Los hechos dramáticos que ocurrieron desde más o menos 1814 a 1824 en los que actuaron los gauchos de Güemes están muy bien referidos en la obra de Juan C. Avalos y Ramón Serrano.
Esta fue la guerra de guerrillas, del hostigamiento continuo a las tropas españolas en Jujuy, Salta, Tucumán y Alto Perú. Ataques fulminantes y por sorpresa.
De esos gauchos, el mismo Güemes dice: “Cuando los llamamos a la lucha están poniendo la cara y todo lo que tienen ante los fusiles del enemigo. Después, en tiempo de paz se quedan con los garrotes y las chuzas inútiles en las manos endurecidas y esperando que los que los mandaron a guerrear les digan donde están el arado, el surco y las tierras que ya no les pertenecen. A los hombre que han peleado con nosotros, les han matado los hijos y les han sacado sangre y hacienda”.
Siendo gobernador de Salta, Güemes recibe la noticia de la derrota de Rondeau en Sipe-Sipe. Esta batalla fue festejada por los españoles. De ahí se estableció que todo el que tuviera relación o simpatía con ese ejército debía dejar el país. Así fue, aun perdiéndose hombres de valía.
Herido en una celada nocturna, Güemes escapa y estando con los suyos recibe un mensaje del general Olañeta que le ofrece el mejor tratamiento de sus heridas por los mejores médicos, como una condición de renunciar a la lucha. Güemes llama al Coronel Ruíz y le dice: “En sus manos queda la defensa de nuestro territorio, júreme sobre esta espada poner a salvo a Salta y continuar la lucha hasta que no quede ningún invasor en nuestro suelo”. Luego que jura el coronel Ruiz, dice Güemes: “Señores ya lo han oído; no quiero favores con perjuicio para el país. Todos están dispuestos a morir antes de sufrir por segunda vez una dominación tiránica, odiosa y execrable. Pero una nueva fuerza brotará del dolor y los puños crispados y alma retorciéndose en sordas rebeldías escupirán venganza ante todos los déspotas y la tierra callada y los hombres caídos con espinas, con los dientes morderán las plantas, toda la tierra en armas, al soplo de ese espíritu que ha de vagar por ella como triunfal fantasma diciendo: montes, llanos, hombres, bestias, gusanos, toda la tierra en armas”.
Estas serían las últimas palabras de Güemes.
Esta obra fue adaptada por Ulises Petit de Murat, Luis Pico Estrada, Beatriz Guido y Leopoldo Torre Nilsson.
La película fue dirigida por Leopoldo Torre Nilsson y actuaron Alfredo Alcón, Norma Aleandro, José Slavin y Mercedes Sosa. ¤