Durante más de cuarenta años, de 1898 a 1939, una revista supo reflejar fielmente la realidad argentina de la época. Por ella desfilaron las personas y los personajes que signaron la vida de los argentinos. Ella fue: Caras y Caretas. Hagamos un repaso de las actuales “caretas” que tanto tienen que ver con nuestro triste presente y de las “caras” que pueden llegar a incidir para el logro de un digno futuro nacional en un mundo más equitativamente globalizado.
CARETAS
Raúl Ricardo
Depositario inicial de la esperanza de un nuevo país, inició lo que sería un nueva era sustentada en el discurso ético, y en la definición de la democracia como aquella forma de gobierno que “con la democracia se educa, se cura y se come". Dicha definición es la prueba palmaria de que lo que hemos tenido los argentinos en los últimos veinte años no ha sido una democracia, ya que no sólo no se educa, no se cura y no se come, sino que tampoco hay justicia, y la seguridad física de personas y bienes tampoco existen. Desde el advenimiento de "esta" forma de gobierno mal llamada democracia, los argentinos vivimos bajo el control de corporaciones prebendarias y corruptas que se complementaron, autoprotegieron y autoenriquecieron a costa del deterioro de la calidad de vida de la gente.
Alfonsín no pudo con la corporación sindical, no pudo con la corporación carapintada, y su discurso ético se desdibujó en los hechos en contubernios y pactos espurios con la oposición, constituyéndose en uno de los referentes más conspicuos de otra corporación: la de los políticos, que aún hoy se revuelca en el fango de la corrupción, y se niega a abandonar el poder, desoyendo el "que se vayan todos", intentando reciclarse o maquillándose con afeites y cosméticos que la muestren distinta, aunque en realidad detrás de la nueva pátina sigue siendo tan indeseable como siempre.
Con una furibunda hiperinflación, tuvo que irse por la salida de servicio antes de cumplir su mandato, aunque no dejó de tejer alianzas y pactos entre bambalinas, que posibilitaron entre otras cosas la continuidad en el poder de su sucesor en contra de lo legalmente preestablecido.
Carlos Saúl
Aprovechando ese estigma de las grandes mayorías de estar siempre tras la búsqueda mágica de un ser providencial, un padre magnánimo y benefactor que solucione todos los problemas individuales y colectivos, supo armar, desde el autoconvencimiento, la imagen de líder mesiánico a quien todos debían seguir porque "no los iba a defraudar". Hartos del hermoso discurso del anterior presidente que sonaba bien a los oídos pero que en la práctica no se condescendía con la brutal hiperinflación y la falta de capacidad administrativa tan afín a los radicales, las masas populares lo siguieron a este hijo de la Rioja como al flautista de Hamelin, embelesándose los oídos con las melifluas melodías de "estamos en el primer mundo" y "un peso un dólar". Mientras tanto, iban desapareciendo a (y en las) manos de otros- nuestras riquezas estratégicas: luz, gas, petróleo, ferrocarriles y telecomunicaciones, con el irrefutable argumento de que en nuestras manos daban pérdida. O sea que en vez de eliminar la corrupción estructural de la política y las reparticiones estatales para no ponerse en contra a la corporación sindical, se desprendió graciosamente de nuestros intereses nacionales primordiales, sin establecer, siquiera, mecanismos adecuados de auditorías y control de gestión.
Domingo Felipe
Otro gran ilusionista y prestidigitador económico, omnipresente en la historia reciente del país, ya que estuvo con todos: militares, peronistas y radicales.
Este personaje ha tenido actitudes muy interesantes, como la que tomó durante la dictadura militar al estatizar graciosamente la deuda privada, liberando de compromisos externos en miles de millones de dólares a empresas como Acindar, Autopistas Urbanas, Bridas, Banco de Italia, Celulosa Argentina, Cogasco, Pérez Companc y Techint, y trasladando dicha deuda a los ciudadanos. El pragmático pelado “socializó” la deuda, e hipotecó la vida de la gente sin ponerse siquiera colorado.
La hiperinflación alfonsinista lo llevó (alentado por el FMI) a tomar la arriesgada medida de anclar el peso al dólar. Su “Plan” de Convertibilidad no era ningún plan, sino un mero anclaje de divisas sin ningún tipo de sustento que garantizara crecimiento sustentable. Fue así que sin plan económico, las empresas fueron desapareciendo, lo que trajo aparejado la disminución de las fuentes de trabajo. Domingo Felipe fue el perfecto instrumentador local de una metodología impuesta desde afuera que favoreció la colocación de excedentes financieros internacionales, pero no para la radicación de industrias de base, sino para la fuga de capitales de locales y foráneos. Descansa actualmente en NYC, en mérito a su labor.
Horst, Anne, Paul y Hans (Los “amigos” del Fondo y aledaños)
Simpático grupo de gente de mirada unidireccional y verba dispendiosa, habituada a escuchar sólo lo que le conviene y proceder en consecuencia con actitudes particularmente perversas. Hans fue uno de los miembros del equipo de "notables" designado por el FMI que estuvo en Buenos Aires. Como noble caballo que ve en una sola dirección a causa de sus anteojeras, su discurso denota el mismo desprecio hacia los argentinos que suele demostrar la germana Anne. Las recientes palabras de Hans fueron muy edificantes: "La Argentina ha caído en la insignificancia por su propia culpa y, posiblemente, para siempre", sintetizando con admirable síntesis teutona un diagnóstico: "somos insignificantes" y una prospectiva: "siempre lo seremos".
Si quedara en algún lado algo de orgullo nacional, quizás la repulsa a sus palabras hubiera sido unánime, pero el nuestro es un país declinante que está "para el cachetazo". El país es un boxeador que está groggy por la paliza que le propinaron las corporaciones corruptas de adentro y de afuera, y encima, estos nuevos “coaches” provenientes de los organismos internacionales de crédito, intentan “despertarlo” zamarreándolo, pegándole más piñas y sopapos.
En su visión de piñón fijo, Hans seguramente hará oídos sordos de los argumentos pro-Argentina y anti-FMI de Joseph Stiglitz, el hombre surgido del riñón del poder económico pero ahora converso. Tampoco analizará como dijimos anteriormente en EL SUPLEMENTO que desde 1976 la deuda argentina aumentó 20 veces pero ya se pagó 25 veces, y mucho menos entenderá que gran parte de la misma es absolutamente ilegítima. En tanto Argentina, la mejor alumna, la niña mimada por los dueños del poder mundial por cumplir al pie de la letra sus recetas durante los años noventa, hoy es "la peor de todas”... De santa a meretriz. De Margarita a Margot.
CARAS
Joseph Stiglitz
Dicen con razón, que no hay mejor defensor del aire limpio y peor enemigo del tabaco, que un ex-fumador. Ex-economista en Jefe del Banco Mundial (del cual fue despedido en 1999 por osar poner el dedo en la llaga del establishment), experto en mercados con información asimétrica, Premio Nobel de Economía 2001, atribuye la crisis principalmente al sistema de tipo de cambio fijo y a la aplicación de las políticas contractivas recomendadas por el Fondo. Joseph Stiglitz fue uno de los primeros en denunciar el reduccionismo perverso de atribuir exclusivamente la crisis argentina “al gasto desenfrenado y las políticas populistas, la mala administración y la corrupción política”. La opinión pública mundial está bombardeada con esta visión parcial de la realidad, que condena a todos los argentinos al oprobio mundial, sin hacer distingos entre honestos y deshonestos.
Stiglitz advirtió que exigiendo el corte de gastos a mansalva sin generar fuentes de trabajo ni estimular la producción y el consumo no llevaría a otra cosa que el colapso económico
"Si Argentina no hubiera privatizado, su presupuesto 2001 habría mostrado realmente un superávit". “En el centro de los déficit presupuestarios de Argentina no se encuentra el gasto excesivo sino la caída de la actividad económica, que llevó a su vez a un descenso de la recaudación impositiva”. “La políticas de tipos de cambio fijo que el FMI apoyó en Argentina, nunca funcionaron"
Otra de las causas del default fue paradojicamente- que debido a las crisis financieras mundiales, Argentina -como “país emergente- se vio obligada a abonar tasas cada vez más altas a sus acreedores para “evitar el riego de default”
Jorge Ballesteros
Juez federal argentino que en julio del 2000 acuñó un concepto por demás interesante en el veredicto final de la investigación que se llevó a cabo sobre la deuda:"La deuda externa de la nación ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política-económica vulgar y agraviante que puso de rodillas el país a través de los diversos métodos que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados -nacionales y extranjeros- en desmedro de sociedades y empresas del estado que, a través de una política dirigida, se fueron empobreciendo día a día, todo lo cual, inclusive, se vio reflejado en los valores obtenidos al momento de iniciarse las privatizaciones de las mismas. Desde el año 1976 el país fue puesto bajo la voluntad de acreedores externos”
Carlos Calvo
Entre 1868 y 1896 este abogado argentino desarrolló y defendió con valentía y vehemencia absoluta la soberanía nacional. Dijo Calvo: “los intereses extranjeros y las inversiones foráneas deben estar incondicionalmente sujetas a las leyes nacionales, con prescindencia de las nociones extranjeras sobre la sacralidad de los contratos”. “Los Estados deben actuar en función de sus intereses tal como los perciben, aun si esto apareja el desconocimiento unilateral de las deudas”.
En su “Derecho internacional teórico y práctico” publicado a mediados del siglo XIX, desarrolla el principio de que “ningún gobierno debe apoyar en las armas, reclamos pecuniarios contra otro país”
Nos queda el consuelo que, al menos una vez, hubo un jurista argentino y patriota que se opuso con determinación a la prepotencia de los dueños del poder, y tuvo la “osadía” de defender soberanamente los intereses estratégicos de la Nación Argentina con los mismos argumentos que utilizaron en su momento los países soberanos del primer mundo.
Sigamos deleitándonos con los escritos de este abogado que tuvo el necesario nivel de testosterona: "A nuestros ojos, el carácter esencial de la soberanía de un Estado no reposa sobre su mayor o menor dependencia de otro, sino sobre la facultad que tiene de darse una Constitución y los de establecer sus leyes, sin la intervención de una nación extranjera."
Naom Chomsky
Para ratificar los asertos de Calvo, este lingüista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), advierte: “Las agencias de inteligencia de EE.UU. predicen que la "globalización" (o sea la forma particular de integración económica neoliberal favorecida por los centros del poder) continuará, llevando a una creciente desigualdad y a un aumento de la volatilidad financiera. Una preocupación importante es la creciente brecha entre "los que poseen" y los que "no poseen," que también prevén como consecuencia de la versión de "globalización" basada en los derechos del inversionista. Esperan, razonablemente, que el resultado será la agitación entre una cantidad creciente de gente empobrecida en todo el mundo, que tendrá que ser controlada por la fuerza”
Eric Toussaint
Otro “demonio” para la visión de los centros del Poder Mundial, el belga Eric Toussaint, uno de los fundadores del movimiento a favor de la condonación de la deuda externa a los países en vías de desarrollo, comenta, con propiedad, cosas como estas: “Desde la eclosión de la crisis de la deuda en 1982, los flujos netos de capital se dirigen desde los países en desarrollo hacia los países ricos, y no a la inversa, como dicen, sin fundamento, los dirigentes de las instituciones financieras internacionales. Desde hace dos decenios asistimos a una transferencia neta masiva de riquezas hacia el norte rico. El mecanismo de reembolso de la deuda se ha sumado a otras calamidades preexistentes (intercambio comercial desigual, pillaje de las riquezas naturales y humanas, fuga de cerebros, repatriación de beneficios hacia las casas matrices, etc.) y las ha reforzado fuertemente. Desde 1982, el equivalente a varias decenas de planes Marshall, fue transferido por la población de los países en desarrollo a los acreedores del norte”
Toussaint sustenta su tesis de condonación de la deuda eterna de los países emergentes, citando precedentes históricos, como la anulación de la deuda del país de Paul O'Neill (EEUU) con Inglaterra, la deuda rusa de 1918, la deudas de guerra de Francia e Inglaterra, y la de buena parte de la deuda alemana en 1953, país de referencia de los simpáticos detractores de Argentina Hans Tietmeyer, Anne Krueger, y Horst Köhler.
Las caras del futuro
Las caras del futuro, aquellas con las cuales podemos alentar la esperanza de construir una nueva Argentina, son múltiples y variadas. Están la de los políticos que intentaron en la soledad de su cargo, luchar contra la corrupción estructural del poder y de los partidos políticos tradicionales, y entendieron que la única manera de vencer a las corporaciones es con poder. Con poder y consenso construido desde abajo hacia arriba. Porque vieron que luchar aisladamente los ha llevado a ser neutralizados o directamente expulsados del sistema, como el caso de Patricia Bullrich cuando tuvo la valentía de cantarle varias verdades a uno de los representantes de la corporación sindical.
Otros, como Reutemann, que sí lograron alcanzar la cuota de poder que les permitió consolidarse en su cargo, decidieron quedarse stand-by, a la espera de que surjan tiempos de aire puro y transparencia en el seno de los partidos tradicionales. Otro tanto Terragno, quizás una de la poquísimas figuras rescatables de un patético partido radical.
Desde fuera del sistema (más allá del cacerolazo de los ahorristas cuya vitalidad democrática surgió no porque les mancillaran los sentimientos patrióticos, sino porque les tocaron el bolsillo) la gente decente, el pueblo, este convidado de piedra a los tejes y manejes de los corruptos de adentro y afuera, está comenzando a tomar conciencia de su poder en cuanto que es el soberano de la nación. Participar es la consigna. Comprometerse, integrar organizaciones y redes solidarias, asambleas populares, conformar nuevos partidos políticos, involucrase en la cosa pública. Atacar a este sistema pseudodemocrático con ideas y propuestas, desde afuera o desde adentro del mismo, para que finalmente, en paz, en equidad, podamos tener en Argentina una verdadera democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Ø