Los refranes, a veces, se contraponen en todo o en parte. Así, por ejemplo, con referencia al juego (del latín Jocus: Chanza, Broma) se dice “De enero a enero la guita es del banquero”, que es como decir “La guita busca a la guita” y que sirve en cierta manera, para desalentar a los jugadores. Pero por otro lado se afirmará que “El que no arriesga no gana”, impulsando en cambio a jugar, a probar suerte.
Con respecto a la suerte (del latín sors, sortis: enlazar) Martín Fierro dejó sentado que “Pa' todos está escondida la güena o la mala suerte” porque “Contra el destino nadie la talla” y habrá que conformarse con lo que éste nos quiera dar”.
Recordemos también que la fortuna que viene del latín fors, fortis y significa casualidad, suerte.
Peligroso es encontrarse con un tahúr (del árabe dahul: engañador) porque “todo el que vive del juego anda a la pesca de un bobo” confirmando que “El vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo”. El tahúr siempre pensará que “No hace daño tener un as en la manga”. En muchos casos, sin embargo, el tahúr también cae en desgracia porque “Desde que el tahúr pierde su vergüenza, a los dados jugará sus ropas y todo lo ganado”.
Para descorazonar a los pobretones se afirma que “el que juega por necesidad pierde por obligación”. Y para establecer una ley de compensación se nos dice que “Desafortunado en el juego, afortunado en el amor” y viceversa. “En la arena se conocen los pingos” comentará más de un entendido burrero y tendrá que romper los boletos cuando su pingo salga último. Además los que son ganadores tendrán que tener muy en cuenta que “Cuanto mayor es la fortuna, tanto menos segura”
Y esta fortuna, que como hemos dicho significa suerte, es magnificada por Julio César cuando dice (no refiriéndose al juego sino al azar) “Vayamos donde nos llaman los prodigios de los dioses y la iniquidad de nuestros enemigos. La suerte está echada”.
Todavía Martín Fierro afirmó “Comete un error inmenso el que de la suerte presuma” porque “Cuando la fortuna te ayuda, estate atento, porque la rueda gira.”
Fuera de todo esto un buen padre rogará siempre para que “Hijo envidador, no nazca en casa” por los desórdenes y perjuicios que trae consigo el vicio del juego.
Para terminar recordemos que los astrólogos nos enseñan que “Algunos nacen con estrellas y otros estrellados” Creemos que con respecto al juego todo lo dicho es suficiente.
Como broche final me despido recordándoles lo que dejó establecido Horacio en sus Odas: “Pallida morsaequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres”.(La pálida muerte golpea con el mismo pie las chozas de los pobres y las torres de los reyes) Ø