Muhammad Ali

El pasado 17 de enero se cumplió un año mas del natalicio de Muhammad Ali, un personaje bien carismático y eficiente como nadie dentro del cuadrilátero. Ali fue un excepcional peleador, diferente a todos los campeones de boxeo, imitado, pero nunca igualado hasta el día de hoy. Cobró bolsas que jamás había recibido nadie y se vio involucrado en batallas de importancia máxima en una carrera considerada única por casi todos.

   Nació bajo el nombre de Cassius Marcellus Clay el 17 de enero de 1942 en Louisville, Kentucky, y desde sus primeros pasos apuntó para ser un gran señor de los cuadriláteros. Ali ganó en cuanta competencia importante participó, desde los Guantes de Oro en su estado hasta obtener la medalla de oro como semipesado en los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960.

   El 29 de octubre de ese mismo año, inició su carrera profesional, que sería una de las más grandes y brillantes en la historia del boxeo. Era veloz, boxeaba bien, pegaba fuerte, poseía mandíbula resistente… de hecho, lo tenía todo.

   Su apoderado, Herbert Muhammad, un dirigente musulmán estadounidense, probablemente haya influido para que este joven boxeador se convirtiera al islamismo y defendiera cada vez más a los miembros de su raza afroamericana.

   El 26 de febrero de 1964, en su pelea profesional número 20, conquistó el campeonato mundial de peso pesado al poner fuera de combate en siete episodios a Sonny Liston, quien había subido al ring con la mayor parte de los pronósticos a su favor. Al día siguiente cambió su “nombre de esclavo” y ahí nació la magia de Muhammad Ali, quien se autocalificaba como “el más grande”. Hizo ocho defensas de su corona, varias de ellas en Europa y pronto se convirtió en un hombre económicamente exitoso.

Además de ser un enorme pugilista, Ali se dedicó a defender los derechos humanos, con lo que originaba polémicas donde se presentaba. Se burlaba de sus adversarios, pronosticando en qué round y el lugar preciso en donde caerían aquellos que lo enfrentaban.

Individuo de profundas convicciones, se negó rotundamente a formar parte del ejército estadounidense en la guerra de Vietnam. Como resultado, las comisiones de boxeo en todos los estados le prohibieron subir al cuadrilátero. Al volver al boxeo, tres años y medio después, acabó en tres rounds a Jerry Quarry. Entre otros peleadores, podemos recordar que Ali se enfrentó en diciembre 1970 con Oscar “Ringo” Bonavena, a quien derrotó después de tres caídas en el quinceavo round.

   Alí sostuvo tres encuentros con Joe Frazier; el primero de ellos fue conocido como “la pelea del siglo”. El evento fue transmitido por televisión a buena parte del mundo y significó su primera derrota en el profesionalismo. En la revancha, primero, y en un tercer combate entre ellos, después, se vengó de Frazier derrotándolo por puntos y por nocaut, respectivamente.

   El famoso promotor Don King lo firmó como retador del entonces campeón mundial George Foreman, quien había sido medallista de oro en los Juegos Olímpicos en México en el año 1968. El 30 de octubre de 1974 se efectuó el combate en el país africano de Zaire, donde Alí le aplicó un demoledor nocaut en el octavo round a Foreman, quien nunca había perdido. Cada uno de los contendientes recibió cinco millones de dólares, una paga a boxeadores nunca vista y tal vez ni soñada hasta entonces.

   A partir de ahí, Ali se dedicó a defender el título y lo hizo en once ocasiones, perdiendo —en lo que constituyó una sorpresa para todos— precisamente en la undécima, frente a otro medallista olímpico, Leon Spinks, quien lo derrotó por puntos.

   Ali ganó la revancha con Spinks y sostuvo dos peleas más para después tomar la opción del retiro definitivo. Fuera del ring, Muhammad Ali se dedicó a ofrecer conferencias, prestar ayuda, y pregonar su religión, y así viajó por buena parte del mundo.

   Ya enfermo de Parkinson's, Ali conmovió al mundo cuando se le vio en la televisión cargando la antorcha olímpica en los Juegos de Atlanta 1996.

El Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y su presidente, José Sulaimán lo reconocieron durante la convención anual número 50 como el Rey del Boxeo. 

   El 3 de junio de 2016 el gran Muhammad Ali falleció en Scottsdale, Arizona y fue sepultado una semana después en el Cave Cemetery de Louisville, Kentucky, después de que más de quince mil personas desfilaron delante de su féretro para despedir al gran boxeador por última vez.