Escritora, compositora, y militante social y feminista, la carrera de María Elena Walsh no tiene parangón en la historia de la música argentina.
A pesar de haberse formado en la escena intelectual y locales nocturnos de París, en donde junto a su amiga Leda Valladares habían comenzado a componer canciones, Walsh regresó a su Argentina natal (había nacido un 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires) en donde comenzó a escribir sus inolvidables poemas para chicos, a los que luego se dedicó a musicalizar con una naturalidad muy fuera de lo común.
Para la imaginación del niño sus canciones eran a la vez dulces y dramáticas. Cómo olvidar el temor de la Reina Batata frente al cuchillo del cocinero, o la triste vida de la Tortuga manuelita, que desde Pehuajó se fue a París donde la plancharon “del derecho y del revés”, aunque regresó ya viejita y arrugada a encontrar a su tortugo.
Muchas de sus más emblemáticas canciones despertaban la inocente imaginación de los chicos como pocos han logrado hacerlo; desde El Reino del revés (“Me dijeron que en el Reino del Revés cabe un oso en una nuez, que usan barbas y bigotes los bebés y que un año dura un mes”) hasta Canción de la vacuna (“Había una vez un bru, un brujito que en Gulubu, a toda la población, embrujaba sin ton ni son”) en la que las travesuras de un brujito eran curadas con la vacuna de un doctorrrr manejando un cuatrimotorrrr…
Artísticamente revolucionaria y vanguardista, a fines de la década de los 60 Walsh comenzó a presentar espectáculos para adultos y a escribir textos para televisión y para otros músicos.
María Elena Walsh falleció en Buenos Aires el 10 de enero de 2011. Hoy, apuntan desde la Fundación María Elena Walsh, innumerable “escuelas, bibliotecas, plazas y salas culturales de todo el país llevan su nombre o el de sus personajes”.
Manuelita La Tortuga
de María Elena Walsh
Manuelita vivía en Pehuajó
Pero un día se marchó
Nadie supo bien por qué
A París ella se fue
Un poquito caminando
Y otro poquitito a pie
Manuelita, Manuelita
Manuelita dónde vas
Con tu traje de malaquita
Y tu paso tan audaz
Manuelita una vez se enamoró
De un tortugo que pasó
Dijo: ¿qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer
En Europa y con paciencia
Me podrán embellecer
En la tintorería de París
La pintaron con barniz
La plancharon en francés
Del derecho y del revés
Le pusieron peluquita
Y botines en los pies
Tantos años tardó en cruzar el mar
Que allí se volvió a arrugar
Y por eso regresó
Vieja como se marchó
A buscar a su tortugo
Que la espera en Pehuajó ¤