El Obelisco de Buenos Aires

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Eje central de la ciudad porteña

El obelisco porteño es un emblema histórico de la ciudad Autónoma de Buenos Aires. A lo largo de los años y las décadas, esta columna emplazada en el centro de la ciudad ha logrado caracterizarse de manera genuina, convirtiéndose en un símbolo casi romántico y representativo que conserva en el tiempo su vigencia autóctona.

Obelisco es el mayor emblema de la ciudad y de sus habitantes, como lo pueden ser la Estatua de la Libertad en Nueva York o la Torre Eiffel en París. Podríamos decir que, con su gran porte, ha sido y es motivo de inspiración. Diversos poetas, artistas plásticos y fotógrafos lo integran a su arte de manera permanente, y típicas postales con parejas de danza lo enmarcan a modo figurativo al género musical que representa la ciudad: el tango.
Este símbolo arquitectónico se encuentra emplazado en la Plaza de la República, entre la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, que son conectoras al epicentro. Este lugar, es continuamente muy transitado y concentra a multitudes en convocatorias que van desde festejos triunfales hasta manifestaciones y huelgas que ayudan a transmitir todo tipo de mensajes. También es visitado por millones de turistas de todas partes del mundo.

Historia y construcción
Durante la presidencia de Agustín Pedro Justo entre el período de 1932 y 1938, el abogado y escritor político Mariano de Vedia y Mitre fue nombrado Intendente de la ciudad y en su gestión se llevó adelante un proyecto de modernización que incluía el ensanchamiento de la avenida Corrientes, la apertura de la avenida 9 de Julio y la construcción de la Plaza de la República, que a propuesta de su secretario de Hacienda, Atilio Dell' Oro, ordenaba la construcción de un obelisco con motivo de celebrarse el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza.
En febrero de 1936, el Intendente de Vedia y Mitre inició la creación del Obelisco, generando a esto enconadas polémicas por la ejecución de una obra de carácter extraordinario.
La edificación comenzó el 20 de marzo de 1936 y se finalizó en el tiempo récord de dos meses por indicación del intendente, quien a su vez quería que el monumento estuviese terminado antes del 25 de mayo de ese mismo año. Oficialmente fue inaugurado en tiempo y forma el 23 de mayo a las 15:00 hs.
En el decreto firmado se refería a una obra “Que señale al pueblo de la República la verdadera importancia de aquella efeméride. Que no existe en la ciudad ningún monumento que simbolice el homenaje de la capital de la Nación entera”.

Las polémicas que marcaron su gestación
El 21 de junio de 1938, la oposición que se erguía en contra de su emplazamiento, volvió al ruedo diciendo que el mismo no había sido discutido en el Concejo Deliberante. En ese mismo momento criticaron que al óbelo se le habían desprendido trozos de mampostería. Así fue como en junio del año siguiente los concejales porteños, con 23 votos a favor y uno en contra, votaron la ordenanza de N°10.251 para su demolición con el argumento de razones económicas y de seguridad en su ornamentación, una situación lamentable para lo que ya en ese entonces el obelisco ya era una propiedad nacional.
A esto, tuvo que terciar el presidente de ese momento, Roberto Marcelino Ortiz, quien expresó: “El Obelisco es un monumento para recordar un acontecimiento tan importante en la historia nacional como fue la primera fundación de Buenos Aires, acotando que el Intendente Porteño era solo un delegado del Gobierno Nacional y que el Ministerio de Obras Públicas se encargaría de costear todos los gastos para las reparaciones pertinentes”.
Así fue como en la gestión del Intendente interino Arturo Goyeneche (1938-1940) se vetó la ordenanza de la demolición, no prosperando así las otras tentativas para derribarlo, y, por lo tanto, se llevó a cabo su reparación.

El creador del Obelisco
La obra en su autoría pertenece al arquitecto argentino Alberto Prebisch y la construcción estuvo a cargo del consorcio alemán GEOPÉ - Siemens Bauunion - Grün Bilfinger.
Para su ejecución se emplearon a 157 obreros, y hubo que lamentar la muerte de uno de ellos, el italiano José Cosentino. El total de la obra ascendió a 200 mil pesos y se utilizaron 680 m³ de cemento y 1360 m² de piedra blanca de Pampa de Olaen, de la Provincia de Córdoba.
Con cemento Incor de endurecimiento rápido se fue construyendo por secciones de 2 metros para facilitar el volcado del hormigón.
En su momento, el arquitecto Prebisch declaró: “Se adoptó esta simple y honesta forma geométrica porque es la forma de los obeliscos tradicionales... Se le llamó Obelisco… porque había que llamarlo de alguna manera”.
El obelisco es una palabra que deriva del latín obeliscum y que la Real Academia Española define como “Pilar muy alto, de cuatro caras iguales un poco convergentes terminado por una punta piramidal muy achatada, que sirve de adorno en lugares públicos”.
Los primeros obeliscos fueron obras erigidas en el Antiguo Egipto para las entradas de los templos.

obelisco

Detalles de este ícono porteño
El obelisco nacional argentino posee una altura total de 67,5 metros y una base de 6,8 metros por lado. Tiene como su ingreso una única puerta de entrada mirando hacia la Avenida Corrientes en dirección oeste, detrás de la cual hay una escalera marinera de 206 escalones con 7 descansos que lleva a la cúspide.
Allí existe un mirador con cuatro ventanas, visibles con vista panorámica de cuatro frentes que en sus inscripciones recuerdan los diferentes acontecimientos:
En el frente norte: cuando fue izada en la ciudad por primera vez la Bandera Nacional; en el frente oeste: la proclamación de la Ciudad como la Capital Federal del país; en el frente sur: la Segunda Fundación por Juan de Garay y también un poema de Baldomero Fernández Moreno; y en el frente este: el centenario de la fundación de la ciudad por Don Pedro de Mendoza.
Donde hoy se encuentra el Obelisco, se situaba emplazada la iglesia de San Nicolás de Bari, donde el 23 de agosto de 1812 flameó por primera vez la bandera nacional.
Allí también fueron bautizados Mariano Moreno y Manuel Dorrego, y descansaban los restos de Manuel Alberti, el primer miembro de la Junta de 1810.
Esta venerada Iglesia era en sí un lugar histórico, que inclusive por eso también en su momento incentivó la polémica sobre su demolición entre los partidarios de la renovación de la ciudad y los sectores más tradicionalistas. La última misa en la parroquia se celebró el 16 de agosto de 1931, siendo demolida ese mismo año, debido al ensanche de la Diagonal Norte.
El 29 de noviembre de 1935 fue inaugurado su nuevo edificio, donde hoy se encuentra la actual iglesia de San Nicolás de Bari, ubicada en Av. Santa Fe 1352. ¤

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