Bronca cuando se hacen moralistas y entran a correr a los artistas
En Argentina han surgido dúos excepcionales en todos los estilos de música: los tangueros evocarán a Gardel y Le Pera (zorzal y pluma); los folcloristas a las chamarritas de Los Hermanos Cuestas o los neuquinos Indios Tacunau, mientras que los fanáticos de las baladas y las peleas conyugales extrañarán a los hermanos Pimpinela (hay para todo).
Hoy, sin embargo, nos vamos a referir a esa inagotable fuente de talento que fue y es el llamado rock nacional. Quizás lo primero que le venga a la mente al lector es Sui Géneris, el dúo formado por Charly García y Nito Mestre, o tal vez los más jóvenes aportarán a la lista a Illya Kuryaki and the Valderramas.
Entre tantos grandes dúos de la música nacional, hoy vamos a recordar a los apóstoles rockeros Miguel Cantilo y Jorge Durietz, que en 1968 salen a la escena bajo el nombre Pedro y Pablo. “Había una onda de poner nombres históricos y entonces elegimos Pedro y Pablo, primero porque tenía que ver con la Biblia, después porque tenía que ver con un libro de moda en las librerías, y después porque tenía que ver con Pedro y Pablo de Los Picapiedras”, declaró alguna vez Miguel Cantilo.
Pedro y Pablo escribieron varias de las mejores páginas de la música argentina, con canciones de pura poesía, sensualidad e impecable armonía (Catalina Bahía), denuncia social (Marcha de la Bronca), o la melancolía de la vida diaria (¿Dónde va la gente cuando llueve?)
Debutaron discográficamente con Yo vivo en esta ciudad (1970), un discazo que inmediatamente los ubicó entre los grandes nombres del rock; poco después editaron Conesa (1972), y una década más tarde Contracrisis (1982), y Corazón Sudamericano (1985), un disco que no tuvo gran repercusión comercial. Un año antes habían lanzado Pedro y Pablo en vivo, en el que se incluía varios de los mejores temas del dúo.
Censurados durante la dictadura militar, luego de su exilio en Europa y reaccionando a los cambios de rumbo en las tendencias musicales, Miguel Cantilo regresó con su grupo Punch, ya con un estilo más new wave, aunque sin perder ese inusual poder de buscar a través de la música la salida humana a un mundo enfermo.
Catalina Bahía
Catalina tenía la rutina
Del eterno crepúsculo en la piel
Su comarca de sexo en una esquina
Sus hectáreas de pecho en un vaivén
Catalina sabía el argumento
De la sábana rota por amor
Me soplaba la letra con su aliento
Y nos iba surgiendo esta canción
Labio sobre labio sobre labio
Y la península mía
Beso contra beso contra beso
Y tu bahía
Cuando se hacen las dos de la mañana
Cuando se hacen las cuatro del amor
Sus pupilas hamacan porcelana
En ojeras de rimel y carbón
Catalina de fuego y nicotina
Esperando volver a comenzar
Bocanada profunda que ilumina
La mirada marrón de par en par
Labio sobre labio sobre labio
Y la península mía
Beso contra beso contra beso
Y tu bahía
La mirada en el techo de los días
La ceniza en el suelo del pudor
Y su nombre arrugado en una silla
Su apellido tendido del balcón
Encender la fogata que combina
Mi melena, la tuya y la del sol
Un retrato de fuego Catalina
Con rutina de lento caracol
Labio sobre labio sobre labio
Y la península mía
Beso contra beso contra beso
Y tu bahía.¤