Aclaraciones previas:
Hemos recibido la contestación de la embajada de Italia, en donde se nos dice que este año 2002 no ha sido dedicado a ningún pintor, sino al diseño y a la moda. Sobre el primer aspecto diremos que es la traza o la delineación de un edificio, figura, vestido o peinado. Poco o casi nada tiene que ver con la pintura. El pintor podrá hablar de un esbozo, de un bosquejo, pero nunca de un diseño. En cuanto al segundo, sabemos que es el conjunto de variaciones en determinados aspectos del vestido, del arte, de los muebles, etc., las cuales reciben una aprobación social, aunque de una duración relativamente escasa. Nada más peligroso para un artista que realizar sus obras de acuerdo a una cierta moda. Por lo contrario, siempre debe realizarlas conforme con su estilo, buscando madurez y espontaneidad. La moda en pintura lleva a copiar evidentemente lo que hace la mayoría de los que se ajustan a la misma.
Dejando de lado ésto, y después de haber dedicado este año al Caravaggio y a Annibale Carracci, vamos a dedicarlo también al arquitecto catalán Antonio Gaudí. España ha declarado el año Gaudí, celebrándose en Barcelona, Moscú y París exposiciones y actos para homenajearlo.
ANTONIO GAUDI
Nuestro homenajeado de este número no fue, al decir de sus biógrafos, un estudiante aplicado. Había nacido un 25 de junio de 1852 , en Revs, Cataluña. Con mucho esfuerzo, su padre, artesano caldelero, lo envió a estudiar arquitectura a Barcelona en 1869. Con el título en la mano en 1878, realizó una vitrina para la guantería de Esteban Colizó. Fue al pabellón español de la exposición universal de París ese mismo año. En donde Eusebio Guell Bacigalupi, hombre rico y culto, comprendió su valor. Nació entre ellos una amistad que duraría toda la vida. Lo interesante es que en lo sucesivo, Gaudí, estructuró sus obras en plena construcción y a medida que avanzaban. Los críticos sostuvieron que sus obras eran una mezcla del gótico, del moro y del art-noveau, pero en realidad su estilo era arte gótico catalán. Gaudí sólo respetaba su instinto de constructor .
Entre sus obras se encuentran: El Caprichoso (Comillas, Cantabria), Casa Vicens, Colegio de las teresiaras, Palacio Guell, Casa Calvez, Belles Guard, Casa Batllo, Casa Mil o la Pedrera y Parque Guell ( Barcelona) y Casa de los botines (León).
Pero la obra de mayor síntesis y complejidad fue el Templo de la Sagrada Familia, de la que dejó sus planos. Su colaborador, Domingo Sugrañes, finalizó después de la muerte de Gaudí, tres torres. Más tarde firmas importantes como Le Corbusier, Camilo José Cela y Joan Miró, acompañaron un petitorio para que el templo no se completara: “A nadie se le ocurriría -dijeron- terminar un cuadro o una escultura”.
Gaudí creaba su obra diariamente porque tenía de la arquitectura un concepto muy vivo.
Sin embargo las obras han seguido. Si alguna vez se finaliza tendrá 170 metros de altura en su parte más alta. O sea, en el cimbrorrio que debe nacer del centro del crucero, acompañado por 25 flechas y campanarios.
Antonio Gaudí pasó los últimos años de su vida dedicado a la Sagrada Familia. El 7 de junio de 1926, cerca de la iglesia, fue atropellado por un tranvía, muriendo tres días más tarde.
Notable por la audacia, la iglesia expiatoria de la Sagrada Familia fue iniciada por Juan Martorell, constructor de la cripta en 1882. La siguió Gaudí con el ritmo lento e irregular de las antiguas catedrales góticas.
Los continuadores de Gaudí, pese a las dificultades, no han querido apartarse del proyecto original. Así, en la actualidad, la Sagrada Familia, levanta a más de 100 metros, cuatro esbeltas torres tubulares en la fachada de la Natividad. En donde se observa la desbordante fantasía de este discutido artista. En sus manos, la piedra se convirtió en dócil elemento de blanda apariencia, modelada a veces con suaves ondas; otras, agresivamente con alegorías y símbolos llamativos. Todo esto es el canto de piedra que Antonio Gaudí legó a la posteridad. Ø