La segunda invasión inglesa a Buenos Aires fue muy distinta de la primera, pues en ésta hubo que reconquistar la ciudad, mientras que en la segunda tuvieron que defenderla.
En forma resumida explicaremos aquí su desarrollo. El virrey Sobremonte llegó a Montevideo el 12 de octubre de 1806 con los hombres que había reunido en el interior. Su impopularidad lo obligó a asentarse en Piedras donde atendió los asuntos del virreinato.
En Londres, el gabinete, que no conocía la reconquista de Buenos Aires, decidió enviar refuerzos: para Beresford envió al general Samuel Auchmuty, quien pasaría a ser su segundo, con órdenes de mantener los puntos tomados (Maldonado, Punta del Este, Islas Gorriti y Lobos), y no se involucrara en asuntos de independencia. El Almirante Pophan fue relevado por el Contralmirante Stirling.
Auchmuty desembarcó con 6 mil hombres protegido por formaciones rocosas en una playa ubicada a unos 10 km. de Montevideo. En diez días, se libró de las resistencias en la campaña por la mala actuación del virrey. Sitió a Montevideo y la artillería abrió una brecha en la fortaleza que le permitió tomar la ciudad el 3 de febrero.
Todo esto había sido previsto por Sobremonte, Huidobro y Liniers. Conocida la situación en Buenos Aires, pueblo y autoridades pensaron que pronto sería atacada nuestra ciudad. Los criollos que mantenían contacto con Beresford, preso en Luján, veían más cerca la posibilidad de independencia. Por eso mismo, el Cabildo y la Audiencia resolvieron dos cuestiones: por un lado, ordenaron la destitución del Virrey Sobremonte, y por otro, mandaron a dos delegados con órdenes concretas a Luján, para requisar los papeles de Beresford y enviarlo a Catamarca. Beresford, sin embargo, huye embarcándose en un bote y logra encontrar al buque inglés Charwell, enviado por Auchmuty. El objetivo de Beresford y de los criollos que lo acompañaban era lograr la rendición de Buenos Aires sin derramamiento de sangre, pero luego Beresford partió a Londres rechazando ponerse al frente de los ingleses en Montevideo.
En los primeros días de mayo de 1807 salió de Inglaterra el General John Whitelocke, quien con muchos refuerzos desembarcó en Ensenada el 28 de junio. Organizó una fuerza de vanguardia con 2.500 hombres al mando del General Grower, quedó él con 4 mil soldados y la retaguardia comandada por el teniente coronel Mahon.
Liniers había logrado reunir 8 mil hombres. Dejó un millar en distintos puntos de la ciudad y el 29 de junio marchó para presentar batalla campal cerca del Riachuelo. Ese día llegó la orden de España promoviendo a Liniers a Brigadier y designando a Ruiz Huidobro como virrey interino, en reemplazo de Sobremonte, o quien tuviera el mayor grado militar. Ruiz Huidobro estaba preso en Inglaterra, por lo que la Audiencia nombró virrey a Liniers.
Dadas las dificultades del terreno, la marcha de los ingleses fue muy pesada. Tuvieron que atravesar bañados de 6 Km. de largo hasta llegar a lo que hoy es La Plata. Arribaron luego a la reducción de Quilmes para luego intentar cruzar el Riachuelo. La intención era primero tomar los cuarteles del Retiro por las afueras de la ciudad.
Liniers marchó hacia Miserere para cortarles el paso. Allí los ingleses lograron dividir a las fuerzas defensoras y hacerlas retirar. Según análisis posteriores de Liniers y de Álzaga, si esa vanguardia hubiera seguido y embestido hacia la ciudad a pesar de la noche, seguramente Buenos Aires hubiera caído.
El grueso del ejército inglés avanzó luego por el camino real (actual calle Rivadavia). Soldados y vecinos agrupados por Álzaga comenzaron a montar barricadas en algunas de las calles donde podían ingresar los ingleses. Se destacaron soldados en las azoteas y en los pórticos de las iglesias también se montaron cantones. Cuando finalmente el grueso del ejército inglés se reunió con la vanguardia en Miserere, se decidió avanzar en columnas a punta de bayonetas por doce calles hacia la plaza y el fuerte. El plano con que contaba Whitelocke estaba mal confeccionado por lo que las columnas avanzaron por calles cortadas o alejadas de la plaza.
El 3 y 4 de julio se hicieron los aprestos en ambos bandos. Por la mañana del 5 comenzó la marcha inglesa hasta el camino de las tunas (hoy avenidas Callao y Entre Ríos). Tronaron los cañones, señal de que comenzaba el duelo de metralla y fusilería del lado de los defensores, bayoneta y experiencia del lado inglés. Las columnas fueron rechazadas o desviadas. Las del Sur de la Plaza, comandadas por Crawfurd y Pack, son las que libraron los más cruentos encuentros.
Los ingleses se fijaron como objetivo tomar algunas iglesias para desde las alturas dominar la Plaza. Esos eran justamente los lugares más defendidos, por lo que las pérdidas de ambas partes fueron muchas y notables los esfuerzos por mantener posiciones.
Pasadas las doce, Liniers pidió la rendición de estas columnas a Crawfurd, pero éste se negó, por lo que se decidió bombardear la iglesia de Santo Domingo donde se habían atrincherado los ingleses. Éstos se rindieron recién pasadas las tres de la tarde. Las condiciones de rendición se la enviaron a Whitelocke el mismo día 5, pero éste pidió una tregua. El día 7, luego de consultar al almirante y a sus oficiales, aceptó la propuesta de Liniers que incluía la entrega de Montevideo. Este punto fue el que en el Consejo de Guerra que le realizaron en Londres, le valió la destitución y que se lo declarara incapaz de servir a la Corona Británica.
Hasta aquí, los triunfos sobre los ingleses. Después, con la tercera invasión, que fue económica, todo fue muy diferente. (Véase Número 78 de El Suplemento, septiembre del 2006: “La tercera y victoriosa invasión inglesa”) ®