla grande desde su llegada a Hollywood. Esta mujer, que era poseedora de una particular y atractiva belleza, había nacido en San Telmo, barrio de la ciudad de Buenos Aires, el 7 de noviembre de 1903, mientras otros biógrafos sostienen que nació en 1906.
Se conocieron con Carlos Gardel cuando filmaron juntos la película que los catapultó a ambos, “Cuesta Abajo”, en donde Mona Maris protagonizó a Raquel, la femme fatale, aquel personaje frívolo y calculador que hacía sufrir desmedidamente a un ingenuo y deslumbrado Carlitos, obsesionado por el amor de esta mujer. Desde ese momento, se sostuvo la versión de que en los sets de filmación habría nacido entre ambos una enigmática pasión envuelta en misterio, versión que hasta hoy perdura en el tiempo, ya que fue la misma actriz quien dijo más de una vez que muchos habían sido testigos de aquel flechazo mutuo. Otras fuentes aseguran que Mona Maris fue el último amor en la vida del cantante.

Informe de entrevistas realizadas a Mona Maris en el aspecto más enigmático de su vida y su admiración por el “Rey del Tango”:

Cómo conoció a Carlos Gardel
“Yo estaba en California, cuando se presentó una oportunidad de trabajo en New York.
En aquella época, imagínese, había que pasarse tres días y dos noches en tren hasta llegar desde la costa del Pacífico al este. Allí, la Paramount estaba a la búsqueda de dos actrices de habla española para hacer los papeles de una niña bien y una especie de vampiresa en la película Cuesta Abajo. Cuando llegué, había una multitud de mujeres desconocidas, que para mí estaban esperando turno. Carlitos y Le Pera eran los encargados de escoger a las candidatas mediante una entrevista telefónica. Dentro del mismo edificio, habían instalado dos aparatos en habitaciones separadas y les repartieron números para establecer el orden. Yo no lo había visto nunca a Gardel y no lo conocía personalmente hasta después de haber sido elegida para el papel de la vampiresa. Desde luego que la apariencia interesaba, pero por lo visto en el comienzo del cine sonoro, la voz interesaba mucho, porque no había posibilidades de doblaje. Yo no entendí por qué me eligieron a mí, que no tengo ni tenía acento argentino.
Sí me dijeron que era porque tenía una entonación apropiada y que penetraba directamente en el sentimiento. La película Cuesta Abajo era una especie de prueba que salió muy bien y que tuvo un gran éxito.
Cuando me presentaron a Gardel, tuve una impresión tremenda; conocerlo fue un impacto, su personalidad era magnética y era un gran ser humano. Tenía una seducción natural fuera de lo común, a mí me consta que es así, porque lo conocí lo suficientemente bien…
Recuerdo que cuando en Cuesta Abajo él tenía que matar a la que había sido su amor, se negó a hacerlo y le dijo al director: 'No, yo no quiero matarla, porque, aunque la odie, sigue viviendo en mi'. Y ahí nomás se cambió esa parte del argumento.
La película tuvo en mi carrera un significado muy importante, más importante que todas las demás películas. La filmación duró cinco semanas, aproximadamente.
A Carlos lo vi por última vez en Nueva York, en agosto de 1934. Fue en una cena. Habíamos terminado Cuesta Abajo y quedamos en comunicarnos telefónicamente para continuar filmando y él después tuvo que marcharse. Regresé a Los Angeles y posteriormente me fui a Europa.
Una mañana, estando en Londres, me dieron la noticia de su muerte. Tuve una reacción muy fuerte, estuve un mes sin querer hacer nada.
Mi contacto con él en New York me trajo cerca de la patria otra vez, porque Gardel llevaba la Argentina con todo su corazón en todas partes”.
De entrevista con Antonio Carrizo.

Con respecto a su historia biográfica y su llegada a Hollywood
“Soy argentina, por supuesto, pero quedé huérfana muy chica, y desde los cuatro años me fui a vivir a Francia con mi abuela, quien me crió. Viví primero en París y después en los Altos Pirineos. Trabajé como enfermera en la Guerra Mundial y estudié en la provincia de los Pirineos. Desde los ocho años hice baile hasta 1919, porque mi sueño era ser bailarina.
Entré en la era romántica del cine. Mi carrera la comencé en Alemania, donde filmé dos películas sin sonido; esto no debiera decirlo, porque me envejece mucho. Un día se anunció que la Pavlova iba a ofrecer su última actuación en Berlín. Estaba el director cinematográfico, Richard Elchberg, que preparaba un filme sobre el tema 'Las Esclavas del Volga'. Yo estaba en un rincón, me encontró tipo de esclava y me propuso una prueba en los estudios UFA; después viajé a Hollywood. Yo entré en plena revolución, porque acababa de nacer el cine sonoro y se vivía una época de cambio para algunas estrellas de voz muy fea. El cine parlante constituyó una tortura para muchos; la Metro fue la primera compañía que puso profesores para enseñarle a los actores y actrices a hablar bien, pero pronto aprendieron humildemente que el cine era “silencio con sonido” y no al revés. Eran épocas de grandes cambios y realicé muchas películas.

El orgullo de las Pampas
Mona Maris fue una actriz que trabajó con grandes figuras del cine, como Humphrey Bogart, Carole Lombard, Carey Grant, y Mary Pickford, entre muchas figuras, y la historia dice que fue la única argentina en hacerlo. El Los Angeles Times la catalogaba en enero de 1929 como “El Orgullo de las Pampas”.
Se trataba de una joven porteña que ya había pasado por el cine alemán, y llegaba a Hollywood auspiciada por la Fox. En ese estudio hizo sus primeras películas y poco después protagoniza “A Devil with Women” (1930), junto al actor inglés Victor McLagen y un joven Humphrey Bogart, y “Kiss and Make Up” (1934), con Cary Grant.
En 1935, después de filmar junto a Carlos Gardel Cuesta Abajo, la actriz se aleja de la pantalla grande y no regresa hasta 1941. Esto coincide con “la tragedia de Medellín”, algo que da lugar a suposiciones.
En 1941 retorna al mainstream americano y sigue haciendo películas hasta 1946, cuando se retira muy joven de Hollywood a los 43 años. Su alejamiento es aún una incógnita.
A partir de 1946 vuelve a la Argentina, y en 1953 filma junto a Zully Moreno, Carlos Thompsom y elenco, “La Mujer de las Camelias”. En 1960 se casó con el millonario holandés Hernan Rick, de quien se divorcia en 1969. Anteriormente fue cónyugue del director de cine estadounidense Clarence Brown, entre 1929 y 1931. En 1971 Mona Maris regresó nuevamente a la Argentina, y salió de su retiro para filmar “Camila” (1984).
El 23 de marzo de 1991 fallece de una complicación pulmonar en la ciudad de Buenos Aires.
Los restos de esta notable actriz descansan en el Panteón de los Actores del cementerio de la Chacarita.

Fuentes: diario “El País de los Domingos” 15-04-1979
Fragmentos de nota realizada por el periodista Walter Rosenfeld.
Y de entrevista con Antonio Carrizo.
Fotografías – restauración / FQ ¤