Se acaba de publicar una nueva novela que los bibliotecarios consideran inclasificable. Es así que en algunas librerías y bibliotecas del país la encontrará en la sección Fantasía, en otras en la de Ciencia Ficción, en otras en la de Drama, y en otras en la de Comedia Negra.
Se trata de un nuevo capítulo de la historia de un país verdaderamente loco, con un pasado glorioso en el que se avizoraba como una de las grandes naciones del mundo, de vanguardia en varios frentes, y con una geografía y recursos naturales que despertaban y aún despiertan la admiración y codicia de buena parte del planeta.
En los capítulos anteriores, el escritor había comenzado a tejer toda una serie de descalabros que llevaron gradualmente a esta gran nación a la decadencia actual: su economía colapsaba mientras que la corrupción de sus gobernantes y empresarios se volvía moneda corriente e impregnaba cada transacción, desde la más insignificante, como pagar una multa de tránsito, hasta grandes operaciones macroeconómicas, como millonarios préstamos internacionales, la adjudicación de obra pública, o acuerdos comerciales para la explotación de recursos naturales por parte de potencias extranjeras. Este nuevo capítulo es uno de los más desopilantes; el autor, explorando el género de la comedia absurda, describe con maestría el proceso electoral a través del cual los ciudadanos del país elegirán a un nuevo gobernante. Nacen así felinescos personajes que provocan todo tipo de locas situaciones, cómicas y dramáticas a la vez, mientras el pueblo trata de encontrarle sentido a todo esto, algunos siguiendo con fidelidad religiosa a alguno de los candidatos, otros desesperados tratando de descifrar cuál es el menos malo de ellos, y otros tantos hundiéndose en el desencanto y la incredulidad.
En novelas anteriores, la acción contaba con protagonistas que hoy son parte de la literatura universal. ¿Cómo olvidar a Playboy de Anillaco y su yevolución productiva? O al Dr. Chupete, que vivía distraído hasta que fue evacuado de la propia casa de gobierno en helicóptero. O a Los 5 Efímeros que se alternaron el poder durante una semana. O a la Emperatriz Bótox, terrateniente patagónica y dueña de una incalculable fortuna y un narcisismo patológico que aseguraba en foros internacionales que la pobreza de su país era similar o menor a la de las grandes potencias internacionales mientras una creciente masa de la población se debatía entre el consumo de drogas baratas, la delincuencia y la miseria. Y ni que hablar de Señorito Mauricio, personaje de novelón venezolano, heredero de la fortuna de su padre que había montado un gran circo como presidente de un club de fútbol y pretendía emular su éxito en el campo de la política, para terminar derrotado y vivir luego en permanentes vacaciones. Su sucesor, al que se nombra alternadamente como Chirolita, en algunas ocasiones, o como el Fiestero de Olivos, en otras, es un personaje que despierta en el lector una extraña mezcla de antipatía, repudio y algo de lástima. Pero, sobre todo, indiferencia, al punto que en algunos capítulos no queda claro si aún está ahí o ha desaparecido de la escena. ¿Un imperdonable olvido del autor, o una táctica literaria magistral para darle paso a una nueva generación de personajes insólitos?
No era fácil superar el éxito de la crítica y las ventas de sus pasadas entregas; sin embargo, el autor demuestra hoy que no le falta imaginación a la hora de crear sus extravagantes personajes y en esta nueva edición no se guarda nada. Así aparece El Camaleón de Tigre, actual ministro de Economía, quien en tan solo un año hizo volar la inflación por los aires y provocado un descalabro monumental en todas las esferas de la vida pública. A pesar de su escandaloso fracaso en la gestión, su partido lo impulsa como candidato a presidente, en uno de los capítulos que hará estalla de risa al lector, para sumirlo luego en una profunda melancolía.
Pero esto no termina aquí: sus contrincantes no serán menos coloridos que él. Así, cobra vida la Pistolera Pato, la única mujer en esta contienda, quien corriendo por derecha al oficialismo y desplegando toda una batería de consignas vacías sobre su lucha contra la delincuencia creía que ya nada se interpondría en su carrera a la presidencia… hasta que llegó El Energúmeno Libertario. Se trata este del personaje más extremista en todo el universo literario del afamado autor. Surgido de un programa de la televisión amarillista local, EEL, fiel copia de otro entertainer del norte hoy a punto de pasar sus últimos días de vida en la cárcel, se presenta con pelo desarreglado y se hace popular entre un pueblo embrutecido gracias a gritos desaforados, insultos, y consignas tan vacías como las de la Pistolera… pero más, mucho más extremistas. En su última presentación pública se lo vio gritando alocadamente desde una camioneta, esgrimiendo una motosierra a diestra y siniestra, al mejor estilo del Leatherface de Texas Chain Massacre.
En esta nueva edición, el autor nos lleva con la misma sutileza de siempre hasta el mismísimo borde del abismo. ¿Quién ganará las elecciones? ¿Qué nuevos suplicios amenazarán a la población de este castigado país?
No hay “spoiler alerts” en esta columna. Es más, a decir verdad, no hemos llegado a leer el último capítulo de esta extraordinaria novela. Pero prometemos contárselo en la próxima edición de El Suplemento. ¤