No fueron pocos los “argentinos de bien” que durante la última dictadura militar supieron acomodarse con aquellos que irrumpieron en el poder para sumarse a la patriótica tarea de saquear el país. Nunca deja de sorprender la manera en que estos “demócratas” se reciclan; lo más llamativo es que hoy, enriquecidos gracias a los negocios que supieron realizar mientras miles de sus compañeros desaparecían o marchaban al exilio, no tienen mayores problemas en reescribir la historia y ubicarse del lado de los luchadores.
Hay una canción que dice algo así como “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”. En Argentina, a lo largo de los años, nos han hecho acostumbrar a la idea de que no sólo hay otra historia, sino que hay muchas otras historias.
Así por ejemplo, cualquier adulto de hoy se sorprendería al leer un libro de historia de los utilizados en la enseñanza media actualmente, por la gran divergencia que hay entre lo que a nosotros nos han enseñado sobre hechos y personajes de nuestra historia y lo que se dicta hoy día.
Así, la historia se nos va contando de acuerdo a la conveniencia del gobernante de turno. Ese modus operandi no sólo se usa para describir los acontecimientos históricos desde el nacimiento de nuestro país, sino también para los hechos más recientes que tienen o tuvieron como actores a muchos de los protagonistas actuales de la política argentina. Por ejemplo, quién escuche al matrimonio Kirchner referirse a los derechos humanos o al último proceso militar, creerá que el actual presidente y la primera dama, en esa época turbia de Argentina estaban enfrentados al poder militar y defendían los derechos humanos. Nada más lejos de la verdad, ya que iniciaron su fortuna aprovechando al máximo una de las leyes más terribles de Martínez de Hoz, la famosa ley de indexación 1050.
Hoy en día hay sectores políticos que califican el gobierno de Carlos Menem como un ejemplo de corrupción en todos los niveles, por consiguiente, el ex presidente es odiado y vituperado; esos mismos sectores denostan también a los Estados Unidos con el mismo fervor que a Menem; como diríamos los argentinos, tanto el riojano como el país del norte que él tanto decía admirar, están para el cachetazo. Pero que ciertos personajes estén de última, tampoco quiere decir que se les pueda achacar todos los males a estos odiables. Carlos Menem no gobernó solo, sino que todo el aparato partidario peronista estaba junto a él. En la crítica a Carlitos Primero de La Rioja, el matrimonio K parecería querer mostrar que durante la década del 90 fueron incansables luchadores en contra del status quo, pero otra vez, como en el caso del Proceso, es todo lo contrario. Son incontables las veces que durante los primeros años de la década del 90, cada uno desde su lugar, defendió la política menemista, llegando en muchos casos a proclamar a Menem como uno de los mejores presidentes argentinos. Poco tiempo atrás, el diario Perfil encontró esta perlita sobre esta gente tan “anti privatización”:
“El 17 de septiembre de 1992, siete días antes de la aprobación de la venta de YPF, la actual senadora por Buenos Aires y posible candidata presidencial llevó la voz cantante en una sesión especial de la Legislatura santacruceña para presionar a los diputados nacionales por esa provincia a que aprobaran la privatización de la hasta entonces petrolera estatal. El proyecto fue avalado por el actual jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga. Una semana después, el hoy secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, defendió en el Congreso Nacional la venta de la empresa para ‘fortalecer a Menem’. El 31 de diciembre de 1990 mediante el Decreto N° 2.778, el Poder Ejecutivo Nacional transformó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado en YPF S.A. El proceso de venta siguió en octubre de 1992 cuando, mediante la Ley 24.145, se privatizó el resto del capital social disponible y se transfirió a las provincias el dominio de los yacimientos de hidrocarburos. Los meses previos a finalizar la venta, el debate en la Cámara de Diputados de la Nación no tuvo tregua. En ese entonces, Cristina Fernández, que es Kirchner, era diputada provincial en Santa Cruz. El 17 de septiembre de 1992, siete días antes de la aprobación de la venta de YPF, la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz se reunió en sesión ordinaria y trató sobre tablas, y a mano alzada, el proyecto impulsado por Cristina Fernández de Kirchner, quien ante la Cámara de Diputados declaró textualmente la ‘Necesidad de sanción del proyecto de Ley nacional Ley de Federalización de los Hidrocarburos y de Privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales’. Se trató casi de un pedido desesperado. El proyecto fue firmado por Cristina Fernández de Kirchner, el actual secretario de Inteligencia de la Nación, Héctor Icazuriaga, y los diputados Ana Ester Parisari y Argentino Alvarez. La agencia de noticias OPI Santa Cruz tuvo acceso al diario de esa sesión. A continuación, los fundamentos que expresó la diputada Kirchner ante la Honorable Cámara de Diputados. Dijo textualmente: ‘Señor presidente: Venimos a requerirle que, a través de una declaración, nuestra Honorable Legislatura se expida exigiendo a los diputados nacionales del Distrito que posibiliten el tratamiento del proyecto de Ley de la Nación que trata sobre la transferencia del dominio público de los Yacimientos de Hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentre (trámite parlamentario 78-s-1992) en tanto se juega allí la perspectiva de futuro de nuestra Provincia ya que es aquella norma el marco adecuado para la resolución de las controversias que frente al Estado Nacional hemos tenido. Es que un conjunto de legisladores de la Cámara de Diputados de la Nación, cada uno con sus respectivas razones, vienen obstruyendo la posibilidad de que aquella Ley de Federalización de Hidrocarburos y de Privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales tenga siquiera su tratamiento en esa Cámara. Como se comprenderá, ninguna argucia reglamentaria debe estar puesta al servicio de retrasar las soluciones que nuestra Provincia necesita. Del dictado de esa ley depende hoy el envío de los 480.000.000 de dólares y el pago de nuestra parte en la licitación de las áreas ya concretada. (…) Proponemos tal declaración de aptitud moral que nos da el hecho de haber desoído cualquier presión partidaria o gubernamental, o cualquier cuestión de disciplina partidaria, a la hora de defender nuestro territorio. Nadie podrá desde la perspectiva de una supuesta obligación impuesta por la disciplina partidaria oponerse a la declaración ni dejar de cumplir sus postulados, cuando está en juego, como está, la perspectiva del futuro económico provincial, como el prestigio de la Provincia como también el de la Cámara en particular”.
Sin comentarios…
Con respecto a Estados Unidos, sin querer defender ni agregar nada, en Argentina se tiene una pésima imagen de este país. Pero en las privatizaciones llevadas a cabo en los 90, Estados Unidos tuvo un porcentaje muy bajo en la compra de ex activos estatales. Pero poco se dice en nuestro terruño sobre el país que más aprovechó el negocio de las privatizaciones en Argentina y esa fue la madre patria, España. Sólo por dar dos ejemplos, citamos el de Telefónica e Iberia, siendo esta última quizá la que protagonizó la peor privatización de todas, cuando compró Aerolíneas Argentinas. Kristina, a pocos días de lanzar su candidatura presidencial, no comenzó a hacer proselitismo recorriendo el conurbano bonaerense, ni las provincias, ni los barrios de la capital argentina; comenzó su campaña electoral viajando a España. ¿Votan los españoles? se preguntará usted. Por supuesto que no. La actual primera dama fue a convencer a empresarios españoles para que inviertan en Argentina. ¿A cambio de qué? La respuesta será: para vender las últimas joyas de la corona. Pero lo gracioso de esto es que en este doble discurso y en este constante contar la historia de acuerdo a las conveniencias, el Presidente apuntó contra “algunos empresarios españoles” a quienes acusó de “hacer lobby permanente” por las tarifas.
Y dijo: “Hay ciertas maniobras de empresarios españoles, que son incorregibles. Yo los conozco. Están haciendo lobby permanentemente y esto hay que tenerlo claro”.
Estas menciones a los ejecutivos españoles por parte de Kirchner se produjeron pocas horas después de que la primera dama y postulante a sucederlo regresara de su viaje a Madrid, el primero desde la oficialización de su candidatura, viaje de neto corte seductor a los inversionistas españoles. Desde que los Kirchner son gobierno, según un estudio de Poder Ciudadano, la publicidad oficial aumentó en un 388%, una manera muy convincente para presionar para lograr que la ciudadanía se crea “la historia oficial” y convencerlos también de lo conveniente que sería que los Kirchner se sucedieran en el poder por lo menos por dos mandatos cada uno. Y así nos convencerá el Presidente de lo que opina sobre su mujer como sucesora: “Cristina será el nuevo amanecer de la Patria”. ®